martes, septiembre 10, 2024
Nacionales

Chubut, días de furia

“Necesitamos de tu ayuda. Que se sepa que Chubut se encuentra en llamas

y un pueblo está dispuesto a luchar”.

Palabras de un trabajador estatal.

Por Jorge Montero/El Furgón –

Arrinconado por la crisis, ahogado por los paros y cortes de ruta, encerrado por las propias vallas policiales que hizo poner en la Casa de Gobierno de Rawson, el gobernador Mariano Arcioni se ve cada vez más aislado, y vive horas aciagas. Chubut se ha transformado en una provincia quebrada económicamente, asfixiada por la deuda, sin dinero para hacer funcionar la maquinaria gubernamental, y con los trabajadores estatales movilizados, reclamando por sus salarios adeudados.

Ante la inmensa dificultad para encontrar interlocutores de un gobierno nacional en retirada a quienes pedir fondos frescos, al gobernador Arcioni sólo parece quedarle el ejercicio de malabares desesperados para tratar de llegar al fin de su mandato el 10 de diciembre. Deposita ahora todas sus esperanzas en la fórmula presidencial Fernández-Fernández, a la que recientemente se alineó tras su paso por el Peronismo Federal. Espera que al asumir el próximo gobierno pueda conseguir algún respiro financiero. Pero aún queda una eternidad de cuatro meses, en medio de un país signado por la inestabilidad y la amenaza latente del caos social.

Marcha del 22 de agosto

Un dato político para nada menor es que la crisis provincial estalla apenas dos meses después de la elección de Mariano Arcioni para un nuevo mandato, el pasado 9 de junio. Un capital electoral que se diluye vertiginosamente entre sus dedos, mientras que la alianza política que lo sostiene se va descomponiendo aceleradamente, con ministros y asesores abandonando con presteza un barco provincial escorado.

La Asociación de Magistrados ya denunció penalmente al gobernador Arcioni por “demorar arbitrariamente los pagos de los funcionarios”, junto al ministro Coordinador de Gabinete Federico Massoni, al ministro de Economía Oscar Antonena y al ex ministro Luis Tarrió -el mismo que al grito destemplado de “yo no trato con hijos de puta, me voy”- le comunicó su renuncia al gobernador.

Masivas marchas de trabajadores estatales se suceden en toda la provincia. Las protestas se encadenan contra el pago escalonado de salarios, los incumplimientos en las paritarias y la parálisis de la obra social. Cuentan con el apoyo de otros trabajadores, de vecinas y vecinos, de madres y padres de los alumnos, de los petroleros que, con rebeldía, desoyen el mandato del secretario general de su sindicato, de los empleados de comercio que no pueden abandonar su puesto de trabajo, pero aplauden en la vereda cuando pasan los estatales marchando.

Alberto Fernández y Mario Arcioni

El torpe intento de represión la semana pasada en Comodoro Rivadavia contra los docentes de ATECh (Asociación Trabajadores de la Educación de Chubut) mientras repartían volantes entre las camionetas que transportan a los trabajadores petroleros, y que originó la detención de los referentes docentes Daniel Murphy y Magalí Stoyanoff, estuvo a punto de originar un estallido provincial de consecuencias imprevisibles. No resulta casual que, sólo la policía provincial, haya cobrado en tiempo y forma sus salarios. Tras casi diez horas de detención, Murphy y Stoyanoff recuperaron su libertad, en lo que fue celebrado como un triunfo de la dignidad y la lucha de los trabajadores. El accionar represivo, lejos de amedrentar a los estatales, catalizó la bronca acumulada, y hoy en los cruces de las rutas 3 y 26, 3 y 39, en Manantiales Behr y Cañadón Perdido, en los barrios Astra, Laprida y Diadema, se suceden cada vez más nutridos cortes para bloquear los accesos a los yacimientos de hidrocarburos. La solidaridad de muchos trabajadores petroleros, contrasta con la actitud de la burocracia de su sindicato.

No es nuevo el accionar de Jorge “Loma” Ávila, secretario general del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Chubut, sostén político y socio en los negocios del gobernador Arcioni. Acaba de declarar que “los resentidos de siempre desestabilizan la provincia”, aludiendo al daño que las medidas de protesta de los trabajadores estatales causan a las operadoras petroleras que demandan el “desalojo de las rutas”.Como si fuera poco, Ávila afirmó enfáticamente, que de la crisis actual de Chubut se sale “trabajando” y “apostando a nuevas actividades: la minería es una”. Inmediatamente, los sectores ambientalistas de la provincia le salieron al cruce.

Marcha en Chubut

Ahora el sindicato petrolero acaba de decretar un paro de 24 horas, no en solidaridad con los trabajadores movilizados, sino en contra de la decisión del gobierno nacional de avanzar en el congelamiento del precio del crudo y los combustibles. Una vez más el peronista Ávila actúa como mascarón de proa de las multinacionales petroleras de la Cuenca del Golfo de San Jorge.

Mientras tanto se multiplican las movilizaciones populares. En Trelew, unos 3.000 trabajadores, tras concentrarse en la Plaza Independencia, marcharon por las calles céntricas de la ciudad. Igualmente, en Puerto Madryn, cientos de manifestantes corearon consignas contra el gobierno en su recorrido entre el Monumento a la Galesa y la Escuela Politécnica, en apoyo a los estudiantes que realizan una toma pacífica del establecimiento. También en Rawson, durante la emblemática fecha del 22 de agosto, una multitudinaria caravana de vehículos llegó a la capital provincial desde el Centro Cultural por la Memoria, donde se conmemoró un nuevo aniversario de la “Masacre de Trelew” ocurrida en la Base Almirante Zar de esa ciudad en 1972.

Tras manifestarse frente a la casa de Gobierno, la multitud reunida escuchó a referentes de la Mesa de Unidad Sindical (MUS) reclamar la convocatoria a un paro en todo el país por parte de la Ctera y la Federal de Salud, y lograr que el conflicto tenga alcance nacional. Santiago Goodman de ATECh, cerró el acto en Rawson afirmando: “La semana que viene vamos a estar en la ruta, vamos a continuar el paro hasta que cobre el último compañero, nosotros no damos tregua porque a nosotros no nos dieron tregua”.

Cabeza de la marcha del 22 de agosto

Por su parte en Esquel, más de 12 cuadras de trabajadores, docentes, judiciales, viales, judiciales, asalariados de Obras Públicas, de Bosques, de la Pesca, del hospital local y centros de salud barriales, brigadistas y jubilados, coreaban su rechazo a la política provincial. Al “Esquelazo”, convocado por MUS, que agrupa los sectores en lucha, se fueron sumando trabajadores de La Trochita, bancarios, empleados de Luz y Fuerza y municipales de la ciudad que abandonaron sus tareas a media mañana. Los estudiantes de nivel medio, de los institutos de formación docente, de la Universidad Nacional de la Patagonia y de la Universidad de Chubut también dijeron presente en la multitudinaria convocatoria. Para el cierre de la “pueblada” los distintos gremios, destacaron oradores que tras denunciar la dramática situación que viven los más de 39.000 trabajadores estatales chubutenses y los 17.000 jubilados, la emprendieron con durísimas críticas contra el gobierno provincial.

El saludo entre Arcioni y Ávila

Los trabajadores chubutenses tienen experiencia en crisis provinciales que desembocan en rebeliones sociales: en 1990, se produjo el “Chubutazo” que dio por tierra con el gobierno del peronista Néstor Perl, quien debió renunciar un año antes de finalizar su mandato. Se sucedieron los enfrentamientos, entre 1991 y 1999, durante sucesivos mandatos del radical Carlos Maestro, mientras celebraba a los abrazos con Carlos Menem el desguace del sistema educativo nacional, impulsando la fracasada reforma pedagógica, acompañada de un congelamiento salarial. En 2003 se produjo la rebelión encabezada por los habitantes de Esquel contra la multinacional minera Meridian Gold, que finalizó con el plebiscito del 23 de marzo y con el 81 por ciento de la población dejando en claro la voluntad de la comunidad: “No a la mina”. En 2016, las puebladas contra los despidos petroleros paralizaron Comodoro Rivadavia. El año pasado se sucedieron las huelgas docentes, con cien días de acampe frente a la Casa de Gobierno, tomas de edificios públicos y movilizaciones, muchas de las cuales terminaron con represión policial.

No es nuevo que los gobiernos provinciales intenten demonizar a los trabajadores estatales en lucha, mientras están inmersos en profundas crisis económicas que ponen en riesgo la gobernabilidad. Y esto va más allá del color del partido o facción política que tenga en sus manos la gobernación.Los desaguisados financieros no hacen más que potenciar el largo estancamiento de las economías provinciales.

Ávila durante la campaña electoral de agosto

El descalabro financiero de Chubut es previo a la actual crisis y se viene desarrollando como mínimo desde 2017, cuando el gobierno provincial comenzó a tomar vorazmente deuda y la fue refinanciando (pateando para adelante) mientras simultáneamente la engordaba insaciablemente. Este mecanismo macabro de pedir más y más plata para gastos corrientes se transformó en una bola de nieve que estalló cuando Nación imposibilitó los refinanciamientos y cortó los flujos de nuevos endeudamientos. La bomba se activó, y solo las elecciones anticipadas de junio, evitaron la implosión provincial con anterioridad. El stock de endeudamiento público ascendía -datos para el primer trimestre de 2019- a la friolera de 46.995 millones de pesos. Con un elemento clave, el 87 por ciento del total de los préstamos es en dólares.

Esta doble crisis económico-financiera y política, avanza rápidamente hacia una crisis institucional: nadie puede asegurar hoy que el gobernador Mariano Arcioni -electo para un nuevo mandato en junio pasado-, pueda llegar a diciembre, y tomar aire a partir de la asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.

Movilización de trabajadores de Luz y Fuerza en Rawson

Mientras tanto, los trabajadores en lucha van consolidando una conciencia colectiva a partir de su unidad; cuando se encuentran en las marchas y en los cortes de ruta; cuando rescatan la memoria de sus luchas anteriores desde los “Mártires de Trelew” al “Chubutazo”; cuando en medio del frío y la bronca van decidiendo en las masivas asambleas su propio destino.

Chubut es un espejo que hoy refleja con nitidez la realidad del país. Haríamos bien en mirarlo.

Portada: Movilización en la ciudad de Rawson

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