Una niña fascinada con unos libros de la revista Billiken sobre mayas, aztecas e incas profundiza la lectura con enciclopedias. Pero necesita más y viaja con sus padres a las ruinas de Cayastá, en Santa Fe, y al yacimiento El Chocón, en Neuquén. Ya adolescente, mientras cursa la materia Problemática del Arte Latinoamericano, arma el rompecabezas de su historia personal y sabe “que todo esto me iba a gustar para siempre”.
Quisiera haber sido arqueóloga en Perú en la década del ’30 es una publicación de Maten al Mensajero que logra una identidad propia y sobresale en el catálogo de la editorial. La autora es Victoria Rodríguez, rosarina, quien visitó museos del país y el mundo. Quedó cautivada con las obras de los pueblos originarios: “Hay una extrañeza en la anatomía de los personajes y además el mundo que los rodea no está representado literalmente. Esa extrañeza viene un poco por el lado de la hibridación entre la anatomía humana y la animal”.
Booktrailer de “Quisiera haber sido arqueóloga en Perú en la década del ’30”
El paso por el museo Larco, en Perú, fue decisivo; allí encontró piezas “muy anteriores no sólo a la colonización sino también a los Incas”. En el medio de este proceso descubrió las historias de dos arqueólogas: Viktoria María Reiche quien en la década del ’30 investigó las Líneas de Nazca y Rebeca Carrión Cachot, conocida como la primera en esta disciplina en Perú.
Así, tras un registro fotográfico minucioso, Rodríguez armó su “propia colección dibujada y subjetiva de piezas arqueológicas increíbles” que va encontrando en museos. La historia es, además, una reivindicación del papel de la mujer en la arqueología, una disciplina dominada por los hombres.
“Es un gesto a favor de la visibilización de todas esas reliquias que muchos no saben que existen pero sobre todo una especia de revancha por las mujeres de la arqueología”, agrega la autora, licenciada en Bellas Artes (Universidad Nacional de Rosario).
El dibujo de Rodríguez intervenido por un texto que explica su formación profesional y también su pasión por la cultura, llega al lector en un formato que mezcla el fanzine, el libro y la revista, algo que reivindica su trayectoria en la autoedición y este salto en su primer trabajo para Maten al Mensajero.
Victoria Rodríguez respondió, desde Berlín, las consultas de El Furgón.
El Furgón: – ¿Este trabajo tiene su mirada personal sobre las obras al pasar de la fotografía al dibujo? ¿Destacó algún rasgo en particular?
Victoria Rodríguez: – Sí, tienen mi mirada personal ya que no son copias fieles de las fotografías, sino que yo fui destacando rasgos de las piezas que me interesaban más que otros. Desde el principio para mi fue un desafío poder dar cuenta por medio de dibujo (en dos dimensiones) de algo que existe en tres. Me parecía que quizás no iba a notarse que eran piezas cerámicas o que no iba a poder darles profundidad desde la línea, pero finalmente me sentí a gusto con los estilógrafos y gracias a la precisión que me ofrecen intenté recalcar algunos detalles como rajaduras o partes donde la pintura estaba gastada. Me gustaba poder enfatizar esas pequeñas marquitas que aparecían en las piezas que daban cuenta del paso del tiempo, o que habían estado expuestas antes a la intemperie y eso hizo que muchas de las características originales se transformen. En algunos casos me imaginé también cómo podrían haber estado pintadas y rellené las partes que me parecía según algunos indicios que veía en ellas. Muchas de las fotos estaban tomadas desde ángulos donde no se veían completamente todas las partes de la pieza, eso hizo también que a veces tuviera que completar las formas dejándome llevar por el recuerdo de lo que había visto y no había registrado fotográficamente.
E.F: – ¿Cómo fue el proceso de selección de las fotos que luego transformó en dibujos? ¿Hizo un muestreo bajo alguna premisa determinada?
V.R: – La serie comenzó con la excusa de una muestra en la Fundación OSDE de Rosario: “Corazones Solitarios”. Yo ya venía trabajando con el tema, y en un primer momento había impreso un fanzine pequeño con 6 dibujos de las piezas que más me habían impactado. Con la curadora de la exposición, Pauline Fondevila, habíamos decidido ampliar la serie y mostrar cuarenta dibujos. Para seleccionar esas cerámicas me guié decidiendo respecto a las que más me movilizaban, estaba muy impresionada con algunas zoomorfas, otras de bustos Moche que tenían unas proporciones perfectas y finalmente algunas otras que tenían que ver un poco con mi mundo personal, vivir cerca del río y elegir piezas que tenían que ver con el mundo acuático, con la mujer y su imagen o con instrumentos del altiplano, ya que durante un tiempo formé parte de una banda de mujeres sikuris. Luego cuando decidimos con Santiago y José editar esa serie, escribir el texto que la acompañara y transformar eso en una publicación la amplié aun más, y decidí dibujar algunas piezas que tenían que ver con la sexualidad y lo erótico. Sumado a los retratos de las arqueólogas y algunas interpretaciones de las líneas de Nazca y partes de diseños de tapices de esa misma cultura.
E.F: – ¿Qué recepción tuvo el material entre las mujeres dedicadas a la arqueología y que usted reivindica en los nombres de Viktoria María Reiche y Rebeca Carrión Cachot?
V.R: – Tuve oportunidad de hablar con algunas arqueólogas que fueron a la presentación de la publicación y otras que luego me escribieron por privado de otros lugares, incluso de Perú. Fue muy halagador y gratificante recibir sus devoluciones y compartir intereses, en algunas ocasiones terminé aprendiendo aún más por datos que me fueron facilitando, sobre estas mismas arqueólogas a las que hago mención, o sobre historias de otras en otros tiempos de la historia.
E.F: – ¿Planea continuar con esta temática en próximos trabajos?
V.R: – Los museos y las piezas arqueológicas son unos de mis temas preferidos, desde que comencé a viajar por algunos países que vengo haciendo esos registros y dibujándolos, planeo continuarlos. Tengo algunas pendientes por dibujar de la cultura Qom, más ligada a la zona geográfica del norte de Santa Fe y de Rosario misma, ya que con la migración que se produjo en los ’90, muchos descendientes de la cultura Toba habitan distintos sectores de la ciudad.
E.F: – ¿Cuáles son sus proyectos inmediatos?
V.R: – Actualmente estoy residiendo en Berlín y hay algunos museos de antigüedades clásicas y arte egipcio que planeo visitar para seguir con esta serie de registro de piezas. Las egipcias me resultan muy atractivas. Mientras tanto sigo haciendo mi trabajo como ilustradora y animadora freelance. En mi tiempo libre, cuando puedo dedicarme a mis proyectos personales, intento experimentar un poco con animación y con registros que voy haciendo de la nueva ciudad en la que vivo. Además tengo pendiente otra publicación con Maten al Mensajero en la que próximamente estaré trabajando.