CEAMSE: Algo huele a muerte en González Catán
Gonzalo Pehuén/ELFurgón – Ubicada en la localidad de González Catán, en el Partido de la Matanza, la CEAMSE lleva enterrando la basura desde el año 1979. En las últimas semanas, se produjeron dos s incendios de gran magnitud (precedidos por una explosión según los testigos) que se generaron en el predio y cuya columna de humo se pudo apreciar a varios kilómetros de distancia, provocando efectos negativos en habitantes del partido de Marcos Paz.
Sumergida en el llano, la localidad de González Catán supo ser, en el algún momento, una amplia extensión de tierra verde surcada por riachos y arroyos que corrían hacía el río Matanza. Ombúes, arboledas, plantaciones de pino y la ruta 3 casi rural. Una extensión de tierra ondulante, una llanura fluvial con todas sus características. El llano.
En la actualidad, González Catán dista mucho de ser aquella tierra verde en la que nuestros antepasados supieron refugiarse del rugido de Buenos Aires, la gran ciudad a la cual habían emigrado en busca de una vida que no perteneciera al patrón de la estancia. Aquel terreno llano, hoy es un megacultivo de casas y emprendimientos inmobiliarios de varios pisos, surcada por zanjones podridos o entubados, y coronada por la imponente presencia de montañas, formadas íntegramente por basura y tosca. Y eso es el CEAMSE, un predio que durante treinta años fue receptor de la basura proveniente de distritos del sur y el oeste del Conurbano Bonaerense. El predio, que hace ya diez años debería haber sido cerrado dado al colapso de su capacidad, sigue operativo.
Geografía tóxica
Las montañas se ven a simple vista, lo único que puede tapar su figura es el mar de casas que desciende hacía el arroyo “Las Víboras”, a tan solo unos cientos de metros del CEAMSE. Desde la estación de Catán; durante todo el trayecto de las calles que corren en su dirección; desde la calle Scarlatti, que hace de límite de la barriada frente a los kilómetros de descampado que marcan el final de González Catán; desde todos y cada uno de esos lugares, las montañas son claramente visibles. Años atrás, parecían unas simples lomas tapadas por la tierra; pero hace tiempo que la basura dejó de estar implícita, para verse a petulante desde la distancia.
En el límite de González Catán con las localidades de Virrey del Pino, 20 de Junio y Pontevedra (esta última perteneciente al partido lindero de Merlo), la contaminación que se desprende de las elevaciones de basura afecta a cada uno de esos distritos. Fue para esos lugares que el viento se llevó la enorme nube de humo que, luego de una explosión, comenzó a erguirse hacia el cielo desde el corazón mismo del CEAMSE, tanto el viernes 19 de enero como el domingo 28. En ambas ocasiones (días de altas temperaturas), la gente de la zona afirma haber escuchado una explosión, previo a que una imponente columna de humo de extrañas tonalidades comenzara a elevarse. Para suerte de la comunidad de González Catán, el viento impidió que el humo se cerniera sobre la localidad; distinta fue la suerte que corrió en el partido de Marcos Paz, donde se registraron casos de habitantes descompuestos que debieron ser internados en el hospital regional.
Información que sale desde el mismo CEAMSE confirma que fue una explosión lo que provocó ambos incendios, trascendiendo también que un operario sufrió graves quemaduras en el cuerpo producto del incidente. Pero toda la información que se logra obtener y manejar, se produce extraoficialmente, ya que las autoridades tanto del CEAMSE como del Municipio de La Matanza y la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, se llamaron al silencio respecto del tema. Hasta el momento no hubo comunicado ni palabra sobre lo ocurrido; y no fue dada ningún tipo de explicación a la población de las localidades afectadas.
“Trascendió la información de que un trabajador sufrió quemaduras producto del incendio, lo cual llevó a que se haga una inspección, una auditoria en el terreno. Pero se tapó todo, no se divulgó y hay silencio de radio para evitar que esto trascienda”, dijeron desde la asociación “Vecinos Autoconvocados contra la CEAMSE y el CARE”, que lleva más de diez años reclamando por el cierre del predio y su correspondiente saneamiento.
Más de una década de lucha
Corría la primavera de 2006. Primeros días de noviembre. Un grupo de vecinos organizados de forma autónoma, llevaron a cabo la primera acción que “atacaba directamente al problema”: un bloqueo en la puerta de la CEAMSE de González Catán, ubicada sobre la calle Scarlatti. Tal acción, que impedía la entrada de los camiones de basura, fue reprimida a traición en horas de la madrugada el día 5 de noviembre, cuando efectivos de la policía se formaron y desalojaron el bloqueo, levándose detenidas a todas las personas presentes. La noticia comenzó inmediatamente a esparcirse y cientos de personas se convocaron en la comisaría de Catán a pedir por la liberación de los detenidos. Esa misma tarde, alrededor de diez mil personas se movilizaron desde la puerta de la CEAMSE hacía la Plaza de González Catán, ubicada a una cuadra de la estación de tren.
Denominada como el “Catanazo”, la movilización popular que surgió luego del bloqueo marcó un antes y un después en la memoria colectiva en parte de la población, y puso al descubierto una problemática que para muchas personas no tenía solución y era aceptada de forma pasiva y coactiva. A partir de esas jornadas de lucha el entierro de la basura sufrió su primer jaque: los residuos provenientes de otros distritos del Conurbano ya no podían ser llevados al predio de La Matanza y debían ser derivados a rellenos sanitarios ubicados en otros partidos.
No obstante las victorias obtenidas, las montañas crecen día a día, aun diez años después de la fecha en que se suponía debía cerrarse el predio; la capacidad de la CEAMSE se vio excedida, y en lugar de tomar las medidas pertinentes, comenzaron a acumular más y más la basura producida por las casi dos millones de personas que habitan La Matanza.
La máscara de la ecológica
Funcionando durante sus primeros siete años de vida sin la infraestructura necesaria para evitar la contaminación de las napas subterráneas, la CEAMSE ha producido líquidos generados por la descomposición de la basura que han cargado de arsénico, cromo y plomo al agua de la zona, tornándola un suministro diario de cáncer. Y aun cuando hubo gobiernos que condenaron duramente a la última dictadura militar, ninguno hizo nada para destruir al monstruo asesino que los militares dejaron en González Catán.
La Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (por eso sus siglas CEAMSE), utilizando la máscara del tratamiento responsable de los residuos inorgánicos, y bajo la fachada de la ecología, esconde un millonario negocio basado en las toneladas de basura que son destinadas a ser “tratada” en el establecimiento.
Desde el año 2003, los vecinos vienen denunciando la contaminación producida por ese predio, que en su momento fue publicitado como un parque ecológico. Haciendo hincapié en los gases emanados, surgidos de la descomposición de la basura, “Vecinos Autoconvocados contra la CEAMSE” señalan que producto de toda la acumulación de residuos “se genera gas metano, que de no tener una salida, produce una explosión la cual genera una emanación de gases que es altamente cancerígena y nociva para la población”.
“Un caso similar ocurrió hace unos diez años, y una escuela cercana sufrió las consecuencias; desvaneciéndose varios chicos y algunos de los docentes”, remarcaron los autoconvocados. “Vecinos del lugar y algunos trabajadores afirman que por una cuestión de falta de espacio físico, están ahorrándose la parte de la tosca y están echando directamente residuos”, señalaron. Y tal hecho es fácilmente comprobable, dado que apenas se acerca a la zona puede verse cómo los picos “más nuevos” están íntegramente conformados por basura.
“El problema en la actualidad es la falta de espacio físico para seguir enterrando la basura”, afirmaron los vecinos. La acumulación desmedida, con los residuos descomponiéndose a plena luz del sol, genera la combustión de gases altamente contaminantes, liberando al aire dioxina y furano, dos elementos cancerígenos y que forman parte del llamado grupo de los Componentes Orgánicos Persistentes (COP’s), cuyos efectos contaminantes no pueden ser reducidos a corto plazo. “Esta incineración de la basura es similar al sistema de ‘antorcha cerrada’ que es utilizado en la actualidad, donde mediante una tubería el gas que se produce de la descomposición es quemado, liberando de todas formas componentes como la dioxina y el furano”, alertaron los vecinos.
Un incendio que no cesa
Los días pasaron. Para la tarde del lunes 29 enero se convocó a una asamblea de vecinos. Y si bien la concurrencia no fue masiva, sí fueron diversos los rostros y las voces que pudieron encontrarse en el centro de la Plaza de González Catan. Gente motivada por la monstruosa columna de humo que llegó a observarse desde Ciudad Evita, decidió acercarse para ver qué se podía hacer al respecto.
Ya pasaron dos años del bloqueo de 2015 que, realizado en épocas de campaña electoral, buscaba abrir una mesa de diálogo con las autoridades provinciales, municipales y de la misma CEAMSE. Fruto de varios días de impedir que entrara la basura, la reunión con las personas responsables se consiguió, pero la respuesta oficial sigue siendo la invisibilización, el ninguneo y el apriete; la desidia total a una de las localidades que más votos aporta al partido de La Matanza.
La incertidumbre sobre qué pueda llegar a pasar dados los últimos incidentes (apenas pasaron diez días entre un incendio y el otro), y el silencio de las autoridades deja a la libre especulación toda causa y consecuencia. En González Catan, Virrey del Pino, Pontevedra, Marcos Paz y 20 de Junio se respiran aires de muerte; la amenaza de una nueva explosión, de que una nueva nube de humo se eleve mortal hacia el cielo, se convierte en una lotería al no saber para qué lado va a soplar a el viento. Junto a la falta de un plan de evacuación ante tal eventualidad, todo ello forma un cóctel molotov que puede tocar el piso en cualquier momento. La necesidad de una solución al respecto se hace sentir, aunque buena parte de la población se resigne a vivir con ello.
Producto de la asamblea del día lunes, se convocó a una segunda reunión para el sábado 3 de febrero, a las 19 horas, precedida por una intervención al espacio público y así convocar a toda aquella persona que transite la vía pública y no se encuentre al tanto de los hechos. A su vez, se convocó a una movilización para el viernes 9 de febrero desde la estación de Catán hasta la puerta de la CEAMSE, que finalice con un bloqueo “simbólico” y “cultural”. Las siguientes vías de acción todavía bailotean en las puntas de las lenguas, se ven trabadas por los dientes ante la impotencia que tal gigante económico genera. Las voces disienten, se exacerban, pero todas dejan en claro que en la localidad de González Catan (y en las aledañas) hay un monstruo comiéndose las vidas de la gente; y falta poco para que salga en busca de su plato principal, aquel en que engullirá a cada habitante del área.
Un aliento de muerte recorre las calles del Conurbano, nacido en las entrañas de la exacerbada aglomeración urbana. La geografía que algún día supo autorregularse de forma simbiótica con cada organismo vivo, es ahora un llano de muerte, cual valle de la perdición surcado por aguas verdosas, habitado por seres enfermos nacidos de una tierra enferma. Como si se tratase de una película épica, hay un entidad oscura que se enraíza en el suelo y hace crecer la desolación desde la tierra, le da cuerpo al agua que alguna vez albergó vida.
Se respiran aires de muerte en González Catan, y ese olor es responsabilidad entera del Estado.
*Fotos: Gonzalo Pehuen/ Matanza Viva – Video: Matanza Viva