jueves, octubre 3, 2024
Nacionales

La última travesía de un gigante

Por Sergio Alvez, desde Misiones/El Furgón

Un día como hoy pero hace 30 años, realizaba su último viaje por las aguas del río Paraná, desde el puerto de la ciudad de Posadas (Misiones) hasta el puerto de Pacú–Cuá (Encarnación, Paraguay), el ferry boat Roque Saenz Peña.

Este buque, fue  construido en Reino Unido,  entre los años 1907 y 1910. Funcionaba con motores a vapor. Tenía una capacidad para trasladar diez vagones e insumía unas cuatro toneladas de quebracho por viaje. Este ferrobarco salió de Glasgow,  atravesó el océano y llegó a Misiones el 18 de octubre de 1913, junto a otra embarcación gemela bautizada  Ezequiel Ramos Mejía.

Cruzar trenes de pasajeros y de carga de Posadas a Encarnación fue la función que durante 77 años tuvieron ambos ferrys.  Una ramificación de vía que partía desde la estación de trenes de Posadas y se dirigía al muelle de los ferrys, permitía la carga de vagones. En ellos, durante la Guerra del Chaco (1932-1935), se trasladaron armamentos, medicina, alimentos y hasta soldados heridos. En 1983, cuando en Formosa tuvo lugar una de las inundaciones más terribles de la historia regional, los ferrys Saenz Peña y Ramos Mejía cumplieron un rol de asistencia fundamental.

Ya en 1990, con la inauguración del puente internacional San Roque González de Santa Cruz, que une justamente las ciudades de Posadas y Encarnación, los ferryboats dejaron de funcionar. Así, aquel 9 de abril de 1990, el río fue testigo de la travesía final del ferry Saenz Peña. Fue la última vez que el rugido inconfundible de sus vapores se oyó a un lado y otro de la orilla. Durante u tiempo, anclado en el viejo puerto de Posadas, funcionó como una especie de museo y hasta se convirtió en un colorido restaurante, en el cual los comensales podían degustar deliciosos surubíes al roquefort, mecidos por el oleaje tenue del Paraná. Luego, las sombras del abandono recubrieron su gigantesca anatomía de hierro. Permaneció durante años anclado en la costa posadeña. Incluso, por el peso del agua que lo fue alcanzando, llegó a hundirse casi del todo.

Actualmente, se aguarda que algunos de los proyectos en danza para convertirlo en patrimonio histórico nacional y efectivizar su puesta en valor, pueda finalmente, llegar a buen puerto.