Porque son 30.000
“Le diré que frente al desaparecido en tanto éste como tal, es una incógnita, mientras sea desaparecido no puede tener tratamiento especial, porque no tiene entidad. No está muerto ni vivo…está desaparecido”, estas son las palabras pronunciadas en 1979 por el dictador Jorge Rafael Videla, en una conferencia de prensa cuando respondió sobre los dichos del Papa sobre los desaparecidos y detenidos sin proceso judicial. Sin duda, uno de los seres más cínicos de nuestra historia.
Porque son 30.000 los desaparecidos, 30.000 los crímenes de lesa humanidad, millones las heridas que dejaron huellas guardadas en muestras memorias para que cada día, cada encuentro, cada jueves, cada 24 de marzo, cada nieto recuperado nos muestre y demuestre que Nunca Más queremos una dictadura militar en nuestro país.
Porque la memoria, el recuerdo y el trabajo cotidiano son los que nos mantienen vivos/as es que debemos, como sujetos y sociedad, educar, relatar, denunciar y seguir reclamando por los derechos que nos quitaron; a decir, a hablar, a transitar, a defender, a manifestar, a pensar diferente. A ser. Recuperar a nuestros nietos y saber el paradero de los que ya no están es una deuda que aún el Estado tiene con la sociedad.
Para que Nunca Más nuestro país vuelva atravesar un proceso similar es que tenemos como pueblo que comprometernos a marchar para no olvidar lo que ocurrió en la Argentina entre 1976 y 1983. Tapar, mentir, desestimar no son las opciones. Recordar, rememorar y pronunciarse es el único camino para que jamás vuelvan esos nefastos años, para que nunca volvamos a escuchar estas declaraciones: “Para defender la libertad y la dignidad del hombre, la Argentina tuvo que enfrentar este tremendo problema de una guerra en la que pagó precio de sangre. Los argentinos no tenemos nada de qué avergonzarnos porque justamente eso ocurrió en defensa de los derechos humanos del pueblo argentino gravemente amenazado por el terrorismo”, afirmó. Videla.
Porque los derechos son humanos, éticos, morales y no tienen que estar pagados ni asegurados ni garantizados con sangre. Porque no queremos más a estos sujetos, asesinos y genocidas que secuestraron y desaparecieron a nuestros compañeros, hijos, padres y nietos. Porque queremos a las Abuelas y Madres trabajando, educando y criando a sus hijos y nietos, no marchando alrededor de una plaza desesperadas por saber algo de sus familiares sin tener respuestas más que agresiones, golpes y malos tratos.
La historia es lo que nos conforma y es parte de nuestra construcción subjetiva tanto individual como social, es por ello que no debemos olvidar. Esas mujeres, valientes, desesperadas nos enseñaron, nos mostraron lo que es la lucha, la tenacidad y la esperanza. Porque para poder tener un presente y un futuro diferentes es imprescindible entrelazarlos con nuestro pasado.
El filósofo francés Gilles Deleuze dijo: “La tristeza, los afectos tristes son todos aquellos que disminuyen nuestra potencia de obrar. Y los poderes establecidos necesitan de ellos para convertirnos en sus esclavos. Los poderes tienen más necesidad de angustiarnos que de reprimirnos. No es fácil ser un hombre libre: huir de la peste, organizar encuentros, aumentar la capacidad de actuación, afectarse de alegría, multiplicar los afectos que expresan o desarrollan un máximo de afirmación. Convertir el cuerpo en una fuerza que no se reduzca al organismo, convertir el pensamiento en una fuerza que no se reduzca a la conciencia”
Es preciso recordar cada 24 de marzo el aniversario de ese Golpe de Estado que nos dejó heridas, lesiones, angustias, vacíos y 30.000 sujetos desaparecidos, pero la tristeza por nuestra historia se transita y es por eso que, como pueblo, tenemos la capacidad de unir nuestras subjetividades, nuestros pañuelos blancos, para seguir denunciando, marchando, reclamando y pidiendo justicia por nuestros nietos, hijos y hermanos desaparecidos y de este modo intentar reparar tanto dolor y horror.
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Carla Elena. Psicóloga Social, miembro del Forum Infancias. Docente.