Memoria de Devoto
El sábado 15 de junio se reunieron en el Hotel BAUEN 250 ex presas políticas de la cárcel de Villa Devoto. El encuentro tiene por objetivo reclamar la conservación de una parte del edificio de la cárcel como sitio de preservación de la memoria. Alicia Bello y María del Carmen Ovalle, ex prisioneras políticas, nos transmiten en este texto sus reflexiones acerca del encuentro, y de las distintas miradas que, sobre la experiencia revolucionaria de los ’70, conviven dentro de él.
Por Alicia Bello* y María del Carmen Ovalle**, especial para El Furgón –
Devoto fue considerada por la dictadura como una CARCEL VIDRIERA, ya que se conformó como para mostrar a los organismos internacionales de Derechos Humanos que se trataba humanitariamente a las prisioneras. Concentró hasta 1983 a cientos de mujeres detenidas por razones políticas, en su inmensa mayoría caídas antes del Golpe genocida de 1976. Eran “presas legales”, que ya estaban detenidas, diseminadas por numerosos centros de detención de todo el país durante el gobierno constitucional anterior, en virtud del estado de sitio decretado en noviembre de 1974 (es decir: presas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, PEN), de la ley “antisubversiva” 20.840 que modificaba el Código penal en relación con la asociación ilícita, o de causas judiciales armadas con absoluta impunidad.
Devoto se fue poblando con sucesivos traslados durante los primeros meses del ‘76 de detenidas provenientes del “Sótano” de Rosario, el “Tránsito” de Santa Fe, Olmos de Buenos Aires, del Instituto de Reorganización Social de La Rioja, El Buen Pastor de Santa Fe, la Penitenciaría de Córdoba, la Alcaldía de Resistencia, el Penal de Villa Urquiza en Tucumán, la Cárcel de Villa Las Rosas en Salta, el Penal de Villa Gorriti en Jujuy, y de comisarías y brigadas de muchos otros puntos del país.
Esto hizo que Devoto se convirtiera en un mosaico, donde se entrelazaron las historias de lucha y resistencia de cientos de presas por razones políticas de un extremo a otro del país y más allá de sus fronteras. A través de sus testimonios y fundamentalmente a través de sus identidades individuales y de sus prácticas políticas, partidarias, sindicales, campesinas, barriales, estudiantiles, profesionales, religiosas, advertimos como DURANTE ESE PERÍODO DE NUESTRA HISTORIA NACIONAL SE CONFIGURO UNA SITUACIÓN COLECTIVA, ÚNICA EN NUESTRO PAÍS, QUE HIZO PELIGRAR EL PODER DE LAS CLASES DOMINANTES.
EL CARÁCTER REVOLUCIONARIO DE ESAS LUCHAS queda claramente expresado en la canción que nos identificaba como presas, escrita por una de las detenidas de Olmos, Estela Martínez:
En tus ojos compañera hay un profundo dolor
Y hasta el silencio en tus labios murmura revolución
Y su carácter AMERICANISTA, como lo refleja otra de sus canciones, dedicada a la Junta de Coordinación Revolucionaria:
América Latina madre de iguales
rostros morenos
hermanados en su sangre
explotación y tormentos
Tus hijos están gestando
revolución en tu vientre
Una lucha que se puede ejemplificar con las historias de vida reunidas en Devoto. Una joven que en el norte camina por el asfalto caliente de la ruta rumbo a la balanza donde pesarán las bolsas de la cosecha de porotos, aprenderá que el fiel de esa balanza no pesa su inmenso sacrificio, que no reconocer su valor se llama explotación. Aunque no lo haya leído en ningún libro, ni conozca la teoría del valor. En el litoral, durmiendo en la misma habitación que se secan las hojas de tabaco, otra joven descubrirá que poco importa para los dueños la salud de los trabajadores. Al igual que esa otra mujer con el corazón agrandado por el mal de chagas, con el que se convive en los ranchos con techo de paja donde anida la vinchuca, entiende en su padecimiento que el acceso a una vivienda digna es imposible cuando se vive del trabajo. Las obreras de fábricas electrónicas, de frigoríficos, familias campesinas, son detenidas porque de una forma u otra OSARON CUESTIONAR LAS REGLAS DEL JUEGO DEL SISTEMA IMPERANTE. O aquellas docentes alfabetizadoras que batallan contra la ignorancia y se sensibilizan frente a la injusticia social. O quienes hacen una opción por los pobres desde sus sentimientos religiosos, o las profesionales, médicas, enfermeras, o los estudiantes de distintos niveles, confluyen desde tan disímiles prácticas en una LUCHA COMÚN QUE ADQUIERE UN CARÁCTER REVOLUCIONARIO DE CUESTIONAMIENTO PROFUNDO AL SISTEMA CAPITALISTA.
Desde la cultura dominante se hablaba de guerrilla industrial, se nos acusaba de subversivos, delincuentes, terroristas, infiltrados, enemigos de la Nación. No importaba que tuviéramos una formación marxista, peronista o ninguna de ellas. Si estábamos en lucha se nos tildaba de apátridas.
Solo comprendiendo la situación revolucionaria que anidaba en el pueblo se puede analizar por qué los militares lanzan el Golpe. Aun cuando antes del 24 de marzo las cárceles legales estaban pobladas de prisioneros, se contaban de a miles los asesinados por la Alianza Anticomunista Argentina, cuando ya se vivía el terror antes del terror, cuando ya se había puesto el aparato del Estado al servicio de la represión, cuando Perón había declarado que hacía falta un Somatén, que había que hacer tronar el escarmiento hablándole a esa juventud maravillosa a la que ahora calificaba de gérmenes contra los que había que generar anticuerpos.
El plan de Cerco y Aniquilamiento de la subversión, el programa de Reorganización Nacional que lanza la Junta Militar tiene un claro fundamento: frenar la lucha del pueblo, que no cesaba, llegando a picos como los de las movilizaciones de junio y julio del 75, verdadero manifiesto obrero contra la explotación capitalista escrito en las calles, gestado en los principales centros industriales del país, (Córdoba, Villa Constitución). PARA MATAR AL PEZ HAY QUE SACARLE EL AGUA. Y el golpe se dirigió contra la clase obrera organizada y el pueblo un genocidio cívico militar eclesiástico.
LAS MIRADAS DE LA MEMORIA
Así como muchas veces batallamos contra la historia oficial, la historia Argentina de manual, reflejo del poder de una clase, al hacer memoria sobre nuestra historia reciente, también aparecen distintas miradas.
Hay quienes se plantan al condenar el accionar de la dictadura del ’76 en la teoría de los dos demonios, justificándola en última instancia porque la consideraban legítima contra aparatos armados, sosteniendo que se trataba de ideologías foráneas, manejadas desde el exterior, y pretendiendo desvirtuar el carácter obrero y popular de las luchas durante ese período. Hay quienes sostienen que esas luchas fueron manipuladas en el marco de la guerra fría que se desenvolvía a nivel internacional, como si nuestras luchas hubieran sido dirigidas por uno de los bloques en pugna, en línea con el Perón que a fines del ’70 denunciara a la sinarquía internacional que anidó en Francia después del Mayo del ’68, “con Posadas a la cabeza” (sic), como destructores del orden nacional.
Otros, al hacer memoria, pretenden soslayar el entrelazamiento de las distintas formas de lucha que se dieron en ese período, incluyendo la armada, pretendiendo negar el arraigo de masas que tuvieron las distintas organizaciones guerrilleras.
Y hay quienes morigeran, diluyen, sesgan los objetivos de las luchas durante ese período, edulcorándolos con el afán de justificar posiciones presentes. Decir que las detenidas políticas buscábamos un cambio social no dice nada, sino se dice de qué clase de cambio se trataba. Nuestra memoria nos dice que las luchas confluían por un cambio concreto y material que partía de la sensibilidad frente a la injusticia y la explotación, contra el sistema de dominación capitalista al que descubríamos responsable de profundas desigualdades sociales. Se luchaba por la liberación nacional y social y aun cuando estos objetivos fueran planteados de distinta forma, siempre implicaban la condena del sistema capitalista y su reemplazo por otro de signo opuesto. Los marxistas hablábamos de socialismo, los peronistas de socialismo nacional. Prevalecía la convicción de que no era posible un Pacto Social, como claramente lo expresara la CGT de Córdoba, dirigida por Atilio López y Agustín Tosco.
Por esto sostenemos que cuando recordamos a los luchadores desaparecidos, los muertos, los que sufrieron prisión política, lo hacemos como protagonistas de una época. Respetando sus identidades, sus historias personales, sus definiciones colectivas. Hacer memoria es hacer historia. No es coyuntural, aunque muchos pretendan como decía Walsh, que no tengamos historia.
NOSOTRAS respetamos las distintas trayectorias de las que venimos y comprendemos los distintos caminos que las prácticas posteriores hayan llevado a abrazar.
SOSTENEMOS que en la lucha por la memoria nadie nos regaló nada, desde la heroica resistencia de las madres durante la dictadura, hasta las incontables manifestaciones de la décadas del 80 y 90, acudiendo aún con las huellas frescas de la represión a la puerta de los cuarteles a repudiar a los carapintadas, hasta las más recientes manifestaciones contra el 2×1 y las multitudinarias expresiones repudiando las víctimas durante gobiernos constitucionales la lucha es una lucha que anida en el corazón del pueblo más allá de definiciones partidarias. La existencia de gobiernos con mayor apertura a la lucha por los Derechos Humanos no debe hacernos perder de vista la necesidad del carácter independiente de tales luchas, a las que concebimos como una lucha de masas en clara relación con el carácter histórico de las mismas.
Nos viene a la memoria una frase de Agustín Tosco: “Nosotros dividimos el país entre los que luchan y los que se entregan, entre los explotados y los explotadores, entre los patriotas y los que sirven al imperialismo. Esa es la división que hay que hacer para liberar a nuestra Patria, y no entre peronistas y antiperonistas.” Creemos necesario recordar este criterio que muchas sostenemos frente a la posibilidad de hegemonizar bajo un mismo signo criterios e historias distintas y confluyentes.
En ese marco hemos lamentado durante los últimos años la existencia de distintas marchas para condenar un mismo proceso y fieles a la historia de NOSOTRAS trataremos de trasmitir con paciencia un aprendizaje sin dejar de lado nuestros principios ni sujetándonos a ninguna expresión partidizada de la memoria.
Nuestra resistencia como mujeres detenidas políticas haciendo de la solidaridad un principio irrenunciable, de la unidad y comunicación las herramientas de la resistencia nos permite este encuentro que no puede ser presentado como reflejo de una coincidencia política actual y si como un encuentro fraternal, emotivo, sensible y esperanzado.
*Alicia Bello
Ex Detenida Política desde 7-9-1974 hasta 7-9-1982
**María del Carmen Ovalle
Ex Detenida Política Desde 7-5-1975 hasta 29-6-1983
Ex militantes del PRT- ERP
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Portada: de izquierda a derecha, la tercera es Alicia Bello y a su lado, María del Carmen Ovalle.