miércoles, noviembre 13, 2024
Cultura

“El sol era la pelota”. En los orígenes está el fútbol

El jueves 11 de octubre se presentó El sol era la pelota, un libro de cuentos del periodista rosarino Santiago Garat. El volumen es doblemente inaugural, ya que es el primero publicado por la Cooperativa de Trabajo La Masa, en la que el autor participa activamente. El evento fue en el bar Lo de Néstor, en la ciudad de Buenos Aires.

Por Lilian Garrido/El Furgón –

Hubo una vez un señor, fanático de Independiente, que en aquellos días terribles en que los Rojos descendían a los infiernos, desesperado ante la flojera de los delanteros, solía vociferar “¡pero mirá vos este tipo!, ¡no le hace un gol ni al arco iris!”. Este buen hombre no conocía la historia que cuenta otro señor, fanático de Rosario Central, en La tormenta, cuando empezaron a caer del cielo millones de pelotas de variados tamaños y materiales (cuero, goma, plástico y “hasta de papel envuelto en bolsas de nylon o en alguna vieja cancán”). Tan extraordinario era el fenómeno que el pueblo entero salió a las calles para verlo. Los pibes, sin dudar, corrieron al terraplén a cabecear, patear, meter goles imposibles e inolvidables. “Fue una fiesta esa tormenta hasta que amainó. Y en algún momento, como siempre que llovió, paró. Al ratito nomás salió un arco iris, inmenso, descomunal… Al pedo, porque ya no había pelotas.”

Este acontecimiento sobrenatural se narra en El sol era la pelota, primer libro de cuentos de Santiago Garat, cuyo título está tomado del cuento Juego olímpico, en el que los dioses griegos y latinos juegan al fútbol con un balón de fuego: “Dicen que el sol era la pelota de los antiguos dioses y de ahí viene aquello de que los buenos jugadores se ven cuando la pelota quema en los pies” El sol era la pelota, que suena, casi, a “en un principio fue el verbo”, coloca al fútbol en un espacio mítico, es decir, sagrado. La cancha es el universo y la Tierra el lugar designado por los dioses para la llegada del Elegido que ocurrió, qué coincidencia, el mismo día que nació Diego Armando Maradona. Y es en los espacios míticos donde pueden suceder hechos mágicos, inexplicables para los mortales, como una lluvia de pelotas.

Tapa de “El sol era la pelota”

La foto de tapa, cuyo autor es el propio Garat, ilustra muy bien todo esto. Tomada a contraluz, el sol es una pelota negra que el chico se prepara para recibir o, también, por qué no, un sol negro que el chico acaba de patear lejos, muy lejos, como para meter un gol al arco iris.

Afirmar que el sol es la pelota, coloca a la redonda en un lugar central. Desde Galileo hacia adelante, el sol está en el centro del sistema planetario. Y así como los planetas giran alrededor del sol, las historias de Garat giran alrededor de la pelota, que, al igual que el sol, es fuente de vida y energía. El común denominador de estos textos breves es el deporte, -fundamentalmente, el fútbol-, pero Garat va mucho más allá. En verdad, es una excusa o herramienta o punto de partida o de llegada para pensar y compartir con los lectores temas que inquietan, lastiman o conmueven al autor, por ejemplo, la violencia de género (Sangra sin parar, Las cuerdas flojas), la violencia institucional (En la trinchera; La M; Hugo está sentado y espera, basado en la historia del futbolista chileno Hugo Lepe, torturado en el Estadio Nacional de Chile, donde jugaba), las desigualdades sociales (La remera), la igualdad de género (La zaga; Lo vi, lo vi), los derechos humanos.

Manolo Robles, Facundo Paredes, Ernesto-Garat y Ariel Scher.

Santiago dedica el libro a su viejo, Eduardo Héctor Garat (abogado, escribano, docente y militante de Montoneros, desaparecido en Rosario el 13 de marzo de 1978). Tras los pasos de su padre, Santiago milita en la agrupación HIJOS de Rosario e integra la Subcomisión de Derechos Humanos de Rosario Central, cuyo objetivo es valerse del fútbol para construir Memoria, Verdad y Justicia. En este sentido, El sol era la pelota aporta lo suyo desde lo literario. En un mini relato se lee: “El fútbol no es veintidós tipos corriendo detrás de una pelota. Un cuadro no es una paleta de óleos, un lienzo y un pincel. Un tango no es seis palabras en lunfardo, un farol y un cuchillo. Un cuento no es 30 mil caracteres vomitados en un papel”.

Sin conocer al autor, quien se asome a este libro se dará cuenta enseguida de que contiene historias que sólo pueden contar bien quienes van a la cancha o juegan al fútbol en los potreros o en las plazas. Contar bien significa, en estos casos, contar con conocimiento y, sobre todo, con sentimiento. Hay cuentos conmovedores y seguramente autobiográficos, como Recreo o Viejo abrazo; textos donde cabe lo mágico o maravilloso, como La tormenta, Juego olímpico, El viento; otros cuyo punto de vista es el de una pelota o un perro; también está presente el humor como en Fuera de foco, Seguiremos adelante, Los 7; narraciones donde la ternura se funde con la añoranza, como en Recreo. Y hay más. En síntesis, hay de todo, es decir, la vida misma, que es, como señala Ariel Scher en su prólogo, el tema de este libro.

El sol era la pelota es el resultado de un trabajo en equipo, realizado con sus compañeros de la Cooperativa de Trabajo La Masa, autodefinida como “fábrica de comunicación autogestionada”. El diseño es de Javier García Alfaro, la edición pertenece a Pablo Bilsky y la corrección a Facundo Paredes. En las ilustraciones participaron su hija Camila, sus tres sobrinos, su hermana Florencia -que es diseñadora y artista visual- y, además, hijos de amigos, compañeros de celda de su padre, y los dibujantes Facundo Vitiello y Sejo Delgado.

Quien quiera meter goles al arco iris, tiene que entrar en este libro y leer a Santiago Garat.

Para conseguir ejemplares hay que comunicarse con la Cooperativa La Masa (0341 435 3719) o al WhatsApp del programa Poné la Pava (0341 508 2341)

Santiago Garat nació en Rosario en 1974. Se recibió de Periodista Deportivo en el ISEF en 1998. Integra la Cooperativa La Masa desde su fundación, en 2008, y tiene a su cargo la corrección y la edición de la sección Deportes del semanario El Eslabón, donde trabaja junto a Facundo Paredes. Conduce, además, los programas radiales La Bola (Red TL 105.5) y Poné la Pava (Radio Gran Rosario 88.9).