Vivir sin agua
El monopolio bonaerense de Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA), que tiene una infraestructura de más de cien años, agrava el problema del arsénico, los pozos agotados y el precio de las tarifas.
Por Marina Caivano/El Furgón
Desde hace quince años los habitantes de Carlos Casares, Nueve de Julio y Pehuajó reciben suministro de agua corriente con valores de arsénico muy superiores a los permitidos. Para colmo de males, en los últimos años la presión del agua recibida ha disminuido drásticamente hasta llegar a ser nula en gran parte del día. Para vivir en estas ciudades bonaerenses es imprescindible poder costear los bidones de agua potabilizada para beber y cocinar, y contar con, por lo menos, la suma de 20.000 pesos para realizar una excavación y colocar una bomba de agua para las demás necesidades de agua.
Lo cierto es que en Pehuajó, no hay agua casi nunca. Pero aunque los habitantes que no cuentan con el dinero para hacer una excavación propia deban andar pidiendo agua a otros, nadie los exonera del pago fijo que deben pagar por el “servicio” de agua según la valuación de sus propiedades. Esto sucede gracias al Artículo 1 Apartado 4 Inciso I del Decreto Nº 409/2016 del Poder Ejecutivo provincial que lo establece dejando de lado los consumos reales.
El calamitoso estado que presentan las instalaciones utilizadas para brindar el servicio de agua, da cuenta de gestiones municipales y provinciales de distinto signo que nada hicieron al respecto, junto con la omisión negligente y seguramente cómplice del Organismo de Control de Aguas de Buenos Aires (OCABA), en la actualidad Autoridad del Agua (ADA)
El caso de las ciudades del noroeste bonaerense no es muy distinto a lo que viven los habitantes de La Plata y alrededores. En el año 2017, ABSA fue multada por 500.000 pesos por el Juzgado de Faltas Nº 2 de La Plata a cargo de Dante Rusconi, por incumplir con las normas de defensa del consumidor. La denuncia surgió de un usuario de 84 años de edad de Los Hornos, y fueron tenidas en cuenta como agravantes el “derecho humano” del agua potable y la condición de “adulto mayor” del denunciante que vivía sólo cuando empezó a presentar una serie de reclamos a ABSA, OCABA, Defensoría del Pueblo y Dirección de Defensa del Consumidor municipal. Con falta total de agua o de presión recurrentes, el usuario debía ingeniárselas para recolectar agua por las noches. La Gobernación tiene más de 40 mil reclamos irresueltos por “baja presión, pérdidas y conexiones irregulares, sin embargo nadie le quita la concesión.
ABSA es el estado provincial
ABSA atiende la distribución del agua y el servicio cloacal en 79 localidades, con casi 3,7 millones de usuarios. Sin embargo, cuando se realizan las audiencias públicas no vinculantes requeridas para concretar algún ajuste de tarifas, son muy pocos los expositores teniendo en cuenta la gravedad del problema de la falta de agua, de la contaminación del agua y de lo oneroso e injusto de la facturación.
El 90% del paquete accionario de ABSA corresponde al Estado provincial, mientras que el 10% restante pertenece al Sindicato de Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires.
Con la llegada del macrismo, María Eugenia Vidal ordenó una serie de auditorías sobre la gestión de Daniel Scioli al frente de la empresa. Los resultados delinearon un panorama que preveía que si no se producía un proceso de inversión urgente, a partir del año 2016 se verían serios inconvenientes en el servicio de provisión de agua. Así fue. La falta de inversiones a largo plazo arrojó un déficit operativo superior a los 1000 millones anuales y plantas potabilizadoras con sesenta años de antigüedad, cañerías con más de un siglo de uso, falta de mantenimiento en las 18 plantas (la de Punta Lara, cumplió 60 años y estaba pensada para treinta.), salinización, presencia de arsénico, falta de redes y nitratos, presencia de hierro y manganeso y desertificación son otras de las características de las instalaciones de la empresa.
Sin embargo, esto no obstaculizó en nada el aumento de la tarifa que alcanzó un 40% en febrero de este año. La gestión encabezada por Raffaelle Sardella, un funcionario de extrema confianza para Mauricio y Franco Macri, tomó la conducción de ABSA a fines de 2015 sin mejorar en nada las falencias del servicio de agua.
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Foto de portada: https: Radio Provincia de Buenos Aires