A la escuela, te la debo
Sergio Alvez/El Furgón* – La indignante fotografía de alumnas de una escuela primaria de Misiones haciendo fila para usar una letrina en estado lamentable, vuelve a poner en evidencia la desidia estatal en materia de infraestructura adecuada en la educación pública. Mientras, el presupuesto 2018 en Misiones destina 13.670 millones de pesos “orientados a sostener el apoyo del Estado a las instituciones educativas de gestión privada con financiamiento público”.
La imagen es elocuente. Por estas horas, la fotografía recorre la provincia a través de las redes sociales, despertando lógica indignación. El cuadro muestra una fila de niñas, que esperan su turno para poder entrar a una pequeña letrina, cuyo exterior de tablones parece caerse a pedazos. Es el baño, insalubre y rudimentario, al que acuden las niñas de la Escuela 706, en el paraje rural Río Victoria, dentro del municipio de San Vicente, en el norte de la provincia de Misiones.
“Largas colas bajo el sol para usar la letrina. Los alumnos pasando incomodidades porque la obra de ampliación edilicia iniciada en abril de 2015 quedó suspendida el mismo año y reactivada recién en mayo de 2017. A media marcha, no avanza como se requiere. Este es el tercer año de sufrimiento y no hay esperanza de que se termine, supuestamente porque el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional no cuenta con los fondos que se necesita .Los niños son los que sufren” cuenta el epígrafe que la propia escuela le puso a la reciente fotografía.
Este caso, vuelve – como cada tanto un nuevo caso- a exponer con claridad el estado precario en el marco de la educación pública de una provincia que en pleno siglo XXI aún tiene escuelas ranchos, diseminadas en distantes parajes rurales. Ahí donde menos se ve, más grande es la mano infame de la desidia. Son los gurises que más necesitan, quienes menos reciben por parte del Estado.
La Escuela 706, donde tiene lugar esta carencia motivada por una obra paralizada, se encuentra a 15 kilómetros de la ruta asfaltada más próxima. El único servicio diario de transporte interurbano no llega a la zona. Se camina o se cabalga. Si llueve, se dificulta llegar a la escuela. En el paraje no hay alumbrado público ni Internet. Prácticamente no hay señal telefónica. La gran mayoría de las familias de dónde provienen los casi 80 alumnos y alumnas de la escuela, dependen económicamente del cultivo de tabaco, una actividad en la cual la infancia se ve tempranamente involucrada. Muchas veces, esto hace que concurrir a la escuela no resulte prioritario en el seno familiar. Revertir esto, fue y es tarea cotidiana del plantel docente, quienes hacen lo que pueden día a día, mientras esperan que la obra de ampliación avance y la infancia pueda utilizar sanitarios dignos.
No es un caso aislado. De punta a punta de la provincia persisten las carencias y los problemas edilicios severos. Se sigue impartiendo educación pública en escuelas rancho, mientras el despilfarro en obras y acciones de gobierno superfluas está a la orden del día, incluyendo suculentos subsidios a la educación privada.
Cuando hay exposición pública o protesta, las soluciones –a veces parciales, otras definitivas- suelen llegar. Meses atrás, se viralizó la denuncia de la docente Melly Paniagua, de la Escuela Intercultural Bilingüe 905, de El Soberbio, cuyos pequeños alumnos debían cruzar a nado un arroyo para poder asistir a clases. La vergüenza, motivó la pronta respuesta del gobierno provincial, activando la inmediata construcción de un puente.
Sin embargo, las condiciones edilicias del aula satélite que se encuentra ubicada en la Comunidad Chafariz, son propias de una escuela rancho. De maderas separadas, por donde se filtra el frío en invierno y el calor se hace insufrible en verano, sin conexión a agua potable. “Hace falta arreglar el aula, tapar las rendijas, colocar cielorraso…y sería bueno poder contar con un ventilador aunque sea porque es un horno cuando hace calor” sostuvo la maestra Melly.
Otro caso actual se da en el municipio de San Pedro. Aquí, la Escuela 924 funciona hace varios años en un local prestado por la Municipalidad, en pésimas condiciones. El director del establecimiento educativo, Juan Carlos Cuello manifestó que “debido a la falta de mantenimiento, ya no podemos hacer formar a los niños a la entrada y la salida, porque el olor que sale del baño es nauseabundo. Estamos dando clases en condiciones lamentables, sin espacio apto, realmente en un nivel de precarización total”.
Cuello contó que desde 2011 solicitan la construcción de la escuela en la manzana 63 del barrio Verísimo, con el objetivo de dar contención educativa y social a la infancia de las barriadas más humildes de esta localidad. “Este año tuvimos que salir a luchar para recuperar el terreno que nos había sido cedido por el Consejo General de Educación, ya que una nueva resolución nos lo quitaba. Pudimos revertir eso, pero siguen las demoras para empezar de una vez la construcción. Hay muchos niños que no vienen a la escuela porque no tienen un establecimiento cercano. Queremos contener a todos esos niños con un edificio propio y digno, son cientos de niños humil Cuello des que no van a la escuela a falta de una en cercanías a su hogar”.
En algunos puntos de la provincia, el problema es la falta de establecimientos educativos secundarios. Puerto Azara, poblado fronterizo lindante con el río Uruguay, en el sur provincial, es un ejemplo paradigmático. Nos dice María Alvez, referente de los vecinos de Puerto Azara y madre de dos hijas en edad escolar. “Como no tenemos escuela secundaria, los alumnos que terminan la primaria tienen que obligadamente abandonar el pueblo si quieren seguir estudiando. Gracias al convenio con una fundación logramos que los adolescentes estudien en una escuela que está a 70 kilómetros de nuestro pueblo. Permanecen internados toda la semana. Los obligan al desarraigo. Es por eso que estamos luchando para tener una escuela aquí en Puerto Azara, pero hasta ahora el gobierno hace oídos sordos” sostiene María.
Paralelamente a la existencia de escuelas rancho dentro de la educación pública -y otras con severas carencias – cuando se analizan presupuestos de los últimos años, es posible hallar erogaciones que, en este contexto, resultan obscenas. Por ejemplo, en el marco del programa “de apoyo para la construcción del edificio de la Universidad Católica de las Misiones”, el Gobierno de la provincia (que desde 2003 es el mismo: Frente Renovador) entregó en 2012 15 millones de pesos al Obispado de Posadas. Se trata de una Universidad privada, de la Iglesia.
En el proyecto de presupuesto 2018 aprobado recientemente por unanimidad en la Cámara de Representantes de la Provincia, se destaca también 13.670 millones de pesos “orientados a sostener el apoyo del Estado a las instituciones educativas de gestión privada con financiamiento público”.
Al cierre de esta nota, en medio de la viralización de la penosa fotografía de la letrina de la Escuela 706, y a pocas horas de las elecciones, autoridades de la escuela recibieron llamados oficiales donde se les informa que pronto este año “si o si” terminarán la obra de ampliación que empezó en 2015 y debió haberse terminado hace mucho tiempo.
*Artículo publicado en Agencia Pelota de Trapo (www.pelotadetrapo.org.ar)