jueves, septiembre 12, 2024
Nacionales

Jorge Watts y los desaparecidos de Racing

Lo anticipó en cuanto se sentó.

-No tengan dudas. Va a salir. Cuenten conmigo para lo que haga falta y sepan que, tarde o temprano, Racing les va a restituir la condición de socios a los compañeros desaparecidos.

Jorge Watts llegó a la reunión con la sonrisa ancha y la calvicie prominente y demoró apenas un suspiro en regar la mesa con la confianza con la que desafiaba al futuro.

Siete personas, un mate, dos hojas en blanco, un par de biromes y tres vasos de agua completaban la escena. La paciencia de Jorge. Escuchar, corregir, sugerir y alentar. Ya lo había dejado claro en Memoria del infierno, su libro autobiográfico: “No se puede formar revolucionarios ocultando o teniendo una posición idealista frente a hechos que seguramente volverán a ocurrir cada vez que en serio esté en disputa el poder”.

Jorge Watts. Fuente: el1digital.com.ar

Así, con la consigna de ubicar a la idea y al escudo por delante de los nombres propios, comenzó a gestarse el proyecto que Racing transformó en realidad el viernes 19 de marzo: la restitución de la condición de socios a los socios detenidos-desaparecidos durante la última experiencia genocida que sufrió la Argentina. La carta que parió la propuesta la firmaron también Osvaldo Santoro, Carlos Ulanovsky, Miguel Laborde y Carlos Krug. Fechada el 19 de junio de 2020 y dirigida al Departamento de Socios de la Academia, desplegaba argumentos contundentes: “Razones jurídicas, sociológicas e históricas permiten concluir que los clubes fueron, al igual que toda la sociedad, víctimas del plan sistemático de exterminio desplegado por la dictadura que gobernó el país entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. Asociaciones civiles sin fines de lucro, son sus socios los únicos dueños legales y legítimos de estas instituciones. La desaparición de miembros legales y legítimos de los clubes produjo un daño irreparable al interior de esas comunidades. Racing forma parte de los clubes que perdieron socios e hinchas a manos de la represión genocida”.

Jorge siempre tuvo clarísimo que a los hijos de puta no había que regalarles nada. Y menos que menos la identidad. Lo secuestraron un sábado al mediodía de 1978, antes de pisar los 30, a la salida de la fábrica Bagley. Lo desaparecieron y lo torturaron en El Vesubio, uno de los cientos de centros clandestinos de detención que instaló la última dictadura en la Argentina. Lo blanquearon como preso político: pasó por la Brigada de Investigaciones de Lanús, por la comisaría de Monte Grande, por la Unidad 9 de La Plata y por Coordinación Federal. Nunca dejó de escribirle a su familia. Nunca dejó de pensar en la Academia.

Tapa de “Memoria del infierno”.

“Recién escuché que Racing le ganó a Argentinos Juniors cinco a uno. El gol de ellos lo hizo Maradona”, escribió el domingo 11 de marzo de 1979 desde la prisión platense. “Me alegró mucho que haya ganado Racing y me gustó la canción que contás que cantaban en la cancha”, soltó de puño y letra para que Sergio, su primogénito, camino a los siete años, supiera que la pasión estaba intacta. Cuenta Raúl, su hijo menor, que a su papá lo llevaron por primera vez a la cancha Hortensia y Ángel, un matrimonio vecino que le enseñó de qué se trataba el oficio del hincha: “Mi viejo estuvo en la final contra el Celtic en Avellaneda, puso el cuerpo el 7 de marzo de 1969 para mostrarnos una vez más la importancia de resistir, lloró contra mi hombro el 27 de diciembre de 2001 en el Amalfitani cuando salimos campeones y me abrazó en el Cilindro cuando dimos la vuelta en 2014”.

A Jorge lo liberaron el 22 de mayo de 1979. Sólo dos días tardó en aparecer en la Plaza de Mayo para marchar con las Madres. Empujó montones de sueños colectivos, impulsó la fundación de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, declaró horas y horas en cuanto tribunal aceptó escucharlo y no cedió jamás en la pelea cotidiana contra la impunidad. Nunca dejó de llamar a las cosas por su nombre: “La tortura fue, en definitiva, una herramienta indispensable para el terrorismo de Estado. Con ella se logró la desaparición de nuestros 30.000 compañeros y la dictadura pudo consolidar, en sus primeros tres años, su esquema de poder político, sostén fundamental para la aplicación de esa otra forma de tortura sobre el cuerpo social de la Argentina: el plan económico de Martínez de Hoz”.

Jorge Watts, en el centro, junto a sus hijos (Gentileza Familia Watts).

Patéticos aquellos que pretendieron arrebatarle la dignidad con la picana.

Perdieron.

Miserables aquellos que apuntaron a quebrarlo con el terror.

Perdieron.

Jorge se empecinó en continuar trabajando para construir mundos justos y por eso no dudó un segundo en ser parte del grupo que planificó el proyecto reparatorio a través del cual Racing empezó a hacerse cargo de la historia que también le pertenece. La muerte, esa mierda que ahora viene en frasco de pandemia, se lo llevó el último 3 de marzo y le quitó la posibilidad de que el corazón le vibrara con la noticia. Pero hubo un detalle que se le escapó: Jorge será para siempre de esas personas a las que, como el amor por Racing, sólo se las puede conjugar en presente.

PD: Quienes tengan datos o información para aportar sobre socios o hinchas de Racing desaparecidos pueden escribir a sociosdesaparecidos@racingclub.com.ar. Jorge, los 30.000 y la memoria se los agradecerán.