domingo, octubre 6, 2024
Nacionales

El gran “Ringo”, una leyenda

Por Carla Elena*/El Furgón –

Los que tuvimos la posibilidad de investigar y estudiar sobre la vida de Oscar “Ringo” Bonavena (1942-1976)  podemos asegurar que se trató de una inmensa persona con corazón de niño, atravesado por una gran y vertiginosa historia. Su historia.

Peleó con verdadero monstruos como Cassius Clay, Joe Frazier, Jimmy Ellis, Floyd Patterson, todos campeones o ex campeones mundiales. Y le ganó a unos cuantos súper calificados comoLeotis Martin, Zora Folley, Alvin Lewis, Lee Carr -aquel a quien mordió de amateur-, Luis Faustino Pires, Roberto Dávila, “Pulgarcito” Ramos, Amos Johnson. Hoy “Ringo” Bonavena sería una estrella entre los pesos pesados y ganaría millones de dólares de bolsa, de publicidad y por los derechos de televisión. Más aún, podría ser campeón del mundo. Las Vegas se rendirían a sus pies. No obstante esos nombres, quien lo elevó a ídolo fue Gregorio “Goyo” Peralta. Esa noche pagaron 25.230 personas para verlo. Récord de asistencia en la historia del Luna Park.

Muhamad Alí y Bonavena

Bonavena vendió un discurso del que no pudo salir: “Peralta no puede conmigo, lo voy a matar”. Fue tal el automarketing que después de la pelea, ya vencedor, en las duchas, una al lado de la otra, intentó disculparse: “Che, dije todo en joda, era para vender entradas… todo mentira”. Peralta, quien ayudó a Palito Ortega en su época de vendedor de café con termos por San Telmo  haciéndolo cantar y llevándolo a todos los lugares donde hubiera ejecutivos de la televisión, no aceptó las disculpas.

Ringo insistió: “¿Querés venir mañana a la casa de mi vieja a comer ‘Los ravioles de Doña Dominga?”. Almuerzo convertido más tarde, en programa creado por Héctor Ricardo García (maestro e innovador en la historia de los medios de Argentina), amigo, padrino de su hijo Ringuito, el contador Natalio Bonavena, y ex dueño de “Crónica”, “Así”, “Así es Boca”, “Radio Colonia” y “Canal 11” (actual Telefe).

—No gracias, nunca iré a tu casa, dijo Goyo, amargado y distante.

Oscar Natalio Bonavena

Ringo, en esos casos, era sincero. Lo hacía de corazón. Había llorado como un niño sobre el ring después del fallo favorable. Realmente quería cerrar la disputa oral previa a la pelea. No hubo caso, Peralta siempre lo rechazó.

Sin embargo, cuatro años después (agosto del ‘69) Peralta andaba mal de dinero. La única “plata grande” a conseguir era una revancha con Ringo. No en el Luna, pues Peralta, un gran justicialista, amigo de Perón, estaba distanciado de Lectoure ¿Dónde, entonces? En Montevideo.

Bonavena versus Peralta

—Ringo, ésta pelea no es nada para vos, pero para Goyo es una salvación.
—Si es para ayudarlo,dale. Pero que no sepa que yo sé, le dijo al promotor Héctor Méndez.—Ah, una cosa más Ringo, dijo el promotor.
—Si, decime.
—No podés ganarle por nocaut, evita darle adentro, livianito Ringo, livianito. Es para que se gane unos mangos.
—Está bien, entiendo, dijo Bonavena.

Empataron. Fue muy desagradable. Quedó a la vista de todos lo que allí había ocurrido.

Así era él. No se lo puede definir tipológicamente de una sola manera. En pocos minutos podría pasar por diferentes estados: amable, huraño, eufórico, depresivo, componedor, agresivo, sensible, amigote, histriónico, transgresor, insensible, generoso, egoísta, envidioso, proveedor.

“Ringo Bonavena”

Fueron doce años de boxeador profesional. Fueron 68 peleas (57 ganadas 9 perdidas y 1 empatada). No disfrutó todo lo que debió de su extraordinaria familia: Dora, su mujer, Ringuito y Adriana, sus hijos. No tomó lo mejor de la vida para permitirle que le llegue, que lo sorprenda. Siempre se adelantó al destino hasta que el 22 de mayo de 1976, después de jugar en el casino Harra’s, volvía a su casa rodante estacionada frente al prostíbulo de Conforte. Allí vivía con su amigo Julio Morales. Tenía 33 años. Claramente, esa es otra historia. La historia trágica del niño que dejó el barrio y los sueños para convertirse en mito.

Esa noche los matones de Conforte lo asesinaron la noche que Bonavena había ganado el combate contra Billy Joiner. El ejecutor fue Ross Brymer, un guardaespaldas del famoso burdel Mustang Ranch. Brymer estuvo 15 meses en prisión por asesinar a Bonavena, pena que luego le fue conmutada por la de homicidio involuntario, aunque un testigo del lugar indicó haber presenciado esa noche el asesinato.

El cuerpo de Bonavena fue velado el 29 de mayo en el estadio Luna Park, donde fue despedido por unas 150.000 personas. Luego fue sepultado en el Cementerio de la Chacarita.

Actualmente, la tribuna local del Club Atlético Huracán, club del que era hincha fanático y una calle de Buenos Aires llevan su nombre.

 Parar terminar algunas frases imperdibles de este gran ídolo popular:

“Mejor perder a lo macho que ganar a lo cobarde.

“De tanto repetir, casi me caso con la maestra”

“Dios me hizo boxeador. Bueno, yo digo Dios como puedo decir mi mamá. A Dios no lo conozco, a mi vieja sí y es lo más grande que hay”

“Todas las mañanas, a eso de las siete, se repite esta misma escena ante mis ojos llenos de sueño: la pelada del profesor López Aguirre me anuncia que debo levantarme. He decidido perdonarlo porque ya me llama campeón”.


Carla Elena. Psicóloga Social, Diplomada en Violencia Familiar y Género. Graduada en “Educación Sexual Integral: Desafíos de la implementación en el ámbito educativo y comunitario”. Miembro de Forum Infancias. Docente