“América Libre”: 13 años de cultura popular y participativa
Por Carmen Domínguez*/El Furgón –
El Centro Cultural América Libre nació un 24 de septiembre de 2006, cuando una importante cantidad de agrupaciones políticas, estudiantiles, culturales y sociales desencantados con su paso por la izquierda tradicional recuperaron –tras un año de organización y logística- un espacio abandonado por el Estado en el macrocentro marplatense, justo en la esquina de 20 de Septiembre y San Martín.
Los meses previos a la toma fueron e pura organización, adrenalina y entusiasmo. Hubo que preparar cada detalle para lograr que la recuperación de ese edificio en desuso (desde hacía nueve años) fuese exitosa, eficaz y no pusiera en riesgo a ningún compañere. Por entonces, los y las vecinas del barrio denunciaban que esa esquina era un juntadero de mugre, ratas y palomas. Para quienes llevaron adelante la toma y los primeros pasos del América Libre, esa esquina era la posibilidad de concretar un sueño, bien parecido a un proyecto.
Tras la toma, les compañeres nos dividimos en comisiones de trabajo: hubo de Arte, de Limpieza, de Mantenimiento, de Seguridad, de Organización, de Relaciones Políticas y de Estrategia Legal. Todos teníamos responsabilidades, pero lo más importante era salir a recorrer el barrio, contarles a les vecinos nuestra iniciativa para invitarles
también a participar.
De a poco, empezaron los arreglos en el edificio y se pusieron en marcha los primeros talleres artísticos.
Entre tanto, los compañeros abogados desplegaron una estrategia judicial para afrontar la denuncia penal por usurpación que recayó en varios de nosotres. De hecho, al poco tiempo de la toma, la Justicia intentó desalojarnos, pero sin éxito. Ya por entonces, el América Libre se había ganado el apoyo de decenas de organizaciones sociales y artistas de la ciudad, que respaldaron el proyecto y obligaron a las autoridades –políticas y judiciales- a revisar las definiciones adoptadas. Nadie quiso pagar el costo político del potencial desalojo.
A partir de entonces, lo que vino y pudo fortalecerse fue la construcción de esa forma de habitar y vivir la cultura que motivó a tantos de nosotres a impulsar la recuperación del edificio. Desde hace trece años, en el América Libre se dictan talleres, se comparten charlas e intervenciones, se organizan y disfrutan fiestas temáticas, se articula con otros
espacios culturales de la ciudad y el país; funcionan emprendimientos laborales y se inciden, desde ya, en la agenda pública y también mediática de Mar del Plata.
Una forma de vida
La idea que da origen al proyecto del Centro Cultural América Libre es una simple reflexión: “Es momento de la batalla de ideas”.
Caracterizado por el fin de los noventa, el agotamiento del más crudo neoliberalismo y las rebeliones sociales del 19 y 20 de diciembre del 2001, muchos y muchas de nosotras teníamos y tenemos la certeza de que la transformación social, hacia una nueva sociedad libre, solidaria y justa, presupone necesariamente un profundo cambio cultural.
Desde ese punto de partida, entendemos que la cultura es uno de los terrenos más importantes de las batallas clasistas. Y para dar esa disputa necesitábamos y necesitamos, ni más ni menos, una cultura nueva. Una que florezca a partir de las raíces verdaderas de nuestra historia, con nuevas prácticas y valores, a partir la defensa de la identidad cultural, de la propiedad de la tierra, contra la explotación, contra la opresión, por el derecho al agua, en resguardo de la biodiversidad, por una economía justa y autónoma, entre otras tantas y no menos importantes.
Aportar a la transformación cultural es entonces uno de los principios fundacionales que marca una de las diferencias sustanciales con otros centros culturales y espacios.
En este modelo sociocultural, no hay un acceso igualitario a la cultura y al conocimiento. La cultura hegemónica está dedicada a la difusión de la banalidad, el individualismo, el valor de lo material y el desinterés por la participación social. Se estimula el deterioro del conocimiento, se premia el consumismo, se reproduce la exclusión social y la marginación, y estimulan la sectorización social y la confrontación de pobres contra pobres. Y esto, claro, no es casual. El objetivo es una estructura social bien definida: la del privilegio de unos pocos a costa de la explotación del resto.
De adentro hacia afuera
A lo largo de estos 13 años, La Casa del Pueblo articuló con diversas organizaciones sociales, artísticas y estudiantiles. Acompañó la lucha de trabajadores del puerto y se hermanó con la primera radio comunitaria de la ciudad: FM 88.7 De la Azotea.
Pero una de las luchas más importantes fue la que se dio junto a los vecinos y vecinas del barrio El Martillo y Pueyrredon en 2009. Juntos luchamos por el derecho al acceso a la vivienda digna y bancamos otra toma, esa vez de viviendas abandonadas por el Estado. Los días que siguieron a esa recuperación fueron parecidos a los posteriores a la toma del América: denuncia penal, policía cerca, abogados con estrategias, asambleas entre compañeres y talleres y actividades en el predio recuperado. Vale destacar también la imprescindible Red de Apoyo que se constituyó para bancar la toma y la lucha. En ese aspecto, el rol aglutinador y de articulación del América Libre fue importantísimo.
Sin embargo, en este caso, el desalojo llegó y fue brutal. A partir del 17 de abril de 2009, por unas cuantas semanas, el Centro Cultural América Libre fue la casa de más de 40 familias que se quedaron en la calle.
Tiempo después, porque la lucha no cesó, se logró construir el barrio 15 de Enero.
Crecer
La historia de nuestro Centro Cultural esconde una profunda maduración. Transitamos momentos muy diversos, algunos duros, difíciles, y otros hermosos, plenos. Hoy, como desde sus inicios, el América Libre se financia a través de las actividades que se planifican y ejecutan a lo largo del año.
Basamos nuestra economía en los principios de solidaridad y gestión colectiva, por lo que ofrecemos nuestra producción a precios populares y sin fines de lucro. Los recursos económicos están destinados al sostenimiento del lugar y de la propuesta cultural.
En el espacio se desarrollan, en la actualidad, muchos proyectos: teatro, talleres, cooperativas, ensayos y actividades que organizamos o nos acercan aquellos y aquellas que desean formar parte. Hay alrededor de 40 trabajadores, y más de 500 personas circulan por el espacio semanalmente.
Aquel sueño, que nació un 24 de septiembre de 2006, transformó no solo la cultura de la ciudad, sino también la vida de cada una de las personas que han pasado por él. Y seguimos creciendo, el sueño se renueva, late y transforma, nos transforma, cada día recuperamos este espacio. Cada día el sueño colectivo se vuelve realidad.
—
*Carmen Domínguez es teatrista y docente. Integra el colectivo del Centro Cultural “América Libre”