La pelea del siglo en la Argentina
“Imagínese un rosal a punto de abrir una rosa
en el instante preciso en que la trompeta del ángel
anuncia el fin del mundo… ¿Se detendría el rosal?”
Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal.
Por Carlos A Villalba*/El Furgón –
Como si fuese un tsunami, un ciclón del Caribe, como una descarga cerrada de fusilería… Al unísono, los empresarios más fuertes de la Argentina y los candidatos oficialistas de mayor convocatoria -con Mauricio Macri y María Eugenia Vidal a la cabeza-, junto a programas televisivos de repercusión potente en la agenda de los medios y las redes “sociales”, ametrallaron a las fórmulas estelares del Frente de Todxs, tanto la de Los Fernández como la bonaerense de Axel Kicillof y Verónica Magario.
La orquesta gubernamental afinaba sus instrumentos desde la constitución del grupo de whatsapp “Nuestra Voz”, integrado por la elite empresarial con participación del Presidente, y de la puesta en marcha de la red diseñada por su jefe de Gabinete, Marcos Peña, por la que circulan 25 textos diarios enviados a nombre del mandatario a miles de grupos de la mensajería gratuita. El despliegue tuvo su función de gala en el escenario a cargo del periodista Marcelo Longobardi dispuesto por la cadena de noticias estadounidense CNN, la “Cable News Network” que Macri aprovechó para atacar al trío de dirigentes gremiales compuesto por el líder camionero Hugo Moyano; el secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, y el conductor del gremio de pilotos de líneas aéreas (ALPLA), Pablo Biró. Los responsabilizó de desarrollar acciones que “dejan sin trabajo a otros”, además lanzarles acusaciones por las que debería presentarse ante la Justicia en cumplimiento de sus deberes de funcionario público.
Algún desavisado creyó que, con las encuestas en su contra, el Gobierno se limitaba a subir al ring a un rival de bajísima popularidad electoral como es la dirigencia gremial. Sin embargo, la pelea es de mucho más largo aliento, y apunta a la demolición del actual sistema previsional y a una “reforma laboral” basada en la “flexibilización” de las condiciones de trabajo solicitada por el Fondo Monetario Internacional -de la que ya hay un primer borrador- y requerida por los grandes empresarios que consideran al trabajo como una mercancía, a los sueldos como un gasto y quieren las manos libres para echar personal sin costo, como no sea el de la pobreza, de la que no debieran preocuparse porque “hay vino y asado” en los precios esenciales acordados con el Gobierno, que no se consiguen en las góndolas.
Para cumplir con el objetivo del sistema financiero internacional, de los grupos articulados con la economía global y con el suyo propio como empresario, Mauricio Macri pretende cumplir un nuevo mandato al frente del Ejecutivo. La que viene no es una elección de recambio de figuritas, el sistema aspira a que sea la bisagra que deje del otro lado de la puerta del bienestar los derechos de los trabajadores y la calidad de vida de los sectores medios argentinos. Sería un país inviable, solo con acceso para la mitad de la población y con territorios cargados de bienes comunes naturales, convertidos en “recursos naturales” en manos de empresas de bandera extranjera.
El Gobierno se refiere a las próximas elecciones como “punto de inflexión”, las califica como las “más importantes desde el regreso a la democracia” y descalifica a sus rivales de “totalitarios”. Es que un nuevo período presidencial le permitiría a los grupos económicos concentrados terminar de diseñar un nuevo modelo de país, sin aparato productivo industrial, por la desaparición acelerada del mismo y su reemplazo por todo tipo de importaciones, con exportaciones reprimarizadas, sin agregación alguna de mano de obra, con control de hidrocarburos y minería por parte de las transnacionales representadas por los gerentes que componen el gabinete nacional y bajo la presión de una deuda externa impagable sobre el futuro de argentinas y argentinos.
Con el concierto comunicacional en su apogeo, el presidente de la Cámara de la Construcción, Julio Crivelli, y el productor de café Martín Cabrales, reclamaron del Gobierno “libertad” para despedir sin causa ni indemnización a los trabajadores. Con dos siglos de atraso superaron conceptos de Charles Darwin, elogiaron la “meritocracia” y sinceraron su verdadero interés: terminar con las “cargas sociales, el aguinaldo” y “tener algún incentivo”, en lugar de los derechos laborales alcanzados por los trabajadores argentinos, formalizados en especial por los gobiernos peronistas, tras décadas de luchas.
Realidad económica
En cada campaña electoral los contendientes hacen todo el esfuerzo posible para imponerse. La particularidad de la actual es que uno de ellos cuenta con el apoyo del organismo multilateral de crédito más importante del mundo (el Fondo Monetario Internacional), cuyo socio principal es un país presidido por un amigo suyo: Donald Trump. El magnate ordenó saltearse las directivas internas para permitir el desembolso, a la fecha, de u$s 44.100 millones, casi el 80% del crédito pactado para evitar que el país entrara en cesación de pagos efectiva y el dólar escalara por encima de sus $43 actuales -estratosféricos si se los compara con los $9,70 con que los recibió- para llegar a una zona muy cercana a las aspas de un helicóptero.
El “aporte” hizo que la deuda contraída por el actual gobierno de Mauricio Macri en solo tres años ya sea considerada equivalente al “Plan Marshall” utilizado para la reconstrucción de Europa después de la “Segunda Guerra Mundial”, con la diferencia que en el caso argentino no generó obras ni trabajo y sólo acrecentó el volumen del pasivo, gran parte de ella se filtró hacia la fuga de divisas y prácticamente no sirvió para pagar “deuda vieja”.
Aun así, la semana que transcurre fue pródiga en malas noticias para el oficialismo, aunque reflejadas con edulcorante por la mayoría de los medios con peso en la agenda nacional. La medición oficial de la tasa inflacionaria de junio marcó un 2,7%, muy superior al esperado, que agregada semestralmente llega al 22,4 por ciento, la cifra que el gobierno pronosticaba para todo el año. El acumulado en doce meses rozó una inflación del 60 por ciento, con el agravante que implica subas más altas en algunos de los componentes básicos de la alimentación, como leche y productos lácteos (+5,8 por ciento), verduras (+6 por ciento), café, té y yerba (+5,8 por ciento), pan francés (+4,3 por ciento) o harina (+3,5 por ciento). Una foto del fracaso del gobierno.
A diferencia de la forma “optimista” en que el Ministerio de Economía anunció los porcentajes, el propio FMI señaló la persistencia de la inflación, remarcó la volatilidad financiera que se vivirá en los meses electorales y volvió a reducir sus expectativas de crecimiento en 2020. En síntesis, en medio de la interna provocada por las imposiciones de Washington, los técnicos del organismo anunciaron que el Titanic navega firme hacia el témpano, pero algo más despacio.
Rating electoral
Ante cada votación también es común que se usen herramientas formales e informales. La campaña no es un juego de pura comunicación a través de medios y “redes”. La realidad y sus efectos sobre los votantes, hijos y nietos juegan un papel determinante en la forma en que se comportarán en el cuarto oscuro. A eso apunta el Frente de Todxs de Los Fernández, incluso por encima de la catarata de spots mediáticos que ya aturden a radio escuchas, televidentes, lectores y portadores de teléfonos que soportan whatsapps.
Dentro de los componentes “no organizados”, los programas de televisión no dedicados de manera explícita a los asuntos “políticos” o “partidarios” constituyen instrumentos de suma importancia, por su capacidad de generar empatías y antipatías a través de sus personajes. Los canales de TV de aire hicieron un acompañamiento estruendoso de aquel tsunami de descalificación y generación de miedo que descargó el Gobierno contra la oposición peronista.
El presidente Macri sostiene que ha “demostrado que se puede convivir con medios totalmente opositores, como hemos tenido en C5N, Página/12 y no sé cuántos más”; sin embargo, en el país real, las pantallas se nutren de distintos tanques dedicados a demoler las imágenes de las principales figuras del kirchnerismo y a los candidatos de la alianza PJ-Unidad Ciudadana-Frente Renovador. Con un ataque explícito, rayano con la calumnia, por ejemplo, se emite el sketch del PPT de Jorge Lanata, que convierte a la telenovela producida por Adrián Suar “Argentina, tierra de amor y venganza” en “tierra de rencor y venganza”, que expresa la visión del animador sobre el 2020, con una clon de Cristina Kirchner reconvertida en máxima autoridad de un “tribunal de la venganza” y un “Albertín” que imita a un Alberto Fernández atado a sus hilos de marioneta.
En coincidencia con el lanzamiento de la campaña electoral y de las críticas macristas al sindicalismo, “El Trece”, otra vez Suar, con Cablevisión y Turner, estrenaron un “Tigre Verón” encarnado por Julio Chávez, que reúne todas las descalificaciones que puede recibir el gremialismo, al que homologa con la mafia, sin escrúpulos, corrupto y solo interesado en su fortuna personal.
Telefé sumó al show electoral a la diva de los dinosaurios vivos, con una presentación en la que lanzó una irónica candidatura presidencial de la fórmula “Giménez-Giménez”, replica nepotista de la “Fernández-Fernández”. Mientras que el propio Lanata y Alejandro Fantino entregaron sus pantallas a la gobernadora María Eugenia Vidal, para apoyarla con sendos reportajes a una “chica de barrio”, aunque viva en una base aérea.
A medida que se acerca el 11 de agosto, el horno llegará a temperaturas extremas. En una y otra ribera electoral están decididos a “militar” el voto “de a uno”. Juntos por el Cambio cuenta con el dispositivo gubernamental armado por el jefe de gabinete Marcos Peña para esa batalla “campaña del metro cuadrado”, una de cuyas baratijas cibernéticas es la plataforma “Defensores del Cambio”, que incluyó en las instrucciones a sus “voluntarios de smartphones” del miércoles a la noche que seduzcan “a los venezolanos” que, aunque no votan “son muy queridos porque son trabajadores, y muestran la terrible realidad de la Venezuela de Maduro”, otro falso “cuco” al que intenta asociar con el futuro de un país no gobernado por su jefe.
Para todos la mayoría de los analistas esa logística es imposible de empardar; sin embargo es pertinente prestar atención a la capacidad organizativa y de movilización de los sectores que integran el espacio del Frente de Todxs, con capacidad para desarrollar esa “micromilitancia” que, por ejemplo, conduzca a los nietos a explicarle a sus abuelos cómo se agravaron sus problemas de salud, alimentación y pago de servicios en los últimos años.
La confrontación que tendrá lugar dentro de apenas 20 días reordenará el conjunto del tablero electoral con miras a la elección general del 27 de octubre. Muchas filtraciones, sobre todo provenientes de Washington, adelantan que más de seis puntos de ventaja de Fernández sobre Macri, pondría en riesgo todos los negociados que tienen en carpeta las corporaciones, invitadas por este gobierno a realizar en hipotéticos otros cuatro años; tomarían sus posiciones locales, las transformarían en dólares y huirían, sin darse vuelta a mirar la forma en que la tierra se tragaría a la Casa Rosada.
Las PASO serán mucho más que una interna. Habrá que ver la reacción del rosal de Marechal al día siguiente.
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*Periodista y Psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (http://estrategia.la/), miembro de La Usina del Pensamiento Nacional y Popular (http://www.usinadelpensamientonacional.com.ar)
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Publicada en http://www.chacodiapordia.com/