Una plaza para los niños en la cárcel de Devoto
La cárcel de Devoto fue inaugurada en 1927 en terrenos donados por la familia Villasic. Nació como prisión dependiente de la Policía Federal. El 14 de marzo de 1978 se produjo la “Masacre del pabellón séptimo” en la cual entre 60 y 65 internos perdieron la vida por asfixia, quemaduras o fueron baleados; otros 85 reclusos resultaron heridos debido a la combustión generada por la quema de colchones. Es una de las tragedias carcelarias más grandes de la historia penitenciaria argentina.
Este establecimiento funcionó como Centro Clandestino de Detención y torturas entre 1976 y 1983, en el marco del terrorismo de Estado en Argentina. Fue una de las que se utilizaron para alojar en forma ilegal a miles de presos políticos, siendo sometidos a torturas y en muchos casos asesinados o desaparecidos. Por allí pasaron mil doscientos presos que luego fueron “blanqueados”. En un pabellón específico recluyeron a una treintena de mujeres y a nueve de sus hijos. Era un régimen carcelario de extrema severidad, sistematización de tortura y malos tratos, alimentación insuficiente y falta total de atención médica. En 2012 fue señalizada como sitio de memoria por lo cual hoy no puede ser demolido más allá de los intentos del Gobierno de la Ciudad.
En el penal funciona el CUD (Centro Universitario Devoto) el cual comenzó a funcionar en 1985 cuando un grupo de presos realizó gestiones y protestas para que los dejaran estudiar. Después de una lucha de los internos el Centro se abrió en 1985 y es un espacio de libertad dentro de un contexto de encierro y oscuridad.
Actualmente los reclusos disponen de diferentes carreras; Derecho, Sociología, Ciencias Económicas, Psicología y Ciencias Exactas, Filosofía y Letras y distintos talleres que les permiten conversar, charlar, reflexionar en conjunto y sobre todo los habilita a crear y mantener un pensamiento crítico. El CUD es un espacio cuidado y mantenido por los presos a donde el Servicio Penitenciario Federal no entra salvo cuando realizan alguna requisa inesperada.
Un gran proyecto
Volviendo al establecimiento en su totalidad los internos reciben visitas los días martes jueves y fines de semana. La mismas se realizan en las salas que están destinadas para estas actividades pero ellas son espacios fríos, enrejados, inhóspitos donde los niños/as que van a pasar un tiempo con sus padres no tienen un alojo para poder sentirse cómodos y albergados.
Por este motivo se ha pensado en crear una plaza blanda para que los infantes puedan jugar y sentir menos padecer al estar encerrados entre millones de rejas. Poder corretear distraerse y sobre todo mantener un vínculo subjetivante con sus padres durante la visita.
Entiendo que esto es esencial para que los padres, ahí encerrados, logren mantener un círculo afectivo y amoroso con sus hijos y sobre todo para que estos niños y niñas no se sientan presos también cuando van de visita.
Este emprendimiento aún está en tratativas y esperamos que esto ocurra lo antes posible. Estamos muy esperanzados que pronto pueda realizarse. Creemos que la Plaza es urgente e importante. En lo personal para mí es un honor y orgullo que los internos hayan pensado en proponerme como madrina de este espacio, que me parece fundamental para los niños y los niñas que transitan ese lugar.
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Carla Elena. Psicóloga Social. Docente y participante del Forum Infancias.