Luis Brunetto: “Rosa Luxemburgo era invencible y por eso la mataron”
Por Marcelo Massarino/El Furgón –
El presente tiene un anclaje en el pasado que nos permite esbozar algunas respuesta desde un análisis en perspectiva. El tiempo puede instalar el olvido o revitalizar la memoria. En ese camino, Luis Brunetto escribió Fui, soy, seré. Rosa Luxemburgo y la Revolución Alemana (Editorial Sudestada), un trabajo que rescata el proceso revolucionario en una Alemania de 1918-1919, que era el corazón del sistema capitalista europeo. Esos días pudieron cambiar el rumbo de la historia política mundial. En el centro de la movilización estuvo Rosa Luxemburgo, la dirigente más importante de aquella insurrección obrera y popular que sólo pudo ser callada con la muerte.
Hace cien años, un nueve de noviembre de 1918, la revolución ocupó el corazón de Berlín y obligó a la abdicación del Kaiser que significó la caída del Reich. Dos repúblicas fueron proclamadas: una desde el Reichstag donde los socialdemócratas planteaban el status quo del sistema; la otra, desde el Palacio Real de Berlín donde los espartaquistas anunciaron la república libre y socialista alemana.
Alemania era un país diezmado por la Primera Guerra Mundial que tuvo graves consecuencias para la población civil. Además, la derrota en la Gran Guerra generó una crisis dentro de sus fuerzas armadas con los mandos sin poder sobre la tropa. Los soldados recibía las noticias que venían desde Rusia con el avance de las fuerzas bolcheviques, que tomaron el poder de Rusia con la Revolución de Octubre, a la par que crecía la organización y las huelgas de la clase obrera alemana.
Los obreros creaban organismos de poder con comités de fábrica que eran una verdadera representación de clase aun por sobre los legisladores, votados en elecciones, que hacían política en el parlamento. Las masas ganaban las calles y enfrentaban decididas al sistema político y al militarismo. Ocupaban los espacios y creaban poder para terminar con la monarquía y sentar las bases de una república socialista. Mientras tanto, los dirigentes socialdemócratas buscaban por todos los medios ahogar el proceso revolucionario, establecer una alianza de clases que terminara con la monarquía pero no con el sistema de explotación capitalista y la institucionalidad burguesa
Luis Brunetto, profesor y licenciado en Historia, autor de El Camino Hacia Oktubre, habitual colaborador del portal El Furgón, recorre la trama de los días del levantamiento del proletariado de Berlín conocido como la Revolución Espartaquista. Fue cuando Rosa Luxemburgo escribió El orden reina en Berlín: “‘¡El orden reina en Berlín!’, proclama triunfante la prensa burguesa, proclaman Ebert y Noske, proclaman los oficiales de las ‘tropas victoriosas’ a las que la chusma pequeñoburguesa de Berlín acoge en las calles agitando sus pañuelos y lanzando sus ¡hurras! La gloria y el honor de las armas alemanas se han salvado ante la historia mundial. Los lamentables vencidos de Flandes y de las Ardenas han restablecido su renombre con una brillante victoria sobre… los 300 ‘espartaquistas’ del Vorwärts (…) ‘¡El orden reina en Berlín!’, ¡esbirros estúpidos! Vuestro orden está edificado sobre la arena. La revolución, mañana ya ‘se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto’ y proclamará, para terror vuestro, entre sonido de trompetas: ¡Fui, soy y seré!”
El 15 de enero de 1919 Luxemburgo fue arrestada en un hotel de Berlín junto a su camarada Karl Liebknecht. Ambos fueron asesinados. El cuerpo de Rosa fue arrojado desde un puente a un canal; fue encontrado recién el 31 de mayo. Aún conservaba jirones de sus guantes y el vestido.
A cien años de la revolución alemana, la insurrección obrera y popular que pudo desviar el curso de la historia, Luis Brunetto señala la importancia del movimiento y por qué la acción y el legado de Roxa Luxemburgo son claves para entender qué pasa en este nuevo siglo dominado por la crisis del capital y la aparición de un conservadurismo xenófobo y ultra.
El Furgón: -¿Por qué en el siglo XXI, con hegemonía de la derecha, es necesario recorrer la historia de la Revolución Alemana y la trayectoria de Rosa Luxemburgo?
Luis Brunetto: – Porque sirve para explicar las causas de esa hegemonía de la derecha. La gigantesca voluntad de lucha de las masas obreras alemanas fue derrotada. Y los hechos que se abren con la november revolution de 1918 han quedado en el olvido, salvo para los historiadores y los biógrafos de Rosa. Pero no sólo se trató del proceso que va desde noviembre del ’18 a enero del ’19, con el aplastamiento del levantamiento berlinés: la huelga general armada que derrotó el putsch de Kapp en 1920, el levantamiento comunista de 1923. Las masas alemanas lucharon siempre. El problema fueron las direcciones, y eso se ve como en ningún otro lado. La frase de Trotsky para explicar la derrota de la revolución española, cabe perfectamente para la revolución alemana después del asesinato de Rosa y Liebcknecht: “las masas son siempre más audaces, más resueltas que los dirigentes. Las masas quieren luchar: los que las frenan son los dirigentes. Disimulan su propia indecisión, su propio conservadurismo, sus propios prejuicios burgueses mediante alusiones al atraso de las masas”.
E.F.: -¿La derrota de la revolución alemana es también la partida de defunción de la revolución en un país desarrollado, esa que creían Marx y Engels, y el huevo de la serpiente que engendró el nazismo?
L.B.: -Marx y Engels creían en la revolución mundial. En mi libro anterior sobre la revolución de octubre discuto esa idea según la cual Marx y Engels creían imposible la revolución en los países atrasados: esa era justamente la idea de la II Internacional, cuyo principal partido era la socialdemocracia alemana. Si uno ve el siglo XX en su conjunto, encuentra un ciclo revolucionario que se abre en Europa con la revolución bolchevique y se extiende por todo el viejo continente. La revolución alemana se combina también con la austríaca y la húngara, y en 1920 se extiende a Italia donde se desarrolla el movimiento consejista en el que tiene una influencia decisiva Antonio Gramsci. A partir de ese momento, Lenin y Trotsky sacan la conclusión, y eso se refleja en las sucesivas resoluciones de la III Internacional, de que el capitalismo ha entrado en una fase de provisoria estabilización, y que es probable que el ciclo revolucionario se desplace hacia el oriente y el resto del mundo atrasado. Evidentemente no interpretaban tan mal las cosas. En cuanto a Europa, la derrota revolucionaria alemana es clave, porque es la base del futuro ascenso del nazismo. “La revolución engendra la contrarrevolución” decía Marx y eso es lo que va a ocurrir en Alemania, pero también en Italia, Austria, Hungría, etc. La guerra ofrecería finalmente una salida económica a la crisis capitalista y Europa y Estados Unidos atravesarían una etapa de relativa estabilidad social y política hasta el Mayo Francés. Mientras tanto, China, Vietnam, Cuba. Argelia, etc., demuestran que efectivamente, la revolución se había desplazado a los países atrasados, como previó la III Internacional.
E.F.: -¿Qué importancia tiene el asesinato de Rosa Luxemburgo?
-L.B.: -Es un hecho absolutamente clave. Rosa era a la vez una teórica y una jefa política de la talla de Marx y Engels, de Lenin o de Trotsky. En eso sigo la hipótesis que desarrolla Trotsky en su Historia de la Revolución Rusa, según la cual la Revolución de Octubre no hubiera triunfado si, durante las jornadas de julio, la reacción hubiese logrado encontrar y asesinar a Lenin. Recordemos que Lenin debió volcar todo el peso de su autoridad política para lograr que el partido aprobara en septiembre del ´17 la decisión de organizar la insurrección: ¿Quién hubiese podido convencer a una dirección vacilante de semejante resolución, sino él? En Alemania eso ocurrió: Rosa y Liebcknecht fueron asesinados sin chistar porque, evidentemente, la burguesía había sacado conclusiones de lo que había pasado en Rusia. Rosa era además, como Liebcknecht, una líder de masas querida por el pueblo trabajador y una incansable luchadora. Tengo muchas razones para pensar que, bajo su dirección, el partido podría haber balanceado los errores del levantamiento berlinés y haber desarrollado con éxito una política revolucionaria. Rosa viva era invencible. Por eso la mataron.
E.F.: -Usted señala dos motivos por los cuales el marxismo revolucionario no se reinserta en las masas: su carácter utópico y la asociación inmediata con el burocratismo autoritario del stalinismo. ¿La revolución alemana pudo cambiar la ecuación política del socialismo mundial?
L.B.: -Si, respecto al carácter utópico me refiero al hecho de que así es percibido por las masas, no es que yo crea que es una utopía. Por el contrario, es la única salida para la humanidad. Justamente, creo que la revolución alemana es la prueba de que la revolución proletaria es un proceso perfectamente posible en los países avanzados. Su conocimiento contrarresta con la idea de que eso no puede pasar alli, ni en Estados Unidoso en Francia. Eso es fundamental, pues sólo cuando triunfe en un país avanzado, el socialismo tendrá un punto de apoyo decisivo. Mientras tanto, todos los regímenes socialistas serán provisorios y tensionados hacia el retorno al capitalismo. En cuanto al burocratismo, se trata justamente de un fenómeno apoyado en el atraso de las economías que iniciaron procesos de transición al socialismo. Alemania era el antídoto a ese mal inevitable: era la principal economía industrial del mundo. Esa era la perspectiva que defendían Lenin y Rosa, cuando se trazaban el panorama de la combinación de la revolución rusa y la alemana.
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Conseguí Fui, soy, seré. Rosa Luxemburgo y la Revolución Alemana en Librería Sudestada, Tucumán 1533, CABA.