Mar del Plata a puro cine
Esta vez sin pato polémico ni anglosajón misterioso a cargo, el Festival de Mar del Plata enfrenta su edición número 33 con todo el ímpetu de una nueva y juvenil gestión. Va del 10 al 18 de noviembre.
Por Fernando Chiappussi/El Furgón –
¿Se acuerdan de Peter Scarlet? El norteamericano con nombre de comic, ex director del festival de Tribeca, había sido puesto a cargo del Festival de Mar del Plata en 2017, para evaporarse apenas un par de meses después de concluida la edición de ese año. Mucho se dijo entonces: que el hombre no hablaba castellano, que había obligado a los participantes del work in progress a presentar sus proyectos en inglés, que lo habían echado de la Cinemateca Francesa… La Argentina es un país tan caótico que hoy apenas se lo recuerda como una anécdota más, otra “prueba y error” de un INCAA evidentemente influido por el gobierno nacional del que se pretende autárquico.
Este año, más juiciosamente, la dirección recayó en una programadora joven pero con varios años de experiencia en el evento, Cecilia Barrionuevo. La elección conviene al actual contexto de ajuste fiscal del Gobierno, pero lo cierto es que en años recientes Barrionuevo, así como el también programador Marcelo Alderete (ambos arrimados en su momento por Fernando Martín Peña), ayudaron a levantar la calidad del Festival con una selección menos “esquizo” y más sintonizada con las nuevas tendencias del cine internacional (léase, menos coproducciones elefantiásicas y más cine de autor). Esto ayudó a darle identidad a la muestra y a mejorar la calidad -así como bajar el tono geriátrico- de los invitados extranjeros. El lado negativo, si se quiere, es una tendencia a copiar el perfil del BAFICI, lo que se nota en especial en el armado de secciones y competencias. Pero es un detalle: lo que importa son las películas, y a pesar de que esta edición -FMI mediante- dura un par de días menos, hay muchísimo para ver, disfrutar y hasta cholulear.
Dos invitados franceses engalanan la fiesta con pequeñas retrospectivas dedicadas: el actor Jean Pierre Léaud, de gran presente y sobre quien hace poco escribimos, y el cineasta Leos Cárax (Mala sangre), aquel enfant terrible de los ’80, de quien se verá casi toda su obra. El resto de los focos va de la concesión “populista” (el cómico Pierre Richard, quien también estará en Mar del Plata), pasando por un clásico olvidado (el alemán Wolfgang Staudte), otro siempre vigente (Ingmar Bergman, sobre quien también escribimos) y la pionera del cine experimental Maya Deren (gran oportunidad de ver en el cine una obra única). También hay copias restauradas de viejos films de Chantal Akerman, Dennis Hopper (The last movie más documental sobre su realización), María Luisa Bemberg (Señora de nadie) y el Grupo Cine Liberación (la primera parte de La hora de los hornos). Out of the present, documental de Andrei Ujica sobre la última misión espacial soviética, es otra experiencia recomendable para ver en pantalla grande.
Por su posición en el calendario, Mar del Plata recibe habitualmente los títulos de grandes y pequeños autores que pasaron por Cannes, Venecia o Toronto a lo largo del año (Locarno, el importante festival suizo, suele ser más afín al BAFICI). Entre los consagrados con nuevos títulos están el maestro coreano Lee Chang-dong (Burning), el venerable documentalista Frederick Wiseman (Monrovia, Indiana), el “Rohmer coreano” Hong Sang-soo (Hotel by the river), el mexicano Alfonso Cuarón (Roma, película de clausura), el español Isaki Lacuesta (Entre dos aguas) o el francés Olivier Assayas (Doubles vies, con Juliette Binoche). También figuran nombres de moda en festivales pero que no le mueven el amperímetro a este cronista, como el contemplativo Sergei Loznitsa (mséee…), el británico Peter Strickland (bueh), el griego Yorgos Lanthimos (ay me muero del escándalo) o el chino Wang Bing con sus documentales-mamotreto (ya te podrías ir consiguiendo un editor). El de este año dura… ¡495 minutos!
Mar del Plata es un buen lugar para ponerse al día con el cine argentino que anduvo recorriendo festivales durante el invierno: ahí están los nuevos títulos de Alejandro Fadel (el de Los salvajes), Ana Katz, Iván Fund (Vendrán lluvias suaves, se estrena este mes), Gastón Solnicki (con un homenaje al fallecido director de la Viennale, Hans Hursch)… Y premieres o casi, como las de Ezequiel Acuña (La migración), Carlos Echeverría (el documental Chubut, libertad y tierra), Raúl Perrone (Corsario) o Martín Farina, el de Mujer nómade. También buenos nombres del cine latinoamericano, como los de Julio Hernández Cordón, Federico Veiroj o Kiko Goifman. Con estéticas para todos los gustos: desde el montaje calesitero de los que sufren horror vacui hasta esos planos fijos que parecen eternos pero donde muchas veces se define un cinéfilo.
Todo esto está salpicado, en un catálogo de 277 títulos, con películas desconocidas o de autores ignotos o novatos. Son la zona de descubrimientos de todo festival y conviene jugársela e ir a ver algunas (guiarse por los comentarios de los programadores), porque ahí suelen estar los nombres que van a sonar fuerte en el futuro; todos los grossos tuvieron que empezar alguna vez. Si te gusta tirar un título que nadie vio y comentarlo para sacar chapa de entendido, hay que bucear ahí. O sino decí que viste la de Wang Bing, total quién te va a discutir si es una obra maestra o no… (recordar, 495 minutos). Buen festival para todos.
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Portada: “Muere monstruo muere”, de Alejandro Fadel.