Reminiscencias de otros diciembres
La Tinta*/El Furgón – Es sabido que fin de año es un momento complicado. La temperatura, el viento norte y el cansancio de todo el año suelen ser factores difíciles de combinar. Si a eso le sumamos el bolsillo cada vez más flaco y la violencia del arriba, la ecuación es explosiva.
Recordemos algunos momentos del “segundo semestre” que van a pasar a la Historia: las terribles muertes en manos del Estado de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, la desaparición del submarino ARA San Juan, la escandalosa y poco fructífera reunión de la OMC y los datos de encuestas cada vez más alarmantes, como que la mitad de los niños del país viven en hogares pobres.
El jueves pasado el gobierno nacional intentó que se aprobara la reforma previsional y tributaria. El resultado es el que ya conocemos: levantamiento de la sesión por irregularidades y siete horas de represión feroz, 45 detenidos, cientos de heridos, incluido dirigentes, diputados y periodistas. Luego el hostigamiento judicial, los allanamientos del juez Claudio Bonadío y la persecución de los detenidos.
Descolocado, Cambiemos viene dando pasos en falso sin lograr revertir los reveses que los movimientos sociales y sindicatos le vienen propinando en la calle. Hasta trascendió que la ley entre por DNU.
Capítulo aparte merece un nuevo descarrilamiento de Elisa Carrió. En su imposibilidad de ser orgánica a nadie más que a ella misma, Lilita les “marcó la cancha” a Cambiemos tres veces: “Primero, para frenar la sesión en el recinto; luego para pegarle a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y después para volver a sacarse desde Twitter y advertirle a Macri que no iba a apoyar que la reforma previsional saliera por un decreto”, analiza Claudio Mardones desde su columna en Tiempo Argentino.
De urgencia, Macri y su gabinete se reunió con los gobernadores y diputados del interbloque Argentina Federal, acordando una nueva sesión para hoy lunes a las 14 y la promesa de quórum y voto favorable, a cambio de un bono único irrisorio en marzo del año que viene. El acuerdo incluye el voto de los diputados cordobeses de UPC Martín Llaryora, Alejandra Vigo y Paulo Cassinerio.
El macrismo está viviendo su momento más difícil y hoy es un día clave con final abierto.
Ostentación de la violencia
El jueves pasado la ciudad de Buenos Aires amaneció militarizada. Un operativo desmedido de unos 2000 efectivos de cuatro fuerzas, que recuerda los peores años de nuestra historia reciente, rodearon el Congreso y las calles del microcentro.
Una lectura interesante es mirar con atención el engordamiento de los aparatos represivos en todos estos años de democracia. Presupuesto tras presupuesto, las partidas destinadas a los Ministerio de Seguridad, Defensa y la Agencia de Inteligencia se vienen incrementando en silencio.
El periodista Horacio Verbitsky lo describe desde su blog: “El miércoles y el jueves el gobierno estrenó alguno de los juguetes bélicos a los que dedica una porción significativa de esa ampliación de presupuesto: blindados, hidrantes, lanzadores de granadas de gas a 60 metros de distancia, altas rejas también blindadas y uniformes de Robocop que sólo dejan a la vista una línea del cuello”.
Recordemos también que una de las primeras medidas de la actual gestión fue la aprobación del Protocolo “Antipiquetes”, marco legal que avala prácticamente cualquier represión.
“En la Argentina nadie podría afirmar con seriedad que esas fuerzas estén desbordadas y, en los términos de la ley, se requiera la intervención castrense”, sostiene el periodista en el Cohete a la Luna. Y continúa: “Lo que se advierte es un desborde de los efectivos contra ciudadanos en distinto tipo de conflicto, y el aval que estos desmadres reciben de la logorrea oficial”.
Esa ostentación de la violencia, justificada desde el gobierno y legitimada desde los medios, encarnada en las figuras de Patricia Bullrich y Pablo Noceti, representa una de las piezas más peligrosas del tablero, con resultados que pueden ser catastróficos contra los derechos humanos.
Paro y amparo
Presionada por cientos de miles de personas en la calle, el avance de los movimientos sociales y una coyuntura en ebullición, la cúpula de la CGT tuvo que pronunciarse y prometer que hoy se llama a Paro Nacional Activo desde el mediodía “en caso de que el Poder Ejecutivo mantenga su decisión de tratar el proyecto”. Unos 40 gremios se acoplan a las protestas frente al Congreso.
Esteban “Gringo” Castro, secretario general de la CTEP, anunció: “Volvemos a plantear una jornada de lucha nacional con la fuerza y la solidaridad que caracteriza a nuestro sector. En contra de las reformas que afectan al conjunto de la clase trabajadora y por el aguinaldo social a jubilados y beneficiarios de la AUH”.
Además, abogados de la CTEP presentarán una serie de Recursos de Amparo Colectivo en simultáneo en las ciudades de Córdoba, San Francisco y Catamarca, que se suman al presentado la semana pasada en Buenos Aires. “El proyecto de Reforma Previsional daña los derechos de los sectores más vulnerables del pueblo argentino”, reza el texto. La presentación va acompañada de protestas frente al Juzgado Federal de Seguridad Social Nº 2 en capital, para exigir el pronunciamiento del juez Fernando Strasser en relación al pedido de inconstitucionalidad que ya cuenta con dictamen favorable del Ministerio Público Fiscal.
En Córdoba se producirán a lo largo del día diversas acciones. Movimientos sociales y partidos de izquierda decidieron cortar los puentes Centenario, Alvear y Olmos. El triunvirato piquetero de CTEP, Barrios de Pie y CCC convoca a Colón y General Paz al mediodía. Por último, las centrales sindicales convocan a las 12 también en la Casa del Movimiento Obrero (27 de abril y General Paz) y en la intersección de Maipú y 25 de mayo.
La dignidad en la calle, como hace quince años
Fue un diciembre también -el del 2001- que el hartazgo se hizo grito “que se vayan todos” y terminó con un presidente en helicóptero, abandonado su cargo. Pero acá están todos de vuelta, aplicando las mismas recetas.
El sociólogo Ignacio Ramírez, en su columna de la revista Anfibia, analiza que el Gobierno se vincula con sus votantes como si sólo fueran antikirchneristas, y su batería dicursiva gira en torno a la pesada herencia. Pero ahí incurre en su error: “Además de antikirchneristas, los votantes oficialistas son argentinos y, por lo tanto, participan de determinados consensos culturales más transversales y antiguos que los bolsos de López”.
Y no solo reunió a esas tres palabras, sino que logró hermanar en la calle a trabajadores precarizados y gordos sindicalistas, abuelas y periodistas, familiares del ARA San Juan, partidos de izquierda, despedidos y un abanico cada vez más grande de sensibilidades y rebeldía.
Las cartas están echadas.
*Artículo publicado en La Tinta / Fotos: Pablo Piovano