jueves, febrero 13, 2025
Cultura

La ardiente enamorada del viento

El Furgón – La editorial Sudestada presentó este año el libro “Alejandra Pizarnik para chich@s”, de la colección Aventurer@s. En El Furgón presentamos un fragmente del libro acompañado de las ilustraciones del dibujante Julio Ibarra.

La poesía es una ventana abierta. Pero una ventana diferente: una que se abre de par en par y, en lugar de permitirnos disfrutar el paisaje, nos ayuda a mirarnos por dentro. La poesía es ese modo que encontramos de conocernos a nosotros mismos. A través de ella podemos contar nuestras alegrías y nuestras tristezas, las fantasías y las emociones, nuestros desafíos y nuestros miedos. En ese sentido, la ventana de Alejandra Pizarnik es una de las más interesantes. No sólo porque Alejandra es la mejor poeta argentina de las últimas décadas, sino también porque los modos en que ella elegía contarse eran una mezcla de emociones y de colores: la noche era su territorio, los espejos eran su obsesión, la infancia era un lugar para regresar siempre desde el recuerdo, la amistad era su refugio cálido, la soledad era un fantasma que la perturbaba, el viento era su amante apasionado, viajar a París era su sueño eterno, el lenguaje era una caja de herramientas para buscar y buscar…

Por eso te invitamos a conocer algunos pedacitos de Alejandra, de su vida y de su obra. Porque no hay mejor manera de empezar a comprender la poesía que abriendo esa ventana, de par en par. Como soñaba Alejandra y como todos los poetas que representan el corazón palpitante de un pueblo. Te proponemos la aventura de abrir la ventana de doña Alejandra Pizarnik, dejar entrar el vientito y mirar a través de sus ojos verdes ese hermoso horizonte de poesía.

***

La familia Pizarnik llegó a la Argentina escapando de la guerra; todos muy preocupados por el avance del nazismo en Europa. La pequeña Flora Alejandra, la más pequeña de las dos hermanas, nació en Avellaneda. Traviesa, divertida pero también un poco tartamuda al hablar, en casa todos la llamaban “Buma”, que significa flor en idioma idish.

¿A qué le gustaba jugar a Alejandra con su hermana Myriam? Sus juegos favoritos eran la rayuela, las muñecas y las estatuas… Se quedaban quietitas durante un rato en el jardín, y la primera que se movía, sonreía o estornudaba, perdía y tenía que cumplir una prenda…

En aquellos años, la frase mágica para Alejandra y Myriam en casa era: “Me aburro”. Cuando las nenas decían eso, su madre se apuraba a darles 10 centavos a cada una para que fueran corriendo, muy contentas, a comprar un librito de cuentos… No había momento más feliz para las hermanas que esas salidas a las apuradas a conseguir una historia para leer. Allí comenzó su pasión por la lectura.

Años más tarde, la infancia seguirá siendo un destino para los viajes de regreso de Alejandra, con su poesía. Una y otra vez vuelve a conversar con la niña que fue, un poco preocupada por los desafíos de la vida adulta.

Para consultar por el libro: http://www.revistasudestada.com.ar/edicion/311/alejandra-pizarnik-para-chics/