¿No conocés Death Note?
Andrés Cardiff/El Furgón – Quizás sea de las series policiales que se cruzan con lo paranormal a base de un argumento sólido y conciso. Una experiencia que regala esta historia es ver a personas que jamás vieron un animé (por prejuicio) teniendo que reconocer que estos dibujitos japoneses, de cabello geométrico y ojos gigantes, están no buenos, sino buenísimos. Se preguntan a sí mismos ya son otakus. ¿Qué pasó? No pasó nada. Simplemente es relato fantástico, mitológico y policial que está hecho a base de ingenio y, si bien es de origen asiático, posee una narrativa universal por el eje de su conflicto y su pregunta filosófica: ¿qué es la justicia? Y sobre todo la justicia pensada desde la pena de muerte.
¿De qué va la cosa? Supongamos que sos el mejor estudiante de Japón y estás hastiado. Nada es un desafío. Nada te llama la atención. Por lo tanto, nada te satisface ni te motiva. De repente, un librito te llama la atención. Está ahí tirado, como si fuera poca cosa. La curiosidad de ese nombre escrito en la tapa, Death Note, finalmente logra que el mentado estudiante lo lleve bajo el brazo. Ya en la intimidad de su cuarto, puede ver que tiene reglas para su uso. Puedes matar con escribir el nombre de una persona en él. Con saber el nombre de un ser humano y conocer su aspecto, puedes matar impunemente. ¿Y si la usara para matar criminales? ¿Haría de este un mundo mejor?
La megalomanía, la misma lupa torcida con la que Raskolnikov, el “héroe” de Crimen y Castigo, creyó estar por encima de la media para sentirse exento de toda responsabilidad por sus actos, hace estragos en Light, el mentado estudiante. Con acceso a registros de la policía, mata a los más buscados y en internet se le da por nombre Kyra, deformación del vocablo inglés “killer”.
La tiene fácil, ¿no? La trama cobra mayor complejidad rápida pero coherentemente. Los policiales con toques sobrenaturales necesitan equilibrio entre lo verosímil de sus conflictos y lo flashero de sus reglas fantásticas internas. Alterada las reglas naturales y habiendo despertado un debate de profundidad filosófica, se le suman dos elementos fuertes: una metáfora de la muerte y un rival a la altura de los hechos. He aquí la fórmula base que le ha valido renombre mundial entre otakus y ajenos al mundo del relato gráfico oriental.
Netflix estrenará su versión con gente de carne y hueso en agosto de este año, pero es de recomendar ver la versión original primero, porque es una serie para pensar qué entendemos socialmente por “justicia” y en qué nos convertimos al resolver esa pregunta.