Te va a dejar por una de veinte
La sexualidad patriarcal creó mitos, prejuicios y estereotipos. Aún resisten y persisten. Con frecuencia he escuchado la frase “si se fue con una de veinte es porque vos lo rechazaste en la cama” o “es porque tus pocas ganas lo cansaron”. Suena a amenaza, ¿no? Y también a poner la responsabilidad, la obligación y la culpa del lado de la mujer sin poder hacer un análisis más profundo y complejo de la situación.
Desde niñas aparece la presión por “tener que ser atractivas”. Por añadidura aparecen los estereotipos de belleza ligados al cuerpo, a la delgadez y a la juventud. En la sexualidad patriarcal, la mujer se piensa al servicio del hombre, el saciar al hombre y que quede satisfecho, el estar a disposición de su deseo sexual, es ocupar un lugar como mujer. Un lugar pasivo, una posición que se ejerce, una manera de ser y de estar. La mujer desde este enfoque patriarcal “tiene que estar a disposición y disponible” porque el hombre macho es muchas veces considerado insaciable, viril, un toro. Desde esta perspectiva el varón también crece con la presión hostil de “rendir”, “producir”, “ser viril”, “exitoso”, “insaciable” como un ticket de entrada a la masculinidad machista, desde ahí ”
“Se es”. Las otras formas alternas de masculinidad quedan por fuera, expulsadas.
“Se va a ir con una de veinte” marca una posición subjetiva e ideológica. En esta frase lo que queda capturado no es el deseo en sí mismo, sino el “tener que hacer” por miedo a ser dejada. El deseo aun no apareció en mi texto porque justamente en la sexualidad patriarcal el deseo no es prioridad. La sexualidad muchas veces aparece graficada como un trámite.
“El irse con una de 20” amenaza y rivaliza a la sexualidad asociada a la juventud desde lo hormonal. Sexo, sexualidad y genitalidad, son cosas distintas.
La sexualidad traspasa y excede al sexo y a la genitalidad. La desborda.
La sexualidad interpela y atraviesa lo social, lo emocional, lo afectivo, lo físico, lo laboral, lo económico, la salud, lo cognitivo. La sexualidad es transversal.
En la sexualidad patriarcal el deseo de la mujer no es prioridad. Incluso, aún sigo escuchando mujeres que hablan de la sexualidad como un trámite para dejarlos contentos sin poder cuestionarse qué les pasa con esto. A veces, está tan naturalizado, legitimado e instalado que termina siendo una práctica mecánica, de inercia más que el encuentro del deseo entre personas.
Aparece la falta del orgasmo, o fingir el mismo, el desconocimiento del propio cuerpo, el poder hablar, conversar sobre la sexualidad, el consentimiento, un concepto que hay que hacerlo circular.
En la sexualidad patriarcal, se cuela muchas veces la violencia, se filtra bajo mecanismos instalados que se han trasmitido de generación en generación.
La violencia sexual, muchas veces invisibilizada, subestimada, minimizada.
La Ley 26.485, de Protección Integral de la Mujer, trae en las diferentes formas de violencia a la violencia sexual. Violencia sexual también es, que un hombre mientras la mujer duerme la penetre.
La sexualidad puede pensarse o mejor dicho debe repensarse desde la complejidad. Porque eso es.
La ESI es una herramienta, un recurso que posibilita ya desde la primera infancia, construir sexualidades con perspectiva de género, del derecho, de la ética. Es atreverse a desarmar esos modos y formas de vincularse que hoy aún viven y sobreviven. El “te va a dejar por una de veinte si no….” Complétenla como quieran es directamente proporcional y funcional a una época y contexto social y cultural machista.
No trato con estas reflexiones de agudizar los binarismos, porque es complejidad, no binarismos. Tampoco de culpabilizar a quien repite o cree en estas frases hechas y prejuiciosas. Entiendo que como decía mi querido Jorge Garaventa “todos somos caldo de cultivo del patriarcado” y está en poder tener la valentía de correr ese velo, traspasar ese borde, que inquieta, incomoda y pone en tensión, la pregunta. ¿Cuánto de todo esto es nuestro, es verdaderamente nuestro? ¿Qué implica su renuncia? ¿Qué miedos y fantasmas nos representan? ¿Qué frases heredamos? ¿Cuál arrastramos? ¿Cuáles nos fundaron?.