La importancia de nombrar
Desde hace algunos años surgió con fuerza la necesidad de utilizar un lenguaje menos androcéntrico y que incluya a las mujeres y diversidades. Así fue que bajo la premisa de Georges Steiner “lo que no se nombra no existe”, se empezó a usar los primeros esbozos de lenguaje inclusivo, el todas y todos, la x, el @ para empezar a designar lo no binario y, finalmente, la e y la i. La batalla por incluir en el lenguaje es reciente pero ya hay logros concretos como es que cada vez más universidades lo adopten y promuevan el uso inclusivo del lenguaje. El uso del habla que hacen día a día les adolescentes también es un buen indicio de que se van extendiendo maneras más inclusivas de hablar.
Sin embargo, en el plano civil e identitario de las personas, perdura impunemente un sesgo patriarcal que no ha sido visualizado con la atención que merece. La mayoría de las familias al momento de registrar a sus hijes que han nacido, colocan un solo apellido, el paterno. Esta cuestión a veces soslayada, para evitar discusiones o simplemente por “naturalizada”, no es menor si de sentirnos nombradas y valoradas se trata. Las causas pueden ser variadas pero por lo general marcan una generalidad de uso de un solo apellido.
Aunque casi nadie lo sepa, en el plano normativo la reforma del Código Civil argentino habilitó desde 2015, la posibilidad de colocar el apellido materno en primer lugar y luego el paterno. Pero pocas personas conocen esta reglamentación que nos pone en la misma circunstancia que países como Brasil que lo hacen mayormente de esta manera. Son escasas las personas que hacen uso de estas conquistas, gana el hábito y se mantiene lo establecido.
Pero, ¿qué connotaciones tiene ejercer este acto que es minoritario en nuestra cultura? En primer lugar, se rompe con la reproducción infinita del apellido paterno y del poder exclusivo de dar el apellido a los varones. En segundo lugar, se rompe con un estereotipo casi invencible, que presupone que habrá problemas administrativos o legales si se coloca en primer término el apellido materno, o simplemente es algo que “no corresponde”, si hay padre presente.
Queda a cargo del Registro Civil la importante tarea de informar sobre los derechos que permite el nuevo Código Civil a las personas y promover perspectiva de género para romper estereotipos
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Portada: Foto del portal airedesantafe.com.ar