Patota, no manada
El Observatorio de la Violencias de Género “Ahora que sí nos ven” manifestó que al 2 de marzo de 2022 se han cometido 51 femicidios en nuestro país. También alertaron del alto porcentaje de femicidios que suceden en la casa de las víctimas, motivo por el que exigieron mayores políticas públicas para mujeres en situación de violencia. Agregaron que la Justicia tiene que aceitar sus mecanismos de acción, ya que por lo menos 9 de las víctimas habían realizado una denuncia previa.
Con respecto al registro de femicidios de 2021 elaborado por el mismo Observatorio, los números continúan siendo una preocupación. Mientras que en enero del año pasado se registraron 39 femicidios, en el mismo mes de 2022 se detallaron 31. No obstante, en comparación con febrero de 2021, se observan 17 y 20 en 2022.
La madrugada del 2 de marzo pasado seis hombres violaron a una joven de 20 años dentro de un auto. El episodio fue detectado por vecinos que hicieron la denuncia a la Policía inmediatamente.
La violación en patota sucedió en las cercanías de Plaza Serrano a plena luz del día. Tras la denuncia la policía porteña arribó al lugar y se encontró con seis hombres, cuatro adentro de un auto, y dos afuera que oficiaban de campana. Los primeros testimonios indicaron que el ataque se habría perpetuado después del mediodía de ese lunes.
Dentro del coche estaba también una joven de 20 años, quien se encontraba desvanecida, pero confirmó haber sido abusada sexualmente dentro del vehículo por cuatro de los presentes. La mujer fue acompañada por psicólogos y está siendo asistida por expertos de la Oficina de Violencia Sexual.
Durante el 2020 y 2021 se ha formado a la totalidad del personal de la Administración Pública Nacional (APN) como lo indica la Ley Micaela (ley 27.499). La misma establece la capacitación obligatoria en los temas de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que trabajan en la función pública. Así también, como consecuencia de la dimensión de los femicidios se sancionó y promulgó en 2018 la Ley Brisa (Ley 27.452) la cual otorga a los hijos/as de mujeres asesinadas por violencia de género una reparación económica mensual equivalente a la jubilación mínima.
Es preciso mencionar que desde hace más de 15 años contamos con la Ley de Educación Sexual Integral y desde 2020 con la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. También en el 2009 se sancionó la Ley de Protección Integral a las Mujeres.
Éstas son normas esenciales y fundamentales que hemos, como movimiento, conseguido fueran sancionadas y son logros muy importantes que merecen ser comentados y comprenderlos como tales, fruto de la unión de un colectivo que se sostiene mediante el entramado vincular y el apoyo mutuo que con el transcurrir de los años se ha ido fortaleciendo y cada vez es más sólido.
Entonces, ¿qué ocurre que día a día nos siguen matando? Pudimos instalarnos en las calles, en el discurso, tenemos leyes que nos protegen, contamos con 2 ministerios (Nación y provincia de Buenos Aires) que gestionan programas que apuntan a políticas públicas que nos resguarden y alojen, pero los crímenes por razones de género no bajan sino que por el contrario suben.
Creo que tenemos que pensar que este es un sistema, un engranaje que está aceitado y que para frenarlo lo punitivo no es suficiente. Al ser un sistema regido por un mandato de masculinidad es muy complejo quebrarlo, fisurarlo y deconstruirlo.
El mandato de masculinidad, en palabras de Rita Segato, actúa en forma de corporación con dos reglas esenciales: la lealtad y la jerarquía. El hombre macho cis yhétero necesita mostrarle al alfa de la cofradía que puede pertenecer al “grupo” de leales al mandato patriarcal y rendirle tributo a esta fratría: nuestros cuerpos.
Para poder abordar la punta del iceberg, que serían los crímenes por violencia por razones de género, es preciso hondar en las pequeñas violencias, en estas micro violencias cotidianas que ocurren: chistes, comentarios, videos subidos a las redes, fotos etc. Es urgente que podamos penetrar en la capilaridad de esta cultura patriarcal que es el caldo de cultivo que va generando y conformando a estos seres que lejos de ser “locos y monstruos” son parte de esta sociedad y la transitan junto a nosotras.
Si los transformamos solo en monstruos los sacamos de la escena y es justamente lo que no debemos hacer sino entender que son un producto de la sociedad y cultura en la que vivimos, de mandatos y estereotipos que fuimos y vamos construyendo. Con esto no quiero asegurar que todo hombre en esta sociedad se transformará en un femicida, pero sí que está atravesado por el orden que nos rige.
Es desde ahí dónde debemos y tenemos que actuar, mediante la ESI, la punición de chistes, fotos, videos que nos cosifican, mediante charlas, conversatorios, capacitaciones, formación, etc. Quebrar con la cultura de “es un vivo”, “es un chiste”, “de acá no pasa”. Sí pasa y mucho: nos matan.
Según la especialista Rita Segato el sistema de punición no alcanza porque el macho violador es el mayor moralizador, es un ser que nos está indicando y ubicando en nuestro lugar de subordinación en este sistema donde manda el Capital y nosotras somos el último eslabón de esa cadena sosteniendo al hombre patriarca que le es útil al sistema capitalista y desde ahí, Segato, ve la dificultad de quebrar y romper este gran iceberg. Ella lo llama régimen de dueñidad.
Más allá de las conquistas y medidas aún tenemos como sociedad y Estado una deuda pendiente y es la implementación de la Educación Sexual Integral que impulsa y difunde el conocimiento de los derechos humanos internacionales y de las políticas, leyes y estructuras nacionales; defiende los derechos a elegir y la participación ciudadana. Plantea entre sus objetivos el disfrute de la sexualidad y cuestiona las barreras sobre el erotismo que limitan la sexualidad a la mera función reproductiva. Cuestiona creencias que asocian, de manera errónea, la sexualidad con enfermedad y/o pecado y propone una visión integral de la misma.
La ESI plantea y propone un cambio de mirada, de paradigma. Quebrar con la cultura patriarcal dominante y romper con los estereotipos de género que nos han inculcado. Esta es una de las herramientas con las que contamos para poder ir desmenuzando este caldo de cultivo, estos cimientos que sostienen al iceberg. Entendiendo por supuesto que la ESI es para todos y todas, en todo espacio que transitemos.
Para concluir me gustaría compartir unas palabras de Segato que publicó el diario Página/12: “La principal característica de la corporación masculina es la obediencia servil. Ninguno de esos muchachos está ahí porque no ha aprendido, o porque no se le ha enseñado o nada lo ha llevado a reflexionar. Y ese es el problema” (…) “En realidad, están violando para mostrar algo a los ojos de los otros, y tienen que mostrarlo porque así serán capaces de pertenecer a la organización corporativa que llamamos masculinidad”.
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Carla Elena. Autora de Esi, haciendo camino al andar. Es Psicóloga Social. Diplomada en “Violencia Familiar y Género”. “Derecho de Niñez y Adolescencia”. “Discapacidad” y “Educación en Contextos de Encierro”. Posgraduada en “Educación Sexual Integral: Desafíos de la implementación en el ámbito educativo y comunitario”. “Despatologización de las Diferencias”. Miembro de Forum Infancias. Docente. Columnista de Sudestada, El Furgón y Revista Movimiento. Participa en Radio Tinkunaco en temas sociales. Tw: @Carla_Elena5. Instagram: @carlaelena5, Mail carlaelena74@hotmail.com.