La peste
Por Jorge Montero/ El Furgón.–
“¿Quién podría afirmar que una eternidad de dicha
puede compensar un instante de dolor humano?”
Albert Camus
Mientras el ‘coronavirus’ avanza en China y el ‘dengue’ en Paraguay, en Estados Unidos cayó tres años seguidos la esperanza de vida, más entre ex obreros industriales blancos. Consumo de opiáceos y un sistema de salud inalcanzable para la mayoría de la población arrojan datos alarmantes. Simultáneamente, en el norte de Salta, continúa el genocidio Wichí con muertes por desnutrición.
El coronavirus ya mató hasta ayer a 106 personas y hay más de 4.500 infectados. “En China hay una epidemia, pero existe miedo de que se traduzca en una pandemia, como lo fue la Gripe Española de 1918, que llegó a matar tanta gente como la Primera Guerra Mundial, y que, pese a ser llamada española parece que su origen fue Estado Unidos”, comentó el médico sanitarista y sociólogo José Carlos Escudero. Aun cuando “parecería que su grado de letalidad es menor al de la más reciente epidemia de 2003, la SARS (Síndrome respiratorio agudo grave)”.
“Cuando hablamos de epidemiología – fue taxativo Escudero- tenemos que hablar de un alimento que es forraje, la soja, que no es para el consumo humano pero que se usa para engorde animal. Chanchos, pollos, entre otros animales, son alimentados en feedlots (corrales de engorde, donde el pasto natural y las plantas forrajeras, son reemplazadas con alimentos balanceados hechos a base de soja, maíz y otros componentes), donde reciben antibióticos y se convierten en fábricas de epidemia. La soja es producida en países como Argentina y comercializada en China. Hay un delgado equilibrio biológico y al capitalismo, que busca ganancia a corto plazo, eso no le interesa”, advirtió el médico sanitarista y ex asesor de la Organización Mundial de la Salud.
En Paraguay, en tanto, hay miles de afectados por el dengue, incluso el presidente de la Nación, Abdo Benítez, y decenas de muertos. En la región las autoridades sanitarias paraguayas activaron la alerta sobre un fuerte repunte de la enfermedad que desde principios de mes colapsa los hospitales públicos. “La situación en Sudamérica es complicada”, afirmó el biólogo y coordinador del área de enfermedades transmitidas por mosquitos de la Fundación Mundo Sano, Manuel Espinoza. “El área más afectada por el dengue es Paraguay, tanto el departamento central como Asunción donde están teniendo un brote epidémico; el resto tanto el sur de Brasil como Bolivia por ahora tienen los mismos casos de todos los años”.
Consultado sobre la situación argentina, el biólogo afirmó que “en Argentina todos los años hay probabilidades de casos, de epidemia todavía no se puede hablar porque si bien ya empezó el período de transmisión, aún no se llega al pico, que es a partir de febrero”. Las zonas más afectadas son el NOA (Salta y Jujuy) y NEA (Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa), y es en esta región donde ya se detectaron casos, “y hay que estar preparados y reforzar las acciones de prevención y control en esas zonas”, explicó Espinoza.
Con claridad el médico y sociólogo José Escudero hace referencia a la crisis sanitaria estadounidense: “El caso de Estados Unidos es distinto porque obedece a las crecientes diferencias sociales que se vienen dando tanto en gobiernos republicanos como demócratas, pero es también consecuencia del sistema neoliberal. Este capitalismo financiero a nivel mundial tiene un tercio de la riqueza ocultada en guaridas fiscales y pese a que Estados Unidos es el país que más gasta en salud, ha privatizado casi todo y ha hecho inaccesible el servicio para la mayoría. Mucha gente se suicida, sufre alcoholismo o consume opiáceos recetados por el poderoso lobby farmacéutico”, señaló el también profesor consulto en las universidades argentinas de Luján y La Plata, quien comparó el éxito del sistema de Cuba, gratuito, que aumentó en forma récord la esperanza de vida en los años de la Revolución.
“El colapso en Estado Unidos, que por tercer año consecutivo vio descender su tasa de expectativa de vida, es algo inédito desde la Primera Guerra Mundial y en un nivel que no se veía a escala mundial desde la caída de la Unión Soviética… es un dato asombroso”.
¿Es casual la intensa e injuriosa campaña imperialista contra la colaboración médica que Cuba brinda al mundo, que caracteriza la estrategia estadounidense implementada en 2019 y que encontró gobiernos sumisos que prefieren dejar a sus pueblos sin asistencia sanitaria, con tal de seguir el mandato de la Casa Blanca?
Primero fue el Brasil del fascista Jair Bolsonaro. El gobierno cubano decide regresar a Cuba a su brigada médica, tras el cuestionamiento del mandatario brasileño sobre la dignidad y capacidad de los profesionales presentes en 3.600 municipios de ese país, quienes entre 2013 y 2018 brindaron cobertura de salud a 60 millones de brasileños, hoy desamparados.
Luego es el gobierno de Ecuador, a cargo del represor Lenín Moreno, el que decide concluir el convenio de salud con Cuba, alegando razones económicas, peo divulgando a la prensa calumnias sobre la participación cubana en las protestas que realizó el pueblo ecuatoriano.
Ahora son las declaraciones de la presidenta autoproclamada de Bolivia, Jeanine Áñez, que, en el acto para celebrar la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia, volvió a esgrimir los manidos argumentos repetidos en contra del altruismo de los profesionales cubanos de la salud. Que como consecuencia de la violencia de la que fueron objeto tras el golpe de Estado, debieron abandonar Bolivia en noviembre pasado, dando por concluida la misión médica en ese país.
En respuesta a los ataques recibidos el Canciller cubano, Bruno Rodríguez, afirmó: “Vulgares mentiras de la golpista autoproclamada en Bolivia. Otra muestra de su servilismo a EEUU. Debería explicar al pueblo que tras retorno a Cuba de colaboradores, por la violencia de la que fueron objeto, se han dejado de realizar más de 454.440 atenciones médicas”. Para agregar: “dos meses sin brigada médica cubana en Bolivia se traduce en casi 1.000 mujeres que no han contado con asistencia especializada en sus partos y 5.000 intervenciones quirúrgicas, y más de 2.700 cirugías oftalmológicas que no se han realizado. No son sólo cifras, son seres humanos”.
Todo el descrédito impulsado por Washington va acompañado de intentos por restablecer el llamado Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos, existente hasta enero de 2017. Con ello se incita a la deserción, pago de pasajes y servicios legales, provisión de visas estadounidenses y documentos de viaje a cooperantes en terceros países, con el objetivo de sabotear los 27 acuerdos bilaterales firmados con 23 países; privarlos de sus servicios y despojar a Cuba de recursos humanos altamente calificados.
Mientras tanto, y aún con serias dificultades producto de la intensificación del criminal bloqueo, el desarrollo de la medicina cubana no se detiene. Ahora como resultado de los adelantos de su prestigiosa industria biotecnológica, más de 1.500 pacientes se han beneficiado con nuevos productos dirigidos fundamentalmente al tratamiento del cáncer y los accidentes cerebrovasculares. Mientras se avanza en la evaluación de productos orientados al infarto agudo de miocardio, la Artritis Reumatoide, el Parkinson y Alzheimer, entre otras enfermedades. La atención médica gratuita y de calidad a toda la población, que garantiza el Sistema Nacional de Salud Pública, y la tarea internacionalista que realizan las brigadas de salud cubanas, dan la razón a Fidel Castro cuando afirmaba cuál era el principal recurso con el que contaba Cuba para vislumbrar un futuro optimista en el horizonte: “Permítanme decirles que hoy prácticamente el capital humano es, o avanza aceleradamente para ser el más importante recurso del país, muy por encima de todos los demás juntos. No estoy exagerando”.
Un panorama mucho más desolador nos ofrece el norte salteño. Aquí la epidemia es otra, de la que nadie quiere hacerse cargo: el hambre, que cae como rayo sobre la comunidad Wichí. “Es un extermino planificado”, lo define con certeza Rodolfo Franco, el único médico de la zona.
“En lo que va de este año hemos sabido de seis niños wichis fallecidos por desnutrición. Entre Misión Chaqueña y Misión Carboncito, a 50 kilómetros de Embarcación, suman 6.000 habitantes y yo soy el único médico. El gobierno de Urtubey hizo un esfuerzo enorme para que no se visibilice. Hay un plan sistemático de exterminio planificado para que los indígenas desalojen las tierras que son suyas hace 5.000 años. Saben que se quedarán para siempre a pesar de que los terratenientes de Salta intentan echarlos para poner soja. Como no lo pueden hacer con balas porque queda muy feo, impiden que se eduquen, que tengan medios para sobrevivir y mejorar en esta sociedad; niegan la comida y el agua, derechos fundamentales. El año pasado teníamos 10 niñas y niños con bajo peso y 40 con riesgo en Misión Chaqueña. Logramos que aumentaran el peso cuando empezamos a hacer ollas populares los sábados y con un merendero que levantamos con mi esposa, que es wichi”.
El nepotismo de los 12 años de gobierno del terrateniente Juan Manuel Urtubey, se continúan con el actual gobernador peronista Gustavo Sáenz. “Esta es Salta la olvidada”, denuncia Franco. “El mismo gobierno que no me aumenta el sueldo hace casi dos años, nos controla los diagnósticos: no podemos poner ‘desnutrición’ (…) Aplican todas las violencias que existen, es un genocidio sofisticado: hacen lo posible para que mueran por ‘causas naturales’ como no tener agua y comida (…) Las comunidades wichí eran cazadores y recolectores, pero ahora ya han perdido esa costumbre porque en los montes no hay nada que cazar, a causa de los desmontes, la sojización y los agrotóxicos, que también envenenan los ríos. Grito, aunque sé que puede traerme problemas, pero ellos me pagan por mi trabajo de médico, no por mi ideología. Lo que pienso y siento es mío, no me lo pueden comprar”.
Octorina Zamora es wichí y su hija fue la primera en obtener el título de médica, fundadora del Espacio Plurinacional Indígena Kambá y miembro de una comunidad wichí en Salta, demanda: “Ahora los pueblos indígenas estamos más informados y tenemos nuestros médicos formados en universidades del NOA y el NEA. Tenemos generalistas, pediatras, epidemiólogos, terapistas y enfermeros. Yo esperaba que por un tema de humildad hubiera interés desde el gobierno nacional y provincial y convocaran a una mesa con médicos de nuestra comunidad, que manejan larealidad indígena. No se nos puede excluir así”.
Sin embargo, los intereses económicos son poderosos, y además como decía Albert Camus: “La estupidez insiste siempre”.
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