Si todo sale bien, será un año de mierda
Por Nazareno Roviello/El Furgón –
Doce díass de gobierno y hay más incertidumbre que aciertos. El modelo de Alberto Fernández arrancó los primeros días intentado generar equilibrio fiscal en cada medida y plan que se presentó, hasta que llegó la hora de cumplir con el designio divino, del FMI. Como se anunció muchas veces, Macri realizó en parte el ajuste que necesitaba el próximo gobierno, sea cual sea el resultado. Alberto dijo innumerables veces: “Comenzaremos por los de abajo”, pero no cumple del todo sus expresiones, como todo político.
Si bien hay bonos para algunos sectores necesitados con urgencia en la alimentación, poco sorprenden las medidas tomadas hasta aquí. Vamos a repasar alguna de ellas y aclarar malos entendidos.
Previsión Social: La ley de 2017 que estableció la fórmula de previsión social por la cual se actualizan las jubilaciones, quedó suspendida y por seis meses será el Presidente, por decreto, quien aumente las jubilaciones. No sabemos cada cuanto ni en qué porcentaje, aquí la primer incertidumbre que no cae bien. Todos los jubilados reciben el último aumento de diciembre y los de la mínima tendrán, además, dos bonos; luego los aumentos quedarán supeditados al decreto.
Campo: La suba para la soja y los principales productos exportadores no es en porcentajes reales. Al dólar super competitivo, se les quitó el tope de cuatro pesos por dólar establecido durante el gobierno de Macri para varios rubros incluidos el petróleo.
El porcentaje que van a pagar está dentro de lo establecido y es menor a los niveles del 2008.
Está vez para no cometer un error de niños ambiciosos, implementaran un régimen diferencial que tenga en cuenta a los pequeños y medianos productores ya que las economías regionales no son lo mismo que los grandes exportadores; veremos qué beneficios y de qué forma serán ofrecidos.
Alberto Fernández con Luis Majul
Uno de los históricos protagonistas del campo, Eduardo Buzzi, dijo“que el esfuerzo sea parejo y que otros sectores de la economía también aporten el litio, las reservas minerales, las privatizadas, los peajes. No es que no nos gusta pagar el impuestos, es que siempre estamos primeros en la fila”.
Cierto es también que para los grandes productores el negocio de la soja requiere poco esfuerzo. Nulo valor agregado, muy poca mano de obra o riesgos frente a otros rubros con rentabilidad más variable, mayor riesgo e inversión.
Petróleo: Círculo durante la semana la versión de que le bajaban las retenciones, que no es cierto. El sector estaba pagando por exportar, 4 pesos por cada dolar. El sector negoció fuertemente con Kulfas y Guzmán logrando aumentar el arancel a 8 por ciento en lugar del 12 como pretendían, mientras que lo que estaban pagando representa aproximadamente un 5,5 por ciento.
En este rubro desde la visión del Gobierno y el mercado, el principal problema es recaudar sin desalentar la inversión petrolífera, ya que el sector está muy dañado y amenazan constantemente con despedir gente. Vaca Muerta que más allá del impacto ambiental que provoca, es para el balance monetario uno de los puntos fuertes por donde al país le entrarían más dólares. Con el aumento, los productores tienen un equilibrio para vender acá y no refinar afuera y por el otro lado no asustan a los pobres inversionistas que buscan siempre maximizar ganancias.
Energía y balance fiscal: Si bien las tarifas se congelan y no se prevén aumentos inmediatos, la rentabilidad de las productoras y distribuidoras de energía ha sido altísimo. También acompañado por un corte de luz historico en varios países de Sudamérica, sin conclusiones en la investigación o castigo para los responsables, ya que los entes reguladores quedaron en manos de los propios empresarios, cosa que Fernández debería cambiar con urgencia.
De la misma manera hubo beneficiados con la deuda argentina. Un juego de bonos y bicicleta financiera que hizo millonario a pocos. Cuyas responsabilidades y complicidades entre autoridades del Estado y agentes del mercado bursátil internacional quizás nunca podamos mostrar, pero los balances positivos de algunos están. Cuando el periodista Reynaldo Sietecase le preguntó sí no tenía miedo que por el congelamiento en las tarifas energéticas las empresas dejaban de invertir, Alberto respondió: “Las empresas tienen un colchón de sobra, a ellos les ha tocado ganar, no tengo ningún interés ni de revisar ni de discutir lo que han ganado, ahora lo que necesito es que ayuden”.
Un Gobierno de buenas intenciones, diríamos, pero también vemos estas declaraciones públicas. El hecho de no revisar/auditar las ganancias de las empresas, la deuda pública, es parte de la complicidad de la clase política y el mundo empresarial. A mucha gente puede no importarte pero, aunque este sea el primer gobierno de la democracia interesado en la estabilidad macroeconómica, es decir: que las cuentas cierren sin déficit fiscal y que el gasto público no quiebre la balanza de pagos a costa de hacer “populismo”. No hay al momento una real instrumentación de la política para favorecer al pueblo. Apenas se verán en estos años una redistribución similar al primer gobierno de Néstor Kirchner. Quizás a mucha gente eso le alcance, pero lo cierto es que aquellos que timbearon al país siguen siendo beneficiados hoy y por eso hay verdad en las declaraciones de Buzzi cuando dice “estamos primeros en la fila”. Todavía no se habló de renta financiera, la plata de los bancos y la alícuota que se pagará por bienes personas solo vuelve a ser la que ya estaba instrumentada antes de Macri. En el caso de quienes repatrien una porciones de sus bienes declarados o no en el extranjero apenas pagarán una porción.
En esta mesa de intereses mezclados, todos tienen cierta capacidad de negociación y más importante, un modo, un canal, una posibilidad para negociar y un representante para hacerlo.
Por el lado de las empresas está la Unión Industrial y ahora también la Asociación Empresaria Argentina; el sector agropecuario cuenta con la Sociedad Rural, entre otras entidades. Los sindicatos, en su mayoría, no cumplen con su función y se puede advertir en los índices de pérdida del poder adquisitivo que tuvo el trabajador frente a la inflación de estos años
Pero quienes pierden históricamente y en los primeros días del gobierno albertista son los jubilados. Como suele suceder, muchos hacen silencio, otros piden los cien días de maniobra libre que tiene cada nueva gestión y otros prefieren desde el minuto uno, análisis y poner el foco donde corresponde, todo lo que se pueda al mismo tiempo. Lo cierto es que perdieron los adultos mayores y se generó una incertidumbre seguida de malestar que podría evitarse. Esta ley sancionada de manera fugaz tanto en Diputados como Senadores dejó entrever una vez más la poca calidad institucional de la política en este país.
La propia Lilita Carrió, personaje delirante sí los hay, gritó: “No leyeron el proyecto de ley, no saben ni lo que votan, yo por lo menos reconozco mi ignorancia”.
El congelamiento en los aumentos para los jubilados que cobran más de 19.000 pesos y el no tocar las jubilaciones de privilegio fue, como dijo el propio Alberto, un mensaje claro para ir a negociar con el FMI y los accionistas privados: “Necesito esta ley urgente para ir a negociar la deuda”.
De esa manera, desprolija y ambiciosa, llegó el proyecto a la Cámara Baja y llegó tarde a Senadores porque todavía no habían ni recibido impreso el proyecto. Muchas veces la política tiene esta manera de funcionar “sobre tablas” sin pasar por comisiones y por eso debe tener mayoría de ⅔ de los votos. A pesar de que la mayor parte de la población no mira las sesiones parlamentarias, es cuando más se ve la inmadurez y el negociado político. Un montón de gente tirando chicanas y argumentos sin sentido, muchas veces para la cámara cuando saben que TN u otro canal lo va a levantar, pero lejos de la seriedad que requiere la instrumentación política sobre todo para un momento de profunda crisis como el actual.
El gobierno no se cansa de afirmar la gravedad de la crisis, al mismo momento que todos sus funcionarios y allegados repiten en sus discursos el título de la última película de Tristán Bauer, “Tierra Arrasada”, como una especie de speech que quieren formar en la nueva construcción de sentido predominante, para que se les perdone todos los “errores” que van a tener.
Toda discusión el valida y no se puede negar. Sí, encima, estamos lejos del poder de decisión nos siguen desalentando al debate, solo nos quedará exponer el cinismo y la mentira de quienes se creen “compañeros”
En este caso, en lugar de ajustar entre dos franjas desiguales, tendrían que haber ajustado entre las más desiguales como la lógica podría indicarlo. Pero la molestia está generada por la incertidumbre que provocó esta ley. Quizás cuando Alberto cerró el debate presidencial diciendo: “Tantas veces me mataron, tantas veces me morí”, estaba pensando en Norma Plá y no en otra persona. También si tomamos el textual: “Comenzaremos por los de abajo”, podemos darle la razón. Por un lado, bonos a los más necesitados y congelamiento a los jubilados que cobran también por debajo de la línea de pobreza. Algunos funcionarios se justificaron diciendo que como todas las jubilaciones de privilegio estaban en el mismo artículo, sí sacaban a una, automáticamente incluía al resto. Lo cierto es que en estos días de diciembre el Presidente podría aprobar casi cualquier cosa que presente, incluso una ley de redistribución de emergencia para las jubilaciones. Sobre esto intentaremos profundizar.
Carlos Caserio, senador del Frente de Todos se enojó con la movilera de TN cuando le pregunto: “¿Cuando viene el esfuerzo por parte de la clase política?”. A lo que el legislador -un poco enojado- respondió: “Sinceramente eso no me parece serio, yo trabajo para venir acá, no es que me regalan el sueldo, me parece a mi que hablar del esfuerzo de la clase política es no entender al Estado. La clase política no es un elemento fundacional o productivo del país, es la clase política, como es la clase sindical, como es la clase empresaria, cómo serán los trabajadores como ustedes, todos tenemos un trabajo, pero la clase política no es la que hace esfuerzos, dicta normas. Dicta normas y gobierna del modo que le parece que es el más adecuado”.
Sería imposible producir un testimonio que resuma mejor parte del problema de la Argentina. Para el senador ellos trabajan por un sueldo y, sin embargo, objetivamente no es así. La clase política está dentro de las más privilegiadas y son tantos los privilegios que tienen que hasta resulta vergonzosos que no hayan donado sus sueldos en este 2019 donde apenas trabajaron. El resto de los mortales no goza de los mismos beneficios. Sumados a que sus grandes y jugosos sueltos en combinación con el tráfico de influencia hace casi imposible que los políticos no tengan inversiones rentables. Se puede ejemplificar con el patrimonio de cualquiera de ellos, todos crecieron…
A la mayor parte de la clase política le parece lógico ajustar en la gama baja de jubilaciones y que esto haya sido una prioridad para el Gobierno. Sin embargo insistimos, se podían haber presentado otros proyectos redistributivos, menos alegres para las minorías privilegiadas pero que realmente representen una redistribución.
Sin duda que el país necesita reformas, no solo en la redistribución sino, reformas laborales, de previsión sociales, educativas, en la salud, etc. Reforma es mala palabra dependiendo de quien lo mire, pero vivimos en un país muy desactualizado que beneficia siempre a los más poderosos.
El régimen de previsión sociales instaurado en 2017 reguló que:
La movilidad se calcula teniendo en cuenta:
- 70% el Índice de Precios al Consumidor del INDEC.
- 30% la variación de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE)
Los números son un buena ejemplo de cómo el gobierno macrista legalizó la pobreza en todo sentido. Los sueldos promedios por debajo de la línea de pobreza y así también lo fueron la mayor parte de las jubilaciones.
Para generar mejores jubilaciones no solo hay que tomar en cuenta lo que aportaron los jubilados actuales sino también lo que aportan los trabajadores cada mes. Aquí el país tiene otro gran problema, la cantidad de trabajo precario, no registrado que es más del 40 por ciento y los pocos aportes debido también a los bajos sueldos.
Más allá de esto al 31 de mayo de 2018 había 11.645.356 de aportantes al SIPA (Sistema Integrado Previsional Argentino) con un aporte promedio de 9.3 meses por trabajador, que obviamente terminó siendo menos cantidad debido a la cantidad de despidos, al menos 170 mil de empleos registrados. Más allá del desafío mayor que es encontrar la forma de financiar sin déficit fiscal un sistema de jubilaciones, subsidios y pensiones bastante amplio, podemos empezar con una propuesta básica.
Acorde a los datos oficiales del Boletín Estadístico de Seguridad Social del primer trimestre de 2019, que es el último publicado, la mayor parte de los jubilados se concentraba en la franja por debajo de la línea de pobreza. Si bien con el último aumento que les tocaba hubiesen quedado aproximadamente en quince mil pesos la jubilación mínima, la cantidad de jubilados en esa franja no se altera y trabajaremos con números redondos para que se entienda mejor.
Son casi 6 millones 200 mil los jubilados que cobran sus haberes por debajo de la línea de la pobreza y representan más del 90 por ciento del total del padrón. Estos números van en coincidencia con los números que vemos también de acumulación de riqueza o privilegios y sueldos altos en la sociedad.
En lugar de acotar la brecha, el presidente iguala para abajo para que la mayor parte de los jubilados cobren entre 15 y 20 mil pesos. Hay que aclarar, por ejemplo, en el caso de los docentes universitarios que no cobran grandes sueldos, son también quienes más aportan, contrario a los judiciales que tienen sueldos mucho más altos pero su alícuota de aportes a la previsión social es menor.
Aclaramos también que para muchos el argumento de “arriesgarse a recibir demandas judiciales” es un problema complejo, pero si de cantidad se trata, lo planteado a continuación no debería ser un problema y sí expondría a que el verdadero problema es el poder y la representación.
Sí el Estado decidiese, por ejemplo, quitarle a las jubilaciones de privilegio un porcentaje importante y que ningún jubilado cobre más de 100.000 pesos se podría implementar una escala de emergencia durante dos años hasta lograr equilibrio fiscal. Los 796 jubilados que cobran más de 300 mil pesos aporten el 33.33 por ciento de su jubilación a la redistribución. Debido a que muchos políticos están haciendo el cuento del tío y hablando del balance fiscal general, cuando en realidad están ajustando a los jubilados dentro del propio sistema establecido, bien se podría mantener el equilibrio con esta redistribución.
Redondeando números, estos 200 mil pesos que podrían aportar estos 796 jubilados representa un total de 159.200.000 millones de pesos que, si repartimos en aumentos mensuales de 2000 pesos para los que menos cobran, ayudarían a que unos 80 mil jubilados cobrarán 17.000 pesos. Muchos podrán plantear ya en este punto que no es impacto suficiente y que no vale la pena generar tanto problema pero…
En la escalera luego hay otros casi 10 mil jubilados a los cuales podría sacarles un promedio de 130 mil pesos mensuales que ayudarían a que otros 650 mil jubilados cobren 17 mil pesos mensuales. Sigue siendo poco dinero, y pocos jubilados dirían algunos para causar tanto problema, apenas se ayudarían a 730 mil jubilados de un total de más de 6 millones. Aquí es donde entrarían en acción los tan queridos intendentes, quienes cobran acorde a lo que dice la Ley Orgánica de las Municipalidades, un mínimo de 10 salarios mínimos de empleado público y un máximo de 16, dependiendo la cantidad de concejales que tiene cada municipio. Como el sueldo se lo dictaminan ellos mismos, casi ningún elige cobrar el mínimo. En la Argentina hay más de 1100 intendentes que cobran un sueldo promedio de 200 mil pesos mensuales y, como si esto fuera poco tienen todos los viáticos cubiertos y gastos de fondos reservados, que así como se le quitarán a la Agencia Federal de Investigación también deberían transparentarse en toda la función pública. Ya que estos gastos reservados pueden alcanzar hasta 160 millones de pesos que son administrados a gusto por el intendente más allá del presupuesto que tiene la intendencia. Obviamente, un intendente del Chaco no cobra lo mismo que el de Tres de Febrero, pero haciendo un promedio si le quitamos a cada intendente 100 mil pesos y de nuevo repartimos 2000 a cada jubilado, estaríamos ayudando a otros 50 mil adultos mayores. Si sumamos por ejemplo una redistribución de los gastos reservados de las principales 50 intendencias, que directamente vayan a cubrir a los jubilados de la mínima de los propios municipios, tomando solo 10 millones de cada intendente, podríamos ayudar a 250.000 mil jubilados.
A esto podemos seguir con los sueldos del presidente, los gobernadores, los diputados, senadores quienes cobran abultados sueldos para cargos tan honoríficos de supuesta devoción social. Sí a cada uno le sacamos 100 mil pesos y los repartimos de igual manera a los jubilados ayudaremos a 20 mil jubilados más. Recién llegamos a 1.500.000 jubilados
¿Cualquier cosa es mejor que nada, cierto? Sobre todo si mantenemos el equilibrio económico. Pero la lista sigue, luego están legisladores provinciales que más o menos representan 1278 cargos en total nación, que en este caso no seremos tan malos y aportaran solo 50 mil pesos cada uno que ayudarán a 31.200 mil jubilados.. Ahora es el turno de los concejales. Hay más de 2200 municipios y no todos son iguales de grandes, pero tenemos mas 8000 concejales y 5000 comisionados dispuestos a poner otros 40 mil que ayudarán a que otros 260.000 mil jubilados cobren 17 mil míseros pesos. Se hace tedioso. Lo cierto es que todavía no hablamos de los embajadores, que resultan 200 personas dispuestas a poner 100 mil pesos cada uno. Y los jueces argentinos que también dijeron que pondrían 100 mil pesos cada uno para esta ambiciosa reforma. Junto con lo que cobran los asesores no solo del Congreso sino también de los municipios, los diplomáticos y un gran ítem del cual nadie quiere hablar es la “La caja militar”, un gasto en sueldos y jubilaciones a corta edad que hoy en día cumplen una función poco útil para la nación y también podrían poner algo de dinero aunque no sea mucho. Si le sumamos las jubilaciones de todas las fuerzas de seguridad y casos de baja administrativa que el Estado podría investigar sí corresponde seguir pagando, seguramente encontremos algún otro peso. Podemos sumarle parte de las jubilaciones y sueldos al Episcopado, sin tocar dinero que pueda ir para “obras de caridad”. El impacto mediático de este debate fue tan amplio que nos perdimos solo en esto y mientras tanto pasó una ley ómnibus que ni los senadores sabían que tenia. El propio economista Emanuel Alvarez Agis, durante una charla con Ernesto Tenembaum, dijo que estaba mal que alguien tenga una jubilación de 50 mil pesos. Aún más arriesgado, ya que su argumento fue: “Es imposible de explicar porque un científico o un docente universitario gana más que un barrendero”. Disiento, ya que la formación y la calidad técnica para ocupar algunos puestos debe ser valorada, ese tipo de comentarios solo desalientan el desarrollo. Generar más equilibrio, no es necesariamente ir a jubilaciones mínimas para todos. El se refería al sistema solidario de pensiones donde todo se reparte y sí bien es cierto que el pago de jubilaciones hoy es insostenible, en la gama media los universitarios aportan una alicuota de 13 por ciento mensual en comparativa a los 11 de judiciales.
En la misma entrevista agrego: “No coincido con que la deuda sea ilegítima, la deuda fue votada por Massa y gran parte del frente de todos, estaba incluida en el presupuesto que votaron y a mi me gustan los países que refinancian sus deudas”. Perfecto Emanuel, con toda esta información, la población general podría certeramente exigirle mucho más a los que más tienen y resultan beneficiados de todos estos debates y procesos financieros. Para cerrar aclaró: “Alberto no puede recomponer 4 años de pérdida, tiene que ser mejor que los últimos 8 años, donde me incluyo, si todo sale bien este año, va a ser un año de mierda”, en referencia a los objetivos de evitar el default, una inflación del 80 por ciento y otros fracasos.
Algunos liberales estarán de acuerdo con estos argumentos porque para ellos representa “achicar el Estado”, otras personas de izquierda también estarán de acuerdo porque la función pública no puede ser un lugar para enriquecerse y tener privilegios. Otros dirán: “Mira a la izquierda, le hace el juego a la derecha”, otro argumento con poca validez. Lo cierto es que a todos las personas que nos interesa tener un Estado grande que se preocupe por los más vulnerables, debe interesarnos el equilibrio fiscal. No es una cuestión de izquierda o derecha, es una balanza de pagos a que a la Argentina debe darle positivo en algún momento. Porque es muy sencillo: para gastar, hay que tener.
Ya vimos lo caro que sale pedir prestado y por otro lado también el déficit fiscal que dejó un gobierno que imprimió sin parar y sostuvo sus ideas a cualquier costo. Hoy aquellos que siguen sin representación siguen siendo lamentablemente los más afectados. Que comiencen a poner los que nunca ponen nada, debería ser una lógica para la ciudadanía y aunque suene aún más antipático, no se ustedes, pero prefiero apagar la luz de Evita en el Ministerio de Salud y con ese dinero darle también plata a un jubilado y que no vuelvan los conciertos en el Salón Blanco, porque estamos en crisis y con ese tiempo y con ese dinero que se va a gastar, por poco que sea, sí de simbolismos se trata, prefiero festejar que alguien tenga para comer.
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Fuente: Dirección de Programación Económica, en base a datos de la ANSES.
https://www.anses.gob.ar/informacion/movilidad-de-jubilaciones-y-pensiones
https://www.youtube.com/watch?v=wwap5qS9KuQ
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Foto de portada: Twitter de Alberto Fernández