Debate presidencial. Un Alberto Fernández a la ofensiva
Por Pablo Romá*/El Furgón –
Lo que dejó el primer debate presidencial no es nada más y nada menos que la confirmación y realización del trayecto que los candidatos han recorrido hasta acá. Aunque hubo algunas sorpresas.
Pudimos ver al Presidente Mauricio Macri por momentos sombrío y sobre todo, autocentrado. El discurso de Macri fue el que más cambió si se mira 2015 y 2017. Se notó un Presidente cansado y que debió recurrir a una pincelada de realismo, lejos de la felicidad y la fiesta de sus orígenes que atrajo a su electorado. Mauricio Macri, hay que reconocerlo, intentó acortar la brecha entre su artefacto discursivo y la situación real que atraviesan los ciudadanos. Palabras como “momento difícil”, “dificultad”, “necesitamos más tiempo” buscaron dar a su discurso un contenido de realismo que careció hasta el golpe de las PASO.
Primer Debate Presidencial – Paraninfo de la UNL
Sin embargo, enfrente estaba su “contrincante”, Alberto Fernández que en los primeros segundos de presentación desarmó por anticipado el armado discursivo del presidente Macri al recordarle su “falta” en el debate presidencial de 2015 con la presencia de Daniel Scioli incluida. Fue esta marca la que dejó a la defensiva al presidente durante todo el debate excepto un breve momento sobre el final en el cual Mauricio Macri reactualizó a través del “dedo señalador” y la “canchereada” la polarización “libertad” versus “autoritarismo”.
La sorpresa del debate fue Alberto Fernández. ¿Por qué? Si miramos el recorrido desde las PASO hasta ayer, el crecimiento de la figura del candidato del Frente de Todos es cualitativo. La seguridad que mostró como candidato a presidente se explica porque concentra una mayoría de votos ciudadanos plasmada en las Primarias de agosto, pero también porque tuvo una estrategia activa de construcción y acumulación de poder en base al diálogo y el consenso con los diversos actores sociales, tanto con los sectores populares, los empresarios, las pymes como con los “mercados”. Pero en esta instancia Alberto Fernández apeló a la sensibilidad y las representaciones de esa mayoría que lo acompañó en las PASO.
De esta manera, la firmeza de su discurso en la confrontación casi pugilística con Mauricio Macri consolidó una estrategia activa de construcción de poder y buscó reafirmar el apoyo ciudadano. Desde el inicio buscó desarmar el discurso del Presidente Mauricio Macri, mostrando su “falta”, su distancia con el sentir de la ciudadanía y con las consecuencias de su política. Palabras como “el presidente miente”, “el presidente no se enteró, pero nos hizo un daño enorme” para referirse a la política económica, “usaron la deuda para enriquecer a sus amigos”, o el cierre “para los usureros todos para la gente nada” mostraron un Alberto Fernández seguro y confrontativo que utilizó frases sencillas y duras políticamente.
Respecto a la performance de los otros candidatos, claramente a Juan Gómez Centurión le costó mucho adaptarse al formato del debate y pareció colocarse como el único candidato a favor de “las dos vidas”, mientras que José Luis Espert buscó como interlocutor al núcleo duro de los votantes de Juntos por el Cambio con propuestas como el recorte de los planes sociales, el arancelamiento de las Universidades y una fuerte oposición a los paros docentes. En cambio, Nicolás del Caño logró destacarse en el bloque de género y diversidad, con un punto fuerte de su campaña, la legalización del aborto, junto a sus propuestas de derogación de la ley previsional de 2017 y de retrotraer el precio de las tarifas.
En conclusión podemos afirmar que sería superficial quedarse en lo aburrido o tedioso del formato del debate presidencial porque detrás de esa fachada los cambios, saltos y declinaciones de los trayectos de los candidatos principales de Agosto a esta parte de la campaña no pasaron desapercibidos.
*Pablo Romá es licenciado en Sociología, docente de la UBA y director de la Consultora Circuitos.
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Foto de Portada: Universidad Nacional del Litoral