No voy en tren, voy en avión…
Lombroso, criminólogo y médico italiano, manifestó a mediados del siglo XIX en su teoría del criminal que las causas de la criminalidad están relacionadas con las formas, físicas y biológicas.
Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.).
El Ministerio de Seguridad de la Nación lanzó un programa que habilita a policías, gendarmes y prefectos a exigir el documento de identidad a cualquier persona que viaje en trenes y por cuyas características físicas pueda considerarse sospechosa de cometer o haber cometido un delito.
La resolución firmada por Bullrrich legaliza la sospecha sobre individuos por portación de cara piel, ropa, visera, aspecto fisco, postura, modo de mirar, caminar, etc. Al parecer la Ministra es una gran seguidora de este famosos criminólogo y sostiene que ésta es la mejor manera de prevenir el delito.
No solo este no es un acto de protección sino es un accionar discriminatorio y punitivo que segrega y genera violencia y vulnera, que se basa en criterios infundados, sin sentido que muestra una gran irresponsabilidad y abuso de poder por parte de las fuerzas de seguridad que deberían cuidarnos.”
Cuánto falta para que los gobernantes comprendan que castigar, encerrar y vulnerar, violentar y torturar a los sujetos solo conlleva a odio, bronca más violencia.
Porque las políticas de seguridad que se imparten y abordan desde el Estado se relacionan corepresión la vigilancia y con lo punitivo y no con el sostén, el alojo, la capacitación, el fortalecimiento, la visibilidad, programas, dispositivos que fomenten el empleo y lo que aparece constantemente es el castigo y ya de una manera tan obsesiva que no tiene ni en cuenta a quién ni cómo?
Cuánto falta para que los gobernantes comprendan que castigar, encerrar y vulnerar, violentar y torturar a los sujetos solo conlleva a odio, bronca más violencia. Con estos métodos jamás se logrará la modificación de alguna conducta de la cual el Estado, en parte, tiene gran responsabilidad.
Me gustaría terminar esta columna con las palabras del colectivo CEPOC (Centro de Estudos en Política Criminal y Derechos Humanos): “Nosotros, el colectivo del CEPOC y un montón de otras organizaciones de derechos humanos, hemos dicho que estamos en contra de esta habilitación fundamentalmente por dos cuestiones: una porque suele basarse en criterios discriminatorios que tienen que ver con el aspecto físico; con la ropa, el corte de pelo, y la edad. En segundo lugar, habilita reacciones abusivas por parte de la fuerza de seguridad”.
Carla Elena. Psicóloga Social, Diplomada en Violencia Familiar y Género. Graduada en “Educación Sexual Integral: Desafíos de la implementación en el ámbito educativo y comunitario”. Miembro de Forum Infancias. Docente.
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Foto: https://www.argentina.gob.ar