Una “ley migaja” que no soluciona nada y es parte del pacto social
Por Mónica Schlotthauer*, especial para El Furgón –
Un gran operativo de circo electoral y freno de la protesta social es lo que se montó con la sesión destinada al tratamiento de la Emergencia Alimentaria. Macri suelto de cuerpo dijo “estamos dando respuesta a lo urgente”. Y en el debate diputados como Toty Flores de la Coalición Cívica lo reflejaron con claridad: “votamos esta ley para que la gente que está acampando se vuelva a su casa” ¿Qué les ofrecieron? 15 pesos para los pibes de los comedores. 15 pesos, un tercio de lo que vale un litro de leche, para que se cumplan los deseos de Alberto Fernández: “no hay que estar en la calle”.
Se aprobó una partida de 10.000 millones de pesos que equivale a siete veces menos lo que destina por mes al pago de la deuda externa. Ni que hablar que mientras se montaba el circo en el congreso, las empresas generadoras de energía, la que saquean a las familias con los tarifazos y al estado con los subsidios, se embolsaron unos 7.000 millones de pesos de una supuesta deuda que el Estado tenía con ellas. Plata hay en nuestro país, pero se destina al pago de la usura de la deuda externa y los beneficios de las multinacionales. Entonces, ¿cómo vamos a avalar con nuestro voto que por una ventanilla nos den un vuelto y por la otra se roben el país entero?
Lo otro que hay en la Argentina y lo señalamos en nuestras intervenciones es comida. Mucha. La suficiente para alimentar a 400 millones de personas. Si la Ley de Emergencia Alimentaria lleva 17 años de vigencia es con claridad por la responsabilidad de todos los gobiernos que más allá de sus diferencias y discursos gobernaron para los de arriba. No puede obviarse en éste, ni en ningún debate, que Argentina sigue siendo dominada por el imperialismo, las multinacionales y bancos desde hace décadas. Quienes gobernaron, lo hicieron, entre otros, para las cinco empresas multinacionales que se encargan de la casi totalidad de las exportaciones de nuestro país, generando dólares que se apropian un puñado de empresarios y oligarcas mientras en los barrios populares falta el pan, la leche y la carne.
Que en nuestro país la pobreza esté llegando al 35 por ciento de la población es una decisión política. Que la pobreza en la infancia y la adolescencia haya llegado al 51,7 por ciento en 2018, y este año siga aumentando, es una decisión política. Pagar con el hambre del pueblo la deuda externa ilegítima y fraudulenta que nos impusieron la dictadura genocida y los gobiernos posteriores, es una decisión política que comparten a ambos lados de su supuesta “grieta” el macrismo y el peronismo hoy encolumnado detrás de Fernández-Fernández.
Plata para comida, no para la deuda externa y el FMI
El Frente de Izquierda levanta un programa alternativo de salida a la crisis. Aumento salarial y jubilatorio de emergencia. Según los trabajadores de ATE/Indec, para superar el nivel de pobreza ninguna familia debe ganar menos de 48.000 pesos. Implementación inmediata del 82 por ciento móvil del salario en actividad; aumento de los planes sociales; prohibición de despidos y suspensiones; precios máximos a los productos de la canasta familiar; plata para abastecer de comida a todos los comedores escolares, merenderos y escuelas.
Por eso es un paso importante la ruptura con el FMI y la suspensión inmediata de los pagos de la deuda externa para volcar ese dinero a salario, trabajo, educación, vivienda y salud; nacionalización de la banca y el comercio exterior, para terminar con la especulación y la fuga de capitales; retrotraer los tarifazos y reestatizar las privatizadas y ponerlas bajo control de sus trabajadores y usuarios para garantizar un mejor servicio a precios populares
Quieren la “unidad” para el ajuste
Las tres bancas del FIT en el Congreso denunciamos el operativo montado con esta ley, pero en particular nuestra abstención a la hora de votar hizo a enojar a los representantes del peronismo y del macrismo, que buscaban con una votación unánime una foto de “unidad nacional” frente a la crisis que atraviesa el país, diciendo que con un “diálogo maduro” entre partidos patronales se pueden solucionar los problemas. Nos negamos a prestarnos a esa farsa.
Como diputada, pero también como delegada ferroviaria del sector limpieza del Ferrocarril Sarmiento, la semana pasada estuve en Chubut acompañando la lucha de docentes y estatales. Allí el gobernador Arcioni (del PJ, ligado a Alberto Fernández) no paga los salarios y mandó una patota comandada por la burocracia del gremio de petroleros de Jorge Ávila a apalear los cortes de ruta. No hay ninguna unidad entre los trabajadores que defienden su salario y los gobernadores del peronismo y Cambiemos que ajustan y patotean. Reafirmamos una vez más que nuestra banca no está para abrazarse en el Congreso ni en ningún lado con los verdugos de los laburantes.
Para colmo, los caraduras del gobierno de Cambiemos que durante la sesión se decían preocupados por la realidad social del país y nos instaban a votar su ley, 24 horas después se embarcaron a procesar a los dirigentes del acampe frente al Ministerio de Desarrollo Social. La nefasta Patricia Bullrich quiere mandar a la cárcel a Eduardo Belliboni del Polo Obrero, y a Oscar Kuperman de la MTR-CUBA, dos referentes que dijeron con claridad que lo que estaba votando el Congreso no solucionaba nada, y que instaban a profundizar la movilización. El mensaje es claro, la “unidad” y el “pacto social” del que nos hablan es agachando la cabeza, o a los palazos y marche preso.
Por todo esto, aprovechamos este espacio para también recordar que el mismo día que se armaba el circo en el Congreso, cumplió un año preso ilegalmente, Daniel Ruíz. Un luchador que se encuentra tras las rejas por haber participado de las movilizaciones de diciembre del 2017 contra la reforma previsional. A su vez, decenas de estudiantes universitarios y terciarios fueron procesados en los últimos meses por las tomas del conflicto educativo del 2018.
Toda esa política represiva es llevada adelante por el gobierno nacional y los gobiernos provinciales, y tiene como objetivo disciplinar a los trabajadores y el pueblo, meter miedo, y así tratar de facilitar el avance del ajuste y las reformas laboral y jubilatoria que pide el FMI. Este es el verdadero escenario en el que Cambiemos y el peronismo nos pedían que en el Congreso nos abracemos para su proyecto de reparto de migajas. Pero nuestra unidad inquebrantable es con los trabajadores y los sectores populares, con los desocupados, los barrios humildes, con la juventud que defiende tener un futuro, no con quienes gobiernan al servicio del Fondo Monetario.
Apostamos a una alternativa de los trabajadores y la izquierda con el Frente de Izquierda-Unidad.
El tratamiento de la Emergencia Alimentaria fue un botón de muestra de lo que se viene en nuestro país con el próximo gobierno de Alberto Fernández: mucha manija discursiva para adornar migajas, un ajuste que se profundiza, y la intimación a abandonar las calles. De hecho, no podemos dejar pasar la postal de “asadazo” que hizo el candidato junto a Manzur en Tucumán. 20.000 kg. de carne, 10.000 de embutidos, 10.000 empanadas, con un presupuesto de 20 millones de pesos, para brindar por un “pacto social”. La clase trabajadora argentina sabe de qué se trata: nos piden que aflojemos con nuestros reclamos, mientras nuestros salarios se hunden en la inflación, y mientras el gobierno hace los deberes que le pide el FMI. Nos hablan de 180 días sin aumentos de salarios, cuando llevamos años de pelear por goleada, y sabiendo que los empresarios de nuestro país jamás cumplieron estos acuerdos. ¡Otra vez nos quieren venir con “esperar al segundo semestre”. La historia ya la conocemos. Ahí está también, el fracaso del plan con el mismo nombre e intenciones que en su momento tuvo como protagonista a Gelbard, al comienzo del gobierno de Cámpora.
Frente a eso saludamos el ejemplo del acampe piquetero que se sostuvo marcando con claridad sus propias reivindicaciones. Y nos proponemos impulsar a fondo las resoluciones del Encuentro de trabajadores ocupados y desocupados reunido en Pilar el sábado 14/9. Allí después de una importante deliberación el Sindicalismo Combativo y el Movimiento Piquetero Independiente definieron llevar adelante una gran jornada de lucha el martes de 24 contra el ajuste de Macri, el FMI y los gobernadores. Al mismo tiempo, seguimos exigiendo a la CGT y la CTA que rompan su tregua con el gobierno y convoquen a un paro nacional de 36 horas y a un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste. Con la devaluación pos PASO, el ajuste pegó un salto, y no puede ser que las centrales sindicales sigan cruzadas de brazos. Con claridad decimos que no queremos ser, ¡otra vez!, los trabajadores quienes paguemos la crisis.
En estas semanas también el Frente de Izquierda-Unidad va a estar relanzando su campaña de cara a octubre. Porque Macri ya fue, pero con Alberto Fernández va a continuar el ajuste del FMI. Cada voto al FIT-U es un voto en contra de la reforma laboral y en contra de la reforma jubilatoria. Es un voto que se pronuncia por terminar con el saqueo de la deuda externa y poner esa plata al servicio de las necesidades populares. Es un voto para echar al FMI y poner en pie un programa económico de los laburantes y para los laburantes. Es un voto para terminar con la realidad actual en que un puñado de empresas se quedan con todo lo que se exporta en el país, y defender la verdadera soberanía alimentaria en base a la nacionalización del comercio exterior. Es un voto en definitiva, para hacer lo que realmente hay que hacer para terminar con el hambre en nuestro país. Basta de que gobiernen siempre los mismos, al servicio de los mismos intereses. Hay que terminar con eso, y que gobiernen de una vez por todas quienes aún nunca lo hicieron: los trabajadores y la izquierda.
En las elecciones el FIT-U sacó valiosos 700.000 votos por una salida opuesta a Macri y a la que plantea Fernández, Cristina y Sergio Massa. El voto a Nicolás del Caño-Romina del Plá y a todas las diputadas y diputados que integramos las listas es parta fortalecer una alternativa política que pelea por esa salida de fondo, contra este gobierno y contra el que viene.
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*Diputada nacional Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda Unidad