Esteban Mercatante: “Hay que poner a la clase trabajadora en el centro del debate económico”
Por Luis Brunetto/El Furgón –
La derrota electoral del macrismo precipitó un gigantesco golpe devaluatorio, probablemente sin precedentes en la historia del país. Sobre sus consecuencias y las respuestas en el plano económico tanto del gobierno como de la oposición peronista, hablamos con el economista Esteban Mercatante, coeditor de la sección de Economía del semanario Ideas de Izquierda y colaborador de Izquierda Diario, además de autor de La economía argentina en su laberinto y del recientemente editado Salir del Fondo.
El Furgón: – ¿Cómo interpretás el salto del tipo de cambio que siguió a las PASO del domingo?
Esteban Mercatante: – Lo que vemos desde el lunes a la madrugada es el producto de una decisión de los inversionistas con activos en pesos o en acciones argentinas, ansiosos por desprenderse de manera acelerada de esos títulos para anticiparse a su desvalorización en dólares. Es el movimiento de los mercados que se descontaba en un escenario en que los Fernández hubieran ganado, pero amplificado por el hecho de que esa diferencia duplicó la que se esperaba. Por eso el desplome de las acciones y del peso. Por un lado, obviamente los mercados actúan y, en cierta forma, anticipando lo que el gran ganador pedía, porque no nos olvidemos que Alberto Fernández había declarado que el dólar estaba barato, y con eso anticipa que era partidario de una devaluación. Entonces los inversores, que son grandes fondos de inversión, inversores institucionales, empresarios, especuladores de distinta envergadura, anticipan ese abaratamiento de la moneda nacional. Y a eso se agrega, el efecto pánico, los mercados votando, que evidentemente son adversos a Fernández.
E.F: – ¿Lograron el tipo de cambio competitivo que pedía Alberto Fernández?
E.M: – Con la devaluación que sufrió el peso en estos tres días, superior a 30 por ciento, en términos de los fundamentos macroeconómicos se puede decir que sí. También hay que seguir una situación que en los próximos días se va a mantener muy inestable, ver lo que ocurre sobre todo con el Riesgo País, casi en dos mil puntos, que es un indicador de que los acreedores empiezan a ver la perspectiva de un default. Mauricio Macri también contribuyó a ordenar el panorama de la transición con su mensaje de ayer y eso podría hacer que aflojen los bancos, los fondos de inversión y las grandes empresas, que es lo que se esconde detrás del eufemismo de “los mercados”. Puede ser que el Riesgo País baje, y se estabilicen los bonos. Pero la situación seguirá, en el mejor de los casos, sinuosa en extremo.
E.F: – Alberto Fernández ha dado señales claras de moderación, tiene a hombres como Guillermo Nielsen entre sus principales asesores económicos, y hasta un sector del establishment representado por Guillermo Calvo salió a bancar su candidatura ¿Cómo se entiende la desesperación por la crisis?
E.M: – Es que el historial del gobierno de la candidata a vicepresidente, Cristina Fernández, ha sido bastante insatisfactorio para sus intereses, según lo interpretan ellos. Además, consideran que un gobierno peronista va a ser más permeable a las presiones de los trabajadores. Eso por ahora no ha sido contrarrestado por las señales que Alberto Fernández dio ante los reclamos de los inversores y las exigencias del FMI. Por eso la desesperación actual lo que expresa es, más bien, la gran incertidumbre sobre la transición. Y eso fue acicateado al principio por Macri, que frente a una derrota irreversible lo que ha hizo fue ampliar lo que el periodismo llama la grieta, diciendo que la culpa de lo que pasó es de los electores que votaron mal y de la irresponsabilidad que mostró el kirchnerismo cuando gobernó.
E.F: – ¿Cómo va a repercutir el golpe devaluatorio en el nivel de vida de los trabajadores?
E.M: – Las alimenticias empezaron a trasladar a precios aumentos del 14 por ciento. Esto en un solo día después del salto del dólar. Las suspensiones y los despidos van a aumentar, por la combinación del aumento del costo financiero que va a subir con la tasa de las Leliqs, que se fue al 74 por ciento y se traslada al crédito, y se puede producir un descalabro económico general. Honda cierra su línea de producción de automóviles e Iveco paraliza la planta de Córdoba y suspende a todo su personal.Por eso, así como los mercados y los empresarios intervienen con estos golpes para defender sus intereses, los trabajadores también deben intervenir. Eso es urgente: hay que pelear en todos los lugares de trabajo para imponer un plan de lucha, un paro general, para pelear por la cláusula gatillo automática para evitar que la inflación pulverice los salarios.
E.F: – ¿Qué opinás de las medidas que anunció Macri?
E.M: – En principio lo que hace es posponer el ajuste para después de las elecciones. Sí uno mira el mensaje es ese: suspendo el ajuste hasta después de los comicios. Los dos mil pesos, teniendo en cuenta las remarcaciones que ya se están haciendo, sería dejar el salario como estaba el 11 de agosto como mucho, porque con eso apenas si se compensa la pérdida de poder adquisitivo. Eso, la suba del piso de Ganancias, y las otras medidas están destinadas a descomprimir un poco hacia las elecciones, dar una cierta sensación de orden, pero que no representan un cambio de fondo de ninguna manera. Lo más notable es el congelamiento de los combustibles por 90 días, que también es hasta después de las presidenciales, luego te lo van a cobrar todo junto a fin de año. Pero no dijo nada sobre la disparada del dólar, sobre cómo va a hacer para evitar las remarcaciones. Es un evidente artificio para revertir el resultado electoral, pero lo más probable es que no lo modifique en absoluto.
E.F: – Pero el resultado parece irreversible. ¿Cómo prevés que se van a desarrollar, en términos económicos, estos meses que vienen de transición? Macri parece dispuesto a “morir con las botas puestas”.
E.M: – Si, aunque Macri parece haber revisado su línea inicial, cediendo a los reclamos del “círculo rojo” y de candidatos como (Horacio Rodríguez) Larreta que veían amenazadas sus chances en octubre si seguía echando leña al fuego. Se comunicó con Alberto Fernández, pero no mostró que vaya a actuar enérgicamente frente al dólar, y además ya se vio en los momentos más críticos del último año y medio que, con la lógica de intervención ortodoxa que aplica Guido Sandleris desde el Banco Central, tienen poca capacidad para controlar la situación. Esto, a pesar de las ventas realizadas con autorización del FMI, además de los 60 millones de dólares diarios subastados en nombre del Tesoro. Esa incapacidad es un producto de la completa liberalización del mercado de capitales, del estímulo al negocio de la bicicleta financiera y del megaendeudamiento que provoca la debilidad del balance externo de la economía, que genera dólares insuficientes para financiar el nivel de fuga que existe, pagar las importaciones y soportar las remesas de utilidades de las empresas. El riesgo país sube porque hay una situación de fondo muy precaria. Ya el mercado descontaba una derrota de Macri, y el equipo económico se había preparado para actuar desde el lunes. Se preveía que se iban a vender los dólares que se necesitaran para mantener el tipo de cambio, pero eso se daba en la hipótesis de una diferencia más estrecha. Desde el punto de vista de esta transición, con estas herramientas, y con la respuesta que está dando el mercado, no está claro que puedan evitar el desmadre.
E.F: – ¿Cómo influye la devaluación en el balance desastroso del Banco Central? Algunos economistas sostienen que puede representar una mejora al licuar parte el pasivo en Leliqs, que son en pesos.
E.M: – Si, se puede decir que, de conjunto y en lo inmediato, el balance mejora por la devaluación. Cómo vimos el año pasado con las Lebacs, la clave de esa licuación estuvo en el aumento del tipo de cambio, y otra parte menor por la reducción de stocks, de pesos que se fueron a dólares. Ahora estaríamos viendo lo mismo. Pero la mejora del balance del Banco Central por el ajuste del tipo de cambio lo que viene haciendo es acelerar la inflación, que ya está bastante espiralizada y en ese sentido conspira contra el objetivo central de la política monetaria y obliga a intentar restringir la cantidad de dinero en circulación, subiendo la tasa de interés de las Leliqs, etc, y ahí entonces vuelve a crear el problema que la devaluación del precio de las Leliqs vendría a resolver.
E.F: ¿Hay riesgo de una hiperinflación?
E.M: – Habría que ver la evolución del dólar, de las Leliqs, de las Letes, del programa financiero del gobierno de corto plazo. Todo eso, si empieza a desbarrancar más, podría desembocar en una aceleración de la inflación, y entrar en el umbral de una híper. Todavía es prematuro, hay muchos aspectos respecto a los cuales está en riesgo la política económica hacia el fin de este mandato y comienzos del próximo, que va a estar marcado por la posibilidad del default, que es el otro riesgo. Pero, con un estado en quiebra en el panorama fiscal si uno mira, no el resultado primario, sino el financiero, y una situación externa muy complicada porque no tienen los dólares para pagar la deuda, sin dudas son dos riesgos posibles.
E.F: – Acabás de publicar un libro titulado Salir del Fondo ¿Cómo se sale del Fondo?
E.M: – Lo primero que hay que entender es que el FMI se convirtió en el agente de cobro de los acreedores internacionales. En el libro yo cito un trabajo de Jerome Roos, que da cuenta de cómo el FMI es uno de los mecanismos que hoy tienen los acreedores: las Bolsas de Nueva York, Frankfurt y Tokyo, los grandes bancos, para chantajear a los países, para mantenerlos adentro del negocio de la deuda, haciendo que ajusten sus economías para poder cumplir con los pagos. Hay que tener en claro que mantenerse dentro del FMI es aceptar esas relaciones de chantaje, y que sirve para que, cuando un país tiene problemas en los pagos, darle asistencia financiera para que pueda seguir pagando lo mejor posible, y en caso de que no pueda pagar, administrando la salida o el default de la manera lo más contenida posible.
E.F: – Siempre se invoca el argumento de las dificultades produciría para el funcionamiento de la economía…
E.M: – Obviamente. Sí uno piensa desde el punto de vista de los grandes empresarios como Rocca de Techint, Pagani de Arcor o Madanes de Aluar, o de las multinacionales que tienen en el país, a ellos una ruptura les traería muchas dificultades. Ahora, el precio que tiene que pagar el pueblo trabajador para asegurar los beneficios de estos sectores es mucho más costoso, así que yo creo que hay que abrir una discusión desde el punto de vista de la clase trabajadora para ver qué medidas se pueden tomar para salir de esa situación de chantaje. Porque hay alternativas, si se discute el problema del sistema bancario y del comercio exterior, de su nacionalización. Hoy, el comercio exterior está controlado por un puñadito de empresas privadas, que administran las divisas que el país necesita. Esto no está exento de dificultades ni de turbulencias, pero en manos de la clase trabajadora, esas dificultades se pueden administrar para que no sea el pueblo, como siempre ocurre, el que pague los costos. Ese camino exige avanzar en otras medidas económicas y sociales de fondo: frenar la fuga de capitales nacionalizando la banca y el comercio exterior, nacionalizar las privatizadas para poder anular los tarifazos, prohibir los despidos y repartir las horas de trabajo para eliminar la desocupación. El problema de “salir del Fondo” es el de poner en cuestión el sentido común que ha impuesto la clase dominante, las multinacionales y los grandes empresarios nacionales que, junto al sector financiero, se han convertido en los actores alrededor de los cuales gravita la economía capitalista dependiente argentina. Hay que romper con las ideas que parecen incuestionables, si de lo que se trata es de poner en el centro de la economía la satisfacción de las aspiraciones y de las necesidades de la clase trabajadora.