domingo, octubre 6, 2024
Nacionales

Del ALCA con kimono a la potencia de las provincias

Por Carlos A. Villalba*/El Furgón –

Cada jugador hace su juego, unos con estridencia, otros con prudencia, a una semana de que largue una campaña electoral en los medios de comunicación audiovisual que, más que conquistar, aturdirá a la mayoría de quienes voten en las PASO del 11 de agosto próximo.

El presidente Mauricio Macri aprovechó el escenario de la Cumbre del G20 desarrollada en Osaka, Japón, para festejar un acuerdo comercial impuesto por la Unión Europea al Mercosur que no se firmó y quizá nunca llegue a entrar en vigencia. Sin embargo, el mandatario argentino no se privó de asegurar que el proyecto constituye una “gran oportunidad” para generar crecimiento y empleo y “reducir los problemas de pobreza“, el azote que prometió exterminar hace más de tres años y que, por el contrario, se multiplicó a raíz de sus políticas.

La creación de una zona de libre comercio como la vociferada desde las tierras del kimono y los samuráis exige la ratificación del Parlamento europeo -con los franceses en punta para rechazarlo-   y de los congresos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, algo que no sucedería antes de 2023. Si sorteasen las trabas de semejante andamiaje legislativo, los cuatro países sudamericanos se rendirían a los pies de las potencias globales que desean reducir la región, en especial a la economía argentina, a una feria de ofertas de materias primas -de la agroganadería, la pesca, la minería …- a disposición de las empresas que las elaboren y las revendan. Cualquier parecido con aquellos ejemplos de manual escolar que explicaban cómo los criollos vendían cueros de vaca o lanas de camélidos y ovejas a precio vil a los ingleses y les compraban botas y tejidos mucho más caros, no es ninguna casualidad, apenas la continuidad del papel que los centros de poder económico le adjudican a la Argentina en la división internacional del trabajo.

Es el mismo arrinconamiento que el entonces presidente de Estados Unidos, George Bush hijo, intentó en la IV Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata de 2005, rechazado por la región bajo el liderazgo de los presidentes Néstor Kirchner, Lula da Silva de Brasil y Hugo Chávez de Venezuela, quien sintetizó el triunfo de Latinoamérica y el Caribe con un “¡ALCA, ALCA… al carajo!”. Hoy la región es otra, los mandatarios de los países de mayor peso piensan todo lo contrario que aquellos líderes nacionales y prefieren entregar sus soberanías económicas a las fauces de la dependencia antes que mandar las propuestas de dominación a lo más alto del palo mayor del barco del rechazo.

El proyecto que implicaría una tumba para la industria, las economías regionales, la ciencia, la tecnología y, sobre todo, el desarrollo, solo pudo avanzar después de que las administraciones de Argentina y Brasil cediesen ante los intereses europeos a partir de 2016; en el caso argentino, incluso contra la opinión del Centro de Economía Internacional (CEI) de su Cancillería, cuyo “Localizador de Mercados Prioritarios” muestra que las mayores oportunidades para la producción nacional se encuentran fuera de la región europea, inexistente en la mira de esos especialistas. Sin embargo, Mauricio Macri festeja su propio anuncio como si fuese algo real y bueno para el país, en el marco de una campaña reeleccionista en la que usa hasta esa libertad para todos que proclama el zorro europeo en el gallinero del Cono Sur.

La campaña del tero

El tero pone huevos en un lado y canta en otro; del mismo modo, el Gobierno nacional intenta disimular la crudeza de la situación económica con un relato que incluye el “regreso al mundo” de la Argentina o la demostración obscena de un “dólar ballotage” flotando alrededor de los 45 pesos cuando lo recibió a 9,70 pesos y escalará por encima de los 50 pesos para diciembre, se nutre de las operaciones judiciales de los tribunales de Comodoro Py y está iluminado con las candilejas determinantes de los medios de comunicación, que manejan la agenda “informativa” que consume la mayoría de argentinas y argentinos.

Algunos analistas, no necesariamente cercanos a la Casa Rosada, señalan que la oposición no logra instalar temas propios en la agenda política. Sin embargo, la estrategia del Frente de Todos apunta en esta etapa a consolidar la instalación de su candidato presidencial, Alberto Fernández, diferenciar sus características de las de Cristina Kirchner, profundizar y ampliar los apoyos de los gobernadores provinciales -no solo de origen justicialista- y a ajustar acuerdos con los dirigentes territoriales con mayor tracción de votos, sobre todo en aquellos distritos en los que Macri logró las diferencias más holgadas sobre sus rivales en 2015.

Córdoba y sus 2,9 millones de votantes habilitados (8,68 por ciento del padrón nacional, más que Ciudad de Buenos Aires y casi tanto como Santa Fe) juegan un papel central en ese plan de acumulación previa a las internas abiertas. Los numerólogos dan vueltas alrededor de las cifras de aquel año, cuando Macri saltó del 53,24 por ciento de votos logrados en la primera vuelta al 71,51 por ciento del ballotage, logrando la diferencia de 927.000 sufragios que definió una elección ganada por poco más de 600.000 en la sumatoria nacional. Les entusiasma señalar que 300.000 papeletas de aquella catarata se nutrieron de quienes habían apostado por el entonces candidato presidencial Sergio Massa; dos de cada tres de sus simpatizantes se zambulleron en la marea amarilla, el tigrense ahora es candidato a primer diputado nacional bonaerense por el binomio Fernández-Kirchner.

El panorama actual es diferente, porque la provincia mediterránea es tan castigada como el conjunto del país por la debacle económica generada por las políticas de la Alianza Cambiemos, con un índice oficial de pobreza superior al 35 por ciento. El reelecto gobernador Juan Schiaretti fracasó en su intento de construcción de una “tercera vía” y se esfuerza ahora en “neutralizar” el voto, mientras sus coterráneos se muestran disgustados con el gobierno central y los intendentes temen perder el tren de una propuesta peronista que entusiasme al electorado y en su mayoría apoyan a la fórmula del PJ nacional, especialmente aquellos que vienen del riñón del fallecido José Manuel de la Sota.

El mandatario -ex gerente de la sucursal brasileña de SOCMA, empresa nodriza del Grupo Macri- decidió que los candidatos al Congreso nacional del “cordobesismo” fuesen con “boleta corta”, una apuesta que la Casa Rosada festejó como un éxito propio. Miguel Ángel Pichetto viajó de apuro, se sacó una foto con Schiaretti pero solo en compañía de los intendentes de Cambiemos, los peronistas miraron para otro lado.

El nuevo presidente del bloque de senadores del PJ, Carlos Caserio, anunció surespaldo personal a la candidatura presidencial de Alberto Fernández, con una fórmula que puso a pensar a los que todavía dudan: “El límite es Macri“, además de sentenciar que “el peronismo cordobés no puede ser funcional a la victoria de Cambiemos”, como en 2015. Sobre caliente y con una victoria con un inédito 55 por ciento de votos en Villa María, el intendente Martín Gill también proclamó su respaldo a la fórmula Fernández-Kirchner, e inició el camino que recorrerá la mayoría de sus pares del interior provincial, algunos en las próximas jornadas, otros después de las PASO.

Despacito…

Lejos de los kimonos japoneses y mientras Cristina Kirchner junta multitudes en Santiago del Estero, Rosario y Chaco, presentando su “Sinceramente” y dirigiendo su discurso hacia temas transversales dirigidos a un electorado, sobre todo joven, que se interesa por temáticas específicas, Alberto Fernández teje su entramado con los jefes provinciales de su partido. Estuvo en San Juan y Tucumán, viaja a Catamarca, La Rioja, Chubut y Misiones, con autoridades no estrictamente peronistas. Almuerza o dialoga con el tucumano Juan Manzur, el sanjuanino Sergio Uñac, el riojano Sergio Casas, el entrerriano Gustavo Bordet, el formoseño Gildo Insfrán, el massista chubutense Mariano Arcioni, con los gobernadores electos de Santa Fe, Omar Perotti; Tierra del Fuego Antártida e islas Malvinas, Gustavo Melella, y La Pampa Sergio Zilotto. En todos esos distritos, la fórmula FF tiene suficientes simpatías como para que los locales la apoyen “en defensa propia” y traccionen votos hacia sus legisladores nacionales, contra el intento de la Casa Rosada de “quitarle musculatura” a ese apoyo a través de las boletas cortas que no incluyen las candidaturas nacionales del PJ.

El candidato mecha esas reuniones, muy suavemente, con definiciones de gestión. A la defensa cerrada de la reactivación de la economía a través de la industria y la producción en general, junto a la pesificación de las tarifas, empezó a agregarle condimentos muy sentidos por distintas franjas sociales, como la creación de un Ministerio de la Mujer que se constituya en “auditor de que todas las políticas respeten la igualdad de género”, una idea que tomó de la diputada nacional Victoria Donda, además de impulsar el debate por la legalización del aborto.

Máquinas con mal olor

El laboratorio de PRO, potenciado con el flujo de dineros del Estado nacional, ha funcionado con mucha eficacia, sustentado en el aparato concentrado de comunicación privado que -transformado en un sistema “paraestatal”- blinda la imagen del Presidente y sus funcionarios ante acusaciones muy sólidas en su contra como las que surgen del escándalo del Correo, el decreto que permitió a sus familias blanquear fondos de origen desconocido, la compra-venta de molinos de generación de energía eólica o, incluso, los Panamá Papers. En su reemplazo, los medios imponen una agenda que beneficia al gobierno a partir de transformar en “verdades” situaciones que no lo son y de convertir en “acciones judiciales” a las operaciones del grupo de magistrados y fiscales federales que operan en contra de Cristina Kirchner y los funcionarios que acompañaron a su difunto esposo y a ella misma en 12 años de gobierno.

La Casa Rosada acostumbra filtrar informaciones a los periodistas que trabajan al compás de su batuta, del mismo modo que sus organismos de espionaje les entregan grabaciones ilegales de conversaciones telefónicas e intercambios de whatssap. Hace pocas semanas dejó “escapar” datos contradictorios de sus consultoras de máxima confianza; primero distribuyó una encuesta que ubicaba a Cristina al borde del triunfo en primera vuelta, con cerca de diez puntos de ventaja sobre Macri en un eventual ballotage. En los últimos días dirigió las versiones de prensa -junto al dólar “planchado” y “bajo”- hacia la forma en que su jefe “achica” aquella ventaja.

El gobierno necesita evitar que la fórmula Fernández-Fernández obtenga un resultado muy favorable en la PASO, ya que el mismo pondría en primer plano la posibilidad de un triunfo en primera vuelta (40 por ciento y diferencia de 10 puntos o más de 45 por ciento) y podría convertirse en motor de atracción de simpatías para las generales de octubre; por eso trató de instalar la conveniencia de suspender las internas presidenciales. En la última semana, quienes llegan a los despachos en los que se maneja la estrategia electoral, mencionan el interés por construir una “imagen de paridad” entre las dos fórmulas de mayor convocatoria, no solo para mantener las expectativas de su electorado sino con miras a generar condiciones para un eventual “retoque” de los resultados que surjan del escrutinio.

Ante esa eventualidad, los peritos informáticos afines al peronismo se pusieron en alerta, con la intención de denunciar cualquier manipulación, tanto durante la transmisión electrónica de datos como en el conteo posterior. La Justicia electoral ya había trabado la pretensión gubernamental de saltearse el recuento provisional y manual de las boletas de papel y ordenó que se realice en virtud de la “incuestionable trascendencia que tiene en la formación de la opinión pública sobre la legitimidad de las elecciones”.

Las autoridades nacionales pretendían que el procedimiento vetado quedase en manos de la transnacional de origen venezolano Smartmatic, especializada en diseño y despliegue de tecnología electoral y con malos antecedentes acerca de su desempeño técnico. Aunque no lograron su objetivo digital, impusieron como encargada de la transmisión y el recuento a esa empresa, registrada desde el año 2000 en la guarida fiscal estadounidense de Delaware, radicada a partir de 2010 en Boca Ratón, Florida, y asociada en 2014 al SGO Group, en alianza con capitales del Reino Unido encabezados por el ex ministro británico Mark Malloch-Brown, discípulo del multimillonario George Soros.

A juicio del técnico informático Javier Smaldone, experto en consultoría en redes y desarrollo de software, el mecanismo a emplearse -que incluye el escrutinio provisorio- presenta como problemas el uso de software de una empresa privada “que no tiene los mejores antecedentes de transparencia ni eficacia”, del que no se conoce el código fuente, por lo que no puede tenerse certeza sobre su funcionamiento”, además de que solo permitirá la transmisión de una fotografía  del telegrama en papel, “cuando podrían cargarse además los datos directamente bajo el control de la autoridad de mesa y los fiscales” y de que se desconoce el código fuente del software con el que se realizará la carga de datos.

Así se ve la política nacional en la semana del eclipse espectacular cuando se pueden esquivar las sombras que proyectan sobre la realidad los laboratorios y, por qué no, los escenarios con kimonos que intentan presentar las tragedias como si fueran bonanzas. Igual que la Luna al convertirse en obstáculo y tapar el Sol, aunque solo sea por un rato.

* Carlos A. Villalba. Periodista y Psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (http://estrategia.la/), miembro de La Usina del Pensamiento Nacional y Popular (http://www.usinadelpensamientonacional.com.ar)