Venezuela, como un pulso que golpea las tinieblas
“Es la hora de los hornos y no se puede ver más que la luz”
José Martí
Por Jorge Montero/El Furgón –
Mientras Mauricio Macri descansaba en el complejo presidencial de Chapadmalal, su enviado Fulvio Pompeo -secretario de Asuntos Estratégicos-, se embarcó en un frenético raid por Washington, para conocer de primera mano los planes con que Donald Trump profundizará la acometida contra Venezuela, ahora en búsqueda de una guerra fratricida.
Golpeando puertas de los despachos de funcionarios de segundo orden del Departamento de Estado y entrevistándose con burócratas de la Organización de Estados Americanos (OEA), el hombre de la Jefatura de Gabinete, recibió nuevas instrucciones, tras sendos reveses de la Casa Blanca en la arena internacional. Por un lado, la reunión extraordinaria convocada de urgencia por la OEA, el “ministerio de colonias” como la definiera hace más de cinco décadas el canciller cubano Raúl Roa; por otro, el plenario del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de donde salieron poco menos que escaldados Marco Rubio, Mike Pompeo, John Bolton y Elliot Abrams, los Jinetes del Apocalipsis del conservadurismo estadounidense, que encabeza el tándem Donald Trump-Mike Pence.
Sin pérdida de tiempo la Casa Blanca anunció ya los nuevos pasos en la estrategia golpista. Profundización de la guerra económica con el congelamiento de activos y fondos de Pdvsa (Petróleos de Venezuela S.A.), por siete mil millones de dólares y otros once mil millones que se generarán a partir de estos nuevos ataques -según el consejero de seguridad John Bolton-. A lo que hay que adicionar 1.2 mil millones de oro venezolano retenidos por Gran Bretaña, y otros golpes a la economía venezolana que suman más de 23 mil millones de dólares, según denunció ante las Naciones Unidas el canciller bolivariano Jorge Arreaza.
Un recrudecimiento de las acciones violentas combinadas con movilizaciones para la semana en curso, y que culminarán con una marcha el próximo sábado. Guarimbas que ya comenzaron a cobrar víctimas, no bien se autoproclamara en una plaza “presidente encargado” Juan Guaidó Márquez, cayera como rayo el reconocimiento de la administración Trump y la previsible seguidilla de los sátrapas alineados tras Estados Unidos: Mauricio Macri, Iván Duque, Jair Bolsonaro, Sebastián Piñera, Lenín Moreno… y otros fascistas declarados o liberales sin principios, los “perritos simpáticos que están durmiendo en la alfombrita”. Varios focos de violencia en barriadas populares de Caracas, en Barinas, Táchira, Portuguesa, han dejado muertos, pobres en su gran mayoría, chavistas, no han tenido espacio en la prensa internacional. El golpe de Estado en marcha ya deja su estela de violencia.
Simultáneamente llegará el reconocimiento formal de Juan Guaidó por parte de la Unión Europea. Ofensiva cuyos mascarones son Emmanuel Macrón, el presidente francés jaqueado por las movilizaciones populares; y el socialdemócrata jefe de gobierno español Pedro Sánchez, en un remedo de los pasos ejecutados por su alter ego José María Aznar, quien se apresuró a reconocer al golpista Pedro Carmona Estanga, en abril de 2002, en su intentona de derrocar a Hugo Chávez que sobrevivió 47 horas. Finalmente, el 4 de febrero se reunirán los perros de paja del Grupo de Lima (o “Cartel de Lima”, como lo identifican los venezolanos), con la pretensión de aumentar la coerción hemisférica sobre la Revolución Bolivariana.
Siempre a mano de la escuálida representación política de la burguesía venezolana, queda el accionar de los paramilitares entrenados en Colombia para ingresar a territorio venezolano, actuar como fuerza de choque en operaciones sangrientas y disfrazar, como ya lo han hecho durante las guarimbas de 2013, 2014 y 2017, bajo la máscara de una insurrección popular contra Maduro, la invasión a Venezuela.
Los que creíamos haber visto todo en materia de intervención imperialista en nuestro hemisferio; los que vimos el golpe de estado contra Salvador Allende organizado y financiado por Nixon y Kissinger; los que planificaron y ejecutaron el Plan Cóndor asesinando miles de luchadores políticos y sociales latinoamericanos; los que sostuvieron las dictaduras de la ‘seguridad nacional’ en las décadas del ’70 y ’80 del siglo pasado; los que financiaron la contra nicaragüense con dineros del narcotráfico; los que invadieron Granada y asaltaron Panamá; los que destituyeron y secuestraron impunemente a los presidentes Aristide en Haití y Zelaya en Honduras; los que propiciaron la destitución de Dilma Rousseff y la prisión de Lula da Silva para permitir que un fascista llegara al gobierno de Brasil, los que apoyan incondicionalmente el genocidio en Colombia, los que protegen a la caterva de corruptos mandatarios que gobiernan en la mayor parte de los países del Grupo de Lima; ahora intentan una nueva modalidad: sustituyendo el derecho por la fuerza, nombran el presidente desde Washington y utilización de la embajada de Estados Unidos como “palacio de gobierno” de los usurpadores del poder.
Ahora la Casa Blanca les dice a los pueblos latinoamericanos: ustedes voten a quien quieran, que después vengo yo y si no me gusta, designo un presidente títere, y si se resisten los invado. A esto ha quedado reducida la putrefacta “democracia burguesa”.
No habrá tregua: la crisis capitalista sólo puede agravarse y lo mismo vale para la degradación de las formas republicanas de gobierno. El único recurso del gran capital es la violencia a gran escala y ésta es inseparable de la transformación de los actuales regímenes democrático-burgueses en formas neofascistas para mantener el control social. Lo cual confirma otra afirmación de antigua data: así como el socialismo es imposible sin democracia, el capitalismo inexorablemente tiende a aniquilar los derechos democráticos y las garantías individuales de la población.
La ignominiosa intervención del presidente Mauricio Macri, no tiene paralelo en la historia argentina. Deja con el aura de “patriótico” hasta al régimen oligárquico encabezado por Julio A. Roca, que el 29 de diciembre de 1902, ejerciendo su segunda presidencia y con Luis María Drago como ministro de Relaciones Exteriores, notificó al gobierno estadounidense de Theodore Roosevelt, su rechazo a la invasión conjunta de Venezuela por parte del Reino Unido, Alemania e Italia para cobrar militarmente las deudas que mantenía con ellos el país suramericano, en lo que se conoció como la “Doctrina Drago”.
¿No es el momento de actuar de manera aleccionadora frente a los jóvenes, los trabajadores, los pobres, con el objetivo de desenmascarar la hipocresía del capital, el engaño permanente de los políticos burgueses y las cúpulas sindicales, la manipulación electoralista de los partidos del sistema? ¿Hay otro camino que no sea el de la educación, concientización y organización de las mayorías a través de la acción?
Ante la escalada del gobierno de Macri contra la Revolución Bolivariana, la sociedad argentina está desmovilizada como nunca antes, confundida, desorganizada. Todos los partidos del capital -incluso las facciones peronistas que se proclaman nacionalistas y progresistas-, el conjunto de las cúpulas sindicales, las iglesias -con Bergoglio a la cabeza- y demás instituciones, apoyan abiertamente o callan con cinismo frente a la agresión que es objeto Venezuela, su pueblo y su gobierno. Dejando expuesta la inexorable decadencia del sistema político argentino.
Algo análogo ocurre con las corrientes que se declaran revolucionarias, dominadas también por el electoralismo y la búsqueda excluyente de bancas legislativas, sacan declaraciones de lenguaje encendido que rápidamente se sofocan refrendando las peores argumentaciones del imperialismo al margen de la lucha diaria del pueblo bolivariano. No sólo representa una defección política, que afirma su giro hacia una reedición histórica del reformismo que a comienzos del siglo XX devoró a los partidos Socialista y Comunista; sino que están procediendo a un suicidio ético, contribuyendo objetivamente al más dramático aislamiento de la Revolución Bolivariana.
Urge a la Casa Blanca que su ofensiva contra la Revolución Bolivariana tenga éxito. Washington necesita, acosado por su propia crisis, esgrimir la supuesta inviabilidad de cualquier gobierno que se aparte de su tutela. Va en ello el curso estratégico de la región por todo un período.
Hoy Venezuela nos interpela. Es inseparable su destino de la suerte de las masas del hemisferio, su resistencia y la perspectiva socialista para América Latina. Evadir el tema no puede seguir siendo una opción. Aún somos capaces de explicar la intención imperialista, denunciar el papel del gobierno de Macri y sostener que su política exterior es la misma que aplica fronteras adentro. Tratar de impedir que Argentina quede a remolque de la maquinaria guerrerista de Estados Unidos… en el convencimiento que defender a Venezuela es defendernos a nosotros mismos.
Como acaba de declarar el poeta chileno Raúl Zurita: “Volver a la verdad de las viejas rotundas palabras y gritemos por Venezuela y por todos los trabajadores y trabajadoras de la tierra, que somos anti-imperialistas, que creemos en la democracia con apellidos, aquella democracia que se construye a partir de la voz de las mujeres, de las pobladoras, de todos los pobres y marginados, de los desposeídos, de los trabajadores y de las trabajadoras, de los cesantes, de los jubilados con sus pensiones míseras, de los enfermos, para arrasar con las lacras de la explotación, y levantar como lo vio el joven Rimbaud, la voz infinita y libre de la humanidad entera, esa humanidad se juega hoy, y se juega en todos los rincones de la tierra. Venezuela es hoy en nombre de todos los rincones de la tierra.”