viernes, diciembre 13, 2024
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Abuso. Trabajar el padecimiento y la huella

Por Carla Elena*, especial para El Furgón –

Hace unos meses he escrito, para este medio, un relato en primera persona a propósito del día Mundial para la Prevención del Abuso Infantil, 19 de noviembre, en el cual relataba una situación de abuso vivida durante mi infancia. Unos años donde el silencio fue mi compañero y, creo, por no entender a los 5, 6 años lo que ocurría entre mi ser y el sujeto mayor que lo invadía, embestía e interrumpía mi sexualidad. La sexualidad de una criatura.

Mientras más compartamos nuestras experiencias vividas, tendremos la posibilidad de habilitar otros relatos, otras historias, otros sufrimientos y, de ese modo, otros seres podrán comenzar a tramitar y transitar otro camino. A narrar otro relato.

A raíz de esta declaración tuve varios comentarios en relación a lo mal que hice en exponer mi intimidad, lo vulnerable que me dejaba y otras interpelaciones sobre si era correcto o no remover semejante padecer tantos años después.

Creo que es importante, fundamental y urgente comprender que mientras más compartamos nuestras experiencias vividas, tendremos la posibilidad de habilitar otros relatos, otras historias, otros sufrimientos y, de ese modo, otros seres podrán comenzar a tramitar y transitar otro camino. A narrar otro relato. Trabajar el padecimiento y la huella que esto dejó en ellos (nosotros). Nuevamente quisiera mencionar que si bien un abuso es una situación absolutamente traumática puede elaborarse, se puede construir con ello para que ese trauma no se instale de manera enquistada en el ser.

Carla Elena, de pequeña.

Más allá de estas ideas expuestas y de las críticas tanto constructivas como las condenatorias, quiero manifestar que, por lo general, las situaciones de abuso infantil no ocurren mediante el sometimiento violento sino que el ser perverso actúa mediante la seducción y, como lo expliqué en mi columna, yo devolvía una demanda de amor, perversa -por supuesto-, pero así lo entendía mi mente cuando era solo una niña. Esto me gustaría aclararlo porque puede genera algo de culpa en el niño/a no haberse resistido al abusador, pero es fundamental entender mecanismo del victimario y la inocencia del niño/a.

¿Qué ocurre luego de una experiencia de abuso? Entiendo que es fundamental que ese niño/a pueda encontrar un espacio de alojo y confianza que habilite su palabra, juego, dibujo (lo que pueda) para comenzar a desplegar lo padecido y creo que en ese camino los padres son una parte fundamental.

La autora de niña junto a su madre

Por último me referiré al abusador. Escuché a varios colegas, periodistas, expertos y abogados expresarse, con una seguridad plena, en relación a lo que debe y tiene que hacerse con este ser, En general tiene que ver con el aumento de penas, linchamientos como si lo punitivo, el castigo, el encierro de por vida en las cárceles donde estos sujetos estarán privados de todo derecho. Como si que estuviesen sometidos a inmensas vejaciones fuera la solución y reparara algo dentro nuestro. El camino no es ese. Con esto no quiero decir que no merezcan ser juzgados, pero sí que tenemos la obligación de entender que mientras no haya un cambio cultural que fomente la educación con perspectiva de género, desde las primeras instancias de la formación, las penas, por severas que sean, solo solucionan episodios individuales.

Como dice Rita Segato: “Hay que reducir el caldo de cultivo, revisar lo cotidiano, se tiene que combatir con un diálogo abierto en la sociedad, en todos los espacios, no solamente en las escuelas”.

Por otro lado, como bien explica el licenciado en Psicología Jorge Garaventa (experto en el tema), el Estado es responsable de acompañar a la víctima en todo el proceso de recuperación y decidir cuan será el trabajo que se haga con el abusador cuando esté cumpliendo la pena para intentar algún tipo de reinserción posible a largo plazo, sin que esta tarea se convierta en un privilegio.

Me gustaría dejarles las palabras de la antropóloga Rita Segato que tanto trabaja en el tema; “Hay que reducir el caldo de cultivo, revisar lo cotidiano, se tiene que combatir con un diálogo abierto en la sociedad, en todos los espacios, no solamente en las escuelas”.

* Psicóloga Social y docente.

Portada: imagen de la campaña ¿Por qué callar si nací gritando? Spot Prevención del Abuso Sexual Infantil

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