¡Es el contenido, estúpido!
Un documental de 2006 sobre una campaña presidencial latinoamericana se vuelve una lección en tiempo real de cómo funciona la “nueva política” en la Argentina y otros países.
Por Fernando Chiappussi/El Furgón
Un candidato presidencial con problemas de dicción se ofrece como la solución para una crisis que, advierte, puede ser terminal. Es un empresario exitoso con experiencia en Estados Unidos. Su campaña se destaca por un estilo no confrontativo y casi publicitario. Sus asesores le piden que haga un spot con camisa celeste, sin corbata. El slogan: “Sí, se puede”. Termina ganando por un punto y medio. ¿Mauricio Macri en 2015? No: el boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada, haciendo campaña por su reelección en 2002. “Goni” logró su objetivo, pero tuvo que dejar la presidencia un año más tarde en medio de choques callejeros, muertos y represión. Con él partió el equipo de Greenberg, Carville & Shrum (GCS), especialistas en campañas políticas que Lozada había importado de EE.UU.
Estos estrategas, probables ídolos de Jaime Durán Barba -el ecuatoriano parece haberles robado ideas a mansalva-, son los protagonistas de Our Brand is Crisis (“Nuestra marca es la crisis”), documental de Rachel Boynton estrenado en 2006. El retrato que hace el film de políticos y asesores es tan descarnado que diez años después inspiró una comedia con mismo tema y título, protagonizada por Sandra Bullock y Billy Bob Thornton. Pero en plena gestión Cambiemos el documental original vuelve a tener relevancia, dada la cantidad de coincidencias entre la campaña de Lozada y la del ex gerente de SOCMA y Boca Juniors. Nótese que el raid del boliviano se anticipó seis años al “Yes, we can” de Barack Obama, que muchos creían había sido la inspiración de Macri.
Es fácil entender por qué Hollywood terminó satirizando el material de Our brand is crisis, ya que en él hay mucho humor involuntario de parte de los retratados; hay que recordar que la farsa tendría efectos devastadores en el pueblo boliviano, preparándolo para el triunfo de un candidato más radical como Evo Morales en 2006. Sin embargo, el enfoque no es anti-Lozada ni pro-Evo, como podría parecer a primera vista. Boynton, formada en el “cine directo” de D.A. Pennebaker y Richard Leacock, privilegia la observación y el seguimiento de los hechos a medida que éstos ocurren, reduciendo a un mínimo las entrevistas (que realizó posteriormente) e intercalando momentos clave de éstas a medida que vemos desarrollarse los meses finales de la campaña presidencial.
La clave del documental es el acceso casi ilimitado a la cocina del team de publicistas: los focus groups, consejos de vestuario y campañas sucias no son apenas mencionados, sino que ocurren frente a nuestros ojos. La candidez de los protagonistas, cuyos espectaculares pasos en falso desnudan a cada rato la endeblez del armado, tiene que ver con lo pactado antes del rodaje y, probablemente, con el hecho de que los cineastas eran también norteamericanos: Boynton está casada con Steven Shainberg, director de La secretaria y aquí productor ejecutivo.
El socio más famoso de GCS es James Carville, el creador de la frase “Es la economía, estúpido” que muchos dicen llevó a Bill Clinton a la presidencia de EE UU (esa campaña de 1991 fue filmada por Pennebaker en el documental The War Room). Para 2002 Carville se ha convertido en una estrella por derecho propio, y el equipo de GCS lo llama sólo cuando es necesario dar un golpe de efecto, algo que él mismo reconoce abiertamente. Lo cual vuelve aún más pobre el papel de Sánchez de Lozada, a quien vemos conversar en inglés con los asesores (lo pronuncia mejor que el castellano) y atender sus requerimientos como si ellos fueran los verdaderos autores de la plataforma electoral. En este sentido, la similitud con las campañas de Cambiemos en Argentina es tan alevosa, que hace de la visión de Our brand is crisis una experiencia casi obligatoria.
Los miembros de GCS vienen asesorando al Partido Demócrata de EE UU durante décadas; también trabajaron para Tony Blair y, entre otros, un puñado de líderes latinoamericanos como los colombianos Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos, el peruano Alejandro Toledo y el argentino Daniel Scioli. Jeremy Rosner, el encuestador todoterreno del grupo, termina siendo muy a su pesar la estrella del documental: verlo tratar de tapar el sol con la mano, en entrevistas o ante la realidad de los hechos, provoca hilaridad y algo de vergüenza ajena (su estampa similar a la del comediante Ben Stiller es la cereza sobre la torta). Pero cada vez que la película está a punto de convertirse en un informe de TVR, la realidad boliviana se impone en todo su dramatismo: la salida de Sánchez de Lozada dejó más de 100 muertos en las calles, y el hecho de que se haya exiliado en Washington, más que cómico, resulta revelador.
“Lo peor de una campaña son los periodistas y la mixtura” dice en un momento “Goni” Sánchez de Lozada, refiriéndose al papel picado que las cholas le tiran a los candidatos. Su conducta distante, casi despreciativa -lo vemos sacudirse con hastío los papelitos de la cabeza- es el exacto reflejo de la imposición de soluciones genéricas -la mentada “apertura”- por parte de políticos que no piensan en las necesidades y el contexto de los países que habitan.
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Foto de portada: http://www.infodiez.com/