BAFICI: Consejos para no perderse
- El Festival de Cine Independiente porteño es una jungla que puede espantar al no iniciado. Aquí algunos trucos para encararlo.
Por Fernando Chiappussi/El Furgón – ¡Tantas películas y sólo diez días! Es propio de los festivales ofrecer mucho más de lo que se puede abarcar, porque están pensados para muchos públicos y cada uno va por lo que más le interesa. Pero un aluvión de 300 largometrajes, que se anuncian apenas días antes del comienzo, puede resultar abrumador incluso para un estudiante de cine. Lo primero es saber que esas 300 películas -más un buen número de cortos- no están pensadas para un único espectador, así que no hay que sentir culpa por dejar pasar de largo la mayoría.
Si pensamos los espectadores del BAFICI según la manera de encarar el festival, hay básicamente dos grupos: los que picotean y los maratonistas. Existe un tercer grupo, el de los que van invitados por alguien y ven una sola película; esos no necesitan ningún consejo, salvo que eviten el bochorno de decir “BACIFI”.
Trailer de “Aventuras en la escuela pública”
Los picoteadores son los que van a ver una o dos películas después del laburo, generalmente por la noche y buscando no ensartarse con algún título desconocido. Para ellos lo ideal son las sedes de Caballito y Belgrano, donde suelen programarse las películas más afines a lo que en general se entiende como “cine arte”: directores europeos conocidos, documentales sobre artistas, anche comedias desconocidas pero de fácil disfrute. Estas sedes, además, son menos rigurosas en horarios y protocolos, por lo que podés llegar sobre el pucho o sentarte en un escalón del pasillo si está muy lleno. Eso sí, si querés ver la última de Haneke o Ferrara mejor sacá entrada temprano, porque se agotan (sobre todo de noche).
Trailer de “Vivo en Francia”, de Abel Ferrara
Si sos cholulo lo tuyo son las películas “con invitado”; ahí lo más seguro es ir al Village Recoleta que concentra el grueso de esas actividades. Ver al director ahí nomás presentando su película y hacerle preguntas después de la proyección, o sacarte una foto con él/ella en el pasillo: ¡oh! En el Village tienen lugar todas las primeras funciones de las películas en competencia, que son las más propensas a tener algún guest; es normal que por la presentación la función se demore cinco o diez minutos. Evitá las primeras funciones nocturnas de las películas argentinas, que rebosan de invitados del director y para las que es difícil conseguir entradas. En líneas generales, no vayas a ver películas después de las seis de la tarde sin sacar la entrada con anticipación, para evitar chascos; hace poco el festival actualizó el sistema de compra de entradas por la web, lo que facilita las cosas.
Lo mejor es quedarse en una misma sede la mayor parte del día, o circular entre dos o tres sedes cercanas… Las pelis desconocidas que quedan en el itinerario suelen deparar agradables sorpresas: por algo están ahí, a diferencia de las de “estrellas”, que a veces figuran más por el poder de convocatoria de éstas que por sus reales méritos.
El espectador maratonista es el que se reservó uno o varios días enteros para ver todo lo que sea posible; la entrada es más barata que la de un cine convencional ($ 55) y como las funciones suelen empezar antes del mediodía, las posibilidades parecen infinitas. Pero el cansancio que se acumula y en especial, los trayectos entre función y función, hacen necesario poner límite a la angurria. Lo mejor es quedarse en una misma sede la mayor parte del día, o circular entre dos o tres sedes cercanas (las principales están todas a tiro de subte). Así se transpira menos, y las pelis desconocidas que quedan en el itinerario suelen deparar agradables sorpresas: por algo están ahí, a diferencia de las de “estrellas”, que a veces figuran más por el poder de convocatoria de éstas que por sus reales méritos.
Trailer de “Blue My Mind”
Para el maratonista, cinco funciones diarias es el límite recomendable; más suele ser desaconsejable. Las películas se mezclan y un día te encontrás yendo a ver algo porque “trabaja el asistente de dirección del primo de Benning”. El maratonista reconocerá el punto del hastío y hará bien en darse un descanso por el resto del día, haciendo nada y evitando mirar el reloj.
Si eso pasa, a no estresarse pensando en la función que te salteaste; siempre alguien te va a hablar de una película que no pudiste ver (el picoteador tiene tendencia a hacer esto para darse corte). Si se pone pesado, lo mejor es esnobearlo con un nombre inventado: “Garrel ya fue… ¿Y el filipino John Toresaña? ¿Eeehhh?” Aprovechá el desconcierto para cambiar de conversación.
Lo cual nos lleva a: ¿qué ver? Las pelis “famosas” suelen estar agrupadas en la sección “Trayectorias”; las más radicales, en la competencia de “Vanguardia y género”, que congrega a los puristas del BAFICI. Por hoy el único consejo es tratar de pescar alguna de las películas del foco John Waters, presentada por el maestro en persona; habrá una función de Hairspray al aire libre, para que nadie diga que se quedó sin entrada. El próximo jueves, recomendaciones según el runrún del festival.
