Lula cerca de la cárcel, Brasil al borde del abismo
- El juez federal Sergio Moro ordenó detener a Luiz Inacio Lula da Silva para cumplir una pena de 12 años de prisión. Detrás de esta decisión, está el establishment económico, social y político, apoyado por un sector militar. De la vereda de enfrente, el pueblo movilizado tras el ex presidente y lider del PT.
Por J. Montero y M. Massarino/El Furgón – Ver cómo los medios y el público brasileño seguían la votación del Tribunal Supremo brasileño que decidía sobre la suerte de Lula, remitía -aquí, en la Argentina-, al recuerdo de la resolución 125 con el voto “no positivo” del ex vicepresidente de la Nación, Julio Cobos.
Contrasta observar a once magistrados que fundamentan sus votos, con los miles de personas que apoyan a Lula en las calles, con los millones que según las encuestas lo votarían para que se convierta en el próximo presidente de Brasil.
Claro que también están los que festejan que el líder del Partido de los Trabajadores vaya a la cárcel. La federación industrial de Sao Paulo (FIESP), la más potente del país, que vuelve a jugar el mismo rol que tuvo en 1964 como artífice del golpe militar que derrocó a Joao Goulart. Las corporaciones periodísticas, encabezadas por la red O Globo. Sectores medios y medios altos que han militado fervorosamente contra Lula y los cuatro gobiernos del Partido de los Trabajadores.
Y detrás de todos ellos la mano de la Casa Blanca. Ejemplos sobran: la tercera fabricante mundial de aviones comerciales, la local Embraer, está en proceso de fusión con la estadounidense Boeing, frustrando cualquier tipo de desarrollo aéreo autónomo.
El gobierno de Temer, además, está cerca de llegar a un acuerdo con Washington para la operación de la estratégica base militar-espacial de Alcántara en el estado norteño de Maranhao. Las reservas petroleras pre-sal, en los gigantescos yacimientos descubiertos en aguas muy profundas del océano Atlántico –estimadas en 176.000 millones de barriles-, son un botín apreciado por las multinacionales petroleras.
Las declaraciones del general Eduardo Villas Boas
https://youtu.be/aFWO_TqmtN8
A la hora de sopesar cuánto representa la institucionalidad y la burocracia cuando se analiza políticamente la realidad brasileña, hay que tener presente que el PT se puso “en manos de la Justicia” para resolver el entuerto, marcando de paso cuáles son sus límites. Por un lado, está la presión de una base social que lo quiere a Lula en libertad. Del otro costado, un importante sector de la población, del establishment económico, social y político que lo quiere tras las rejas.
Las influencias extra judiciales inclinan decididamente la balanza hacia la caída en desgracia del ex obrero metalúrgico. Una muestra del lobby conservador está en las declaraciones de los militares que dijeron tener el sable listo para defender aquello que consideran “la patria”. Es decir, el sistema que deja afuera de las decisiones y del reparto económico a las mayorías populares, que obtura la movilidad social y concluye que el poder es una torre de cristal y en ella los pobres sólo están para limpiar los vidrios desde afuera.