Luca: “Yo no soy moderno, yo soy yo”
El Furgón* – Al cumplirse seis meses de la muerte de Luca, el suplemento Sí del diario Clarín publicó una nota que denominó “La última entrevista”. Había sido realizada el 13 de diciembre de 1987 por los jóvenes reporteros Walter Rodríguez Salvi y Fernando Jasminoy, con fotos de María O’ Donnell. Poco después, la revista Rock & Pop publicó la “verdadera última entrevista”, realizada el 16 de diciembre por Néstor Nardella, un joven periodista radial de una emisora mendocina. Lo que sigue es el texto original de la primera de estas dos últimas entrevistas. En la versión editada por Clarín el 24 de junio de 1988 fueron eliminados, por los infaltables problemas de espacio, algunos de los párrafos más jugosos, básicamente los que hablan de Charly García y otros músicos argentinos y los referidos al consumo de drogas.
“Mi cuarto es como mi mente, pero yo quiero vivir así, ves. Una vez tuve una novia que era muy ordenada y que me perseguía por toda la casa para ordenar todo… pero eso ya pasó. Ahora vivo así”. Un vaso de ginebra acompaña a Luca durante la charla. María saca las fotos y todos nos reímos ante la primera ocurrencia del Pelado. Comienza el reportaje.
–¿Te parece que existe por parte de la gente una mistificación que hizo que fueras aceptado por ser extranjero, porque traés algo diferente, te aceptan más rápido…?
–Mirá, en ese sentido me costó un huevo. Yo, en época de Malvinas, cantando en inglés. Sumo es un buen conjunto y listo… y hay mucha gente marginada que también es artista… Porque yo no soy ningún idiota entendés, o sea yo leí a Verlaine, Baudelaire, todo lo de Shakespeare. Y entonces también viene gente medio culta.
Al principio venía gente tipo Marta Minujín y Renata Schussheim y todo ese tipo de pelotudos, y después empezaron a venir los punks. Hay toda una gente acá en Buenos Aires… tipos como de treinta años, que vivieron el Proceso… Y que hoy son “artistas”… pero al final viven con la madre, pero se juntan y hablan… y toman mucha merca. Después vinieron los punks con su “qué hacé bolú” y todo eso, y ahora viene de todo.
–¿La gente te toma como a una estrella, te eleva un poco porque te dedicás al rock?
–Claro… Ídolo… Genio… Grande… Maestro… Puto… Caretón…
–Mucha agresión, ¿no?
–Sí, pero no todos. Hay gente que… Yo me tuve que repelear, digamos. Si alguien me dice puto o caretón o lo que sea no me jode… pero me dijeron puto cuando eran cuatro tipos juntos y yo iba con mi novia… ¡Ja, ja, ja! ¡Me dicen puto…! Andá a la puta que te parió… ¡Qué idiota! Peleo sí, yo no me la banco cuando me tratan así, pero si vienen y me dicen “quiero hablar” yo siempre los atiendo, o quieren un autógrafo. Hasta los invito que entren acá a tomar un té. Porque en esta zona hay mucha gente que trabaja… hoy no hay nadie, porque es domingo, pero venís el lunes y está lleno de gente, entonces me cruzo con mucha gente con la que entro en conversación… Si vienen bien soy muy amable pero hay tipos que están sentados, y vos posás y te hacen Psss… Psss… (hace un gesto con la mano, como llamando a alguien, Luca actúa con un gesto como de extrañado)… ¿Cuál es? Andá a la mierda… quién te conoce. Porque son tímidos y entonces se hacen los agretas…
–Una especie de caparazón de la soberbia…
–Claro, porque piensan que se achican si dicen “Luca… escuchá”. Hay de todo, viste. Yo me encuentro todo el día con gente, aparte porque siempre viajo en subte, en tren, en colectivos.
–¿Te parece que encarnás la estrella del rocanrol que vive “on the edge”, al límite de la experiencia?
–Sí, es verdad. Esta mañana yo me quería morir, estaba hecho pelota. Ahora estoy mejor, pero el tipo ese… vino al show. Yo me había quedado en el boliche en el que habíamos dado el show, me retrasé y los músicos se fueron. Después hice dedo con mi novia y aparece el tipo este que se ofrece a llevarnos. El tipo venía de ver el show, pero estaba de la nuca. Yo al principio no me había dado cuenta. El tipo empezó a hablar y hablar y hablar… y después decía: “Mirá, tu música no me gusta”. Después, a los tres segundos dice: “Yo, a Sumo, lo sigo a todos lados”… pensé ¿qué le pasa? ¡Ja, ja, ja! A mí no me importa si viene alguien y me dice “tu música no me gusta”… dejalo. A mí tampoco me gusta el tango pero…
–… pero has tocado tangos.
–“Cambalache”, con ritmo reggae.
–¿Te parece que estás gestando algo, con gente que se siente identificada con vos, onda modernos… posmodernos?
–Yo no soy moderno. Yo soy yo, me entendés. Tengo treinta y cuatro años ¡qué moderno! No me pinto, no tengo pelos, no sé… no me veo. Yo soy yo, soy de verdad arriba del escenario y, por suerte, tengo buenos músicos que pueden respaldar un poco mi energía… mi inventiva. Al principio yo era uno de los músicos. Acá hay muy buenos instrumentistas pero no saben hacer temas. Yo soy el nexo. Ahora con Sumo trabajamos en estudio: va uno u otro, después voy yo y le pongo algo encima y después todo eso se escucha cuando estamos todos en el sótano, que es nuestro, y ahí ensayamos y es donde sacamos cosas, lo mejor de todo lo que hicimos. Pero nosotros no ensayamos casi nunca. La última vez que ensayamos fue antes de Obras… No necesitamos ensayar. Tenemos un repertorio como de cuarenta temas que podemos tocar sin ensayar.
–¿Te parece que, por ser ustedes un grupo considerado marginal, el mercado les impide salir? ¿Se busca más lo comercial?
–Sí, nosotros somos totalmente fuera del esquema. Yo nunca voy a la productora a chuparle las medias a nadie. La productora para las fotos para el Festival Rock & Pop me dio una caja para maquillarme. Me preguntó “¿te querés maquillar?”.Y yo agarré el lápiz de labios y me hice dos rayas en la frente… Ellos te miran extrañados… No, pero somos muy respetados eh… si el año pasado la gente de la música, productores, músicos, periodistas, eligieron a Sumo como el mejor conjunto, en Clarín. Yo no lo podía creer, entendés, y entonces me pregunté por qué. Nos respetan porque somos de verdad. Mirá, el otro día fui al cumpleaños de Willy Iturri, a la casa. Vive en una casa que parece de una vieja de 80 años… con arañas todas limpitas, con muñequitas de adorno… parecía viste no sé… de última. Ese tipo es un batero. No digo que tiene que tener todo tirado, pero la casa era de verdad burguesa y no sé… la mayoría son así. O por lo menos, aspiran a eso. Aspiran a llegar a un lugar y conservarlo, y toman demasiada cocaína. Todos ellos son merqueros.
–¿Vos no tomás, Luca?
–A veces, si hay línea ahí, le doy. Pero nunca compro, nunca… Pero no sé, a ésos… Charly García, claro, se bajó los pantalones en Mendoza, pero se había tomado dos litros de nafta adulterada ¿entendés? Está de la nuca. El día que se zarpó en el festival de Rock & Pop yo estaba ahí, en los camarines con él. Mirá, estaba nuestro guitarrista con la pierna rota… y Charly quería algo y mandó a Pettinato a buscarlo al guitarrista para que se lo trajera. Yo le dije a Pettinato: “Andá a la concha de tu madre. ¡Vos sos un hijo de puta! ¡Un tarado! Porque él es Charly García venís acá como el mensajerito… ¡que venga él! ¡Mirá vos! El man está con la pierna rota y encima… Y eso es terrible, entendés. Yo veo a los músicos de Sumo y la vez que tomamos, tocamos mucho peor. Si tomamos un poco de alcohol y fumamos unos porros todo sale bien.
–¿Seguís tomando alcohol?
–Sí, yo soy alcohólico. Ya fui a los centros de ayuda, pero a mí no me sirvió eso. Yo soy alcohólico por razones distintas que la mayoría, es una razón física mía. Yo tomé mucho ácido, muchísimo, y una vez me cagó los nervios. Yo no sé, si yo no tomo alcohol, siento que voy a explotar… pero el alcohol me baja, si no estoy totalmente histérico. Muy nervioso.
–¿Qué grupo sigue los pasos de Sumo acá?
–No hay. Hay gente que trata de copiar a Sumo. Como unos que vi el otro día, se llaman Los Paladines de la Injusticia, el grupo es bueno, pero el cantante es de última, encima es un gordo que trata de copiarme a mí. Buen tipo, yo estaba con él antes del show, ni sabía que cantaba, después lo vi pero no sabe cantar, es de última. Pero para mí, cantante de rock acá no hay, no sé. Miguel Mateos canta bien pero qué pasa, no pasa nada. Charly García, desafinado… “Oh, no puede ser feliz” (canta Luca con un tono irónico)… me gusta ese tema, pero no tiene voz.
–¿Por qué creés que la gente banca todo eso? Miguel Mateos por ejemplo, es uno de los que más vendió en la Argentina…
–Pero a Mateos la gente ya lo cagó ¡eh! Él llenó cuatro Luna Park, se fue a Estados Unidos y cuando volvió casi ni llenó Obras. La gente se da cuenta. Él gana el doble que los otros músicos, yo gano igual que los demás en Sumo. A mí la guita no me importa. Yo sé que si Sumo mañana ya no vende nada, ya nadie va a los shows, cosa que dudo mucho… yo tengo un montón de cosas que puedo hacer…
–¿Qué harías?
–Yo puedo ser actor, puedo trabajar en cine… en tantas cosas. Sé cuatro idiomas. Por ejemplo, yo hice las traducciones del Topo Gigio. También puedo traducir guiones.
–¿Te irías de la Argentina?
–Sí… o no sé, yo hago la de ir al Bolsón o algo parecido, meterme en otra vida, olvidarme de Europa y de Buenos Aires.
–¿Por qué constantemente te querés olvidar de Europa?
–No es que me quiero olvidar, es que en verdad no me interesa. Mi hermano está ahí, es actor, tiene guita y todo, y él me cuenta que todo es una mierda, un chetismo barato. Italia es lindísima, tenés paisajes y todo eso, pero son todos chetos ahora, no hay gente. En Inglaterra es igual.
–Te estás escapando así vos…
–No, yo me estoy escapando de la heroína, de la muerte, pero a mí me gusta estar acá. Mis amigos son de acá, a mí me gusta vivir en esta casa. Todos los que viven en esta casa están locos pero… hay peleas porque alguien se afanó los fideos, pero en general estamos bien, yo los quiero a todos en esta casa. Ser locos es ser distintos. No sé qué significa loco. Distinto… no ser aquel tipo de bigotes y mocasines. Estos pantalones por ejemplo son locos. Para un tipo normal esto… te dice “está trolo. Ese es trolo”. No tengo pantalones y estos son los de mi novia, por eso me los puse.
–Pasa en todo el mundo eso. Te imponen el yugo de comunista, homosexual, drogadicto.
–A mí los comunistas y los drogadictos y los homosexuales me embolan como a cualquiera, pero los tolero. O sea… un trolo viste, que rompe las bolas como esos que (Luca actúa, se hace femenino): “Si todos los hombres son homosexuales”… ¡Mentiras! ¡Mentiras!
–¿En Europa hacías música?
–Sí, pero no vivía de la música. Siempre hice música, desde los cinco años. Canté, estudié cinco años la trompeta, canté en un coro en la escuela.
–¿Qué es lo que más le gusta a la gente que te va a ver?
–Yo no puedo detectar qué le gusta a la gente. A mí me gustaba por eso la época anterior, en donde yo después de tocar me iba a la barra y venía la gente, venía a hablar, pero no era adulación sino porque le interesaba hablar. Pero ahora es ¡LUCAS! ¡Me regalás la remera! ¿Qué pasa? Encima me dicen Lucas, yo me llamo Luca. En Obras, cuando tocaron Los Ramones, me quedé con los pantalones nomás, me sacaron los anteojos, la remera… ¡hasta las ojotas! Me quedé ahí en Obras, en pantalones. Eso es muy idiota.
–Y en ese sentido, ¿qué pasa con la mujer, en general está muy copada con vos?
–No sé. Yo quiero estar con una mujer. Pero nosotros, los de Sumo, no les damos bola a las groupies en general.
–¿Ves que hay más tensión social acá que en otros lados?
–¡Puf! Al mango. Tensión social hay porque no hay guita, ésa es la cuestión number one. El otro día estuve acá en la Plaza, en la Marcha de la Resistencia. Estuve con Hebe de Bonafini. Pero era ridícula esa marcha, vos veías a las Madres, sombrías, austeras, tristes… y después había todos esos boludos del MAS y del MID y de no sé qué carajo, con los bombos, fumando porros, tomando vino, o sea que estaban de joda, entendés. Me hicieron una entrevista para el diario de las Madres. A mí lo de los Madres me parece bien. Al final ese Astiz todavía anda suelto y encima lo quieren ascender. ¡Ese tipo tiene que estar en la cárcel de por vida! ¡¡¡¿Qué es esto?!!!
–¿Viste el recital de Sting?
–Sí, pero no me gustó. Me pareció aséptico, frío, muy frío. El único músico que en verdad me gustó fue un tecladista, y Sting que tiene también su cosa. La parte de las Madres me gustó mucho, eso fue lindo. Me pareció bien que hiciera eso, porque Sting no lo hizo para hacerse el buen tipo, a él le importan las cosas sociales también. Yo lo conocí a Sting, hace como diez años, cuando todavía era Gordon Mathews. Mi novia era la secretaria de Copeland, que es el manager de Sting. Vinieron dos amigos míos con él, que montaron el escenario. Y ellos fueron a cenar con Grinbank y le preguntaron si conocía a un cantante que se llama Luca. Qué raro, hará siete años que no los veía, todavía están. Se quedan por lo de Tina Turner.
–¿Qué música escuchás?
–Mirá, ahora no escucho casi nada. Todo ese pop electrónico con máquinas no me dice nada. Me gustó Paul Simon, que tiene talento. Como John Lennon que desde “She loves you” hasta la última canción es bueno. Ahora los aparatos electrónicos hacen que cualquier boludo venga y haga un tema. Pero músicos de verdad… Por ejemplo, si vos sentás acá a Gustavo Cerati y al de Virus, Federico Moura… les das una guitarra y les decís: “Bueno, pelate un blues, pelá algo que me llene…”, y no sale nada. Te estoy hablando de gente importante… o si agarrás a ese Daniel Melero, y le decís que toque cualquier cosa, una canzonetta italiana aunque sea, no importa mientras la toque bien… y no sale nada.
–¿Cómo ves el mercado cuando salen grupos nuevos y van por Latinoamérica?
–Son inventos, hacen fórmulas, mirá GIT. Con Sumo este verano vamos a ir. El verano pasado fuimos a Chile y a Uruguay y este año vamos a Brasil, todo el mundo me dice que pegaríamos mucho en Brasil. Yo nunca fui a Brasil, pienso ir este verano, de vacaciones. Lo que pasa es que cuando yo me voy de vacaciones siempre me voy a Córdoba, al retiro de las sierras, ríos cristalinos, donde no hay nadie. Hasta podés ir en bolas si querés, y podés estar en Brasil (Luca se señala la cabeza con el índice)… aire puro. Vas a Brasil y te encontrás con todos los… “soy loco soy… soy argentino pero estoy loco porque estoy en Brasil… Estoy reloco, estoy en ojotas, ¿viste?” (Luca actúa, y provoca risas). ¡Qué tipos que no los banco! A mí, aparte, los brasileños me parecen muy boludos. Yo no soy así. “Está tudo bem”… qué está todo bien… ¡Está todo mal, boludos!
–Con lo de Live Aid y los recitales por África, ¿el rock pasó de ser marginal a ser una fuerza que quieren usar para cambiar algo?
–El rock no va a cambiar nada. A mí me cambió, pero soy uno de los pocos. Por ahí te cambia la manera de pensar un año, pero después volvés al banco. Yo no, yo probé los ácidos, Yes, Genesis, The Beatles y también películas como El graduado o Busco mi destino. Yo, por ejemplo, no cobré mi guita en SADAIC y tengo como 60 mil australes… y hoy tengo 130 australes porque ayer toqué. Ayer, antes de tocar, tenía tres australes… esa era toda mi guita en el mundo. Yo no quiero guita. Yo quiero a mis amigos y a la gente.
–¿Qué leés?
–Mirá, antes yo leía muchísimo, ahora me cuesta un poco, no sé por qué. Es como que estoy totalmente desilusionado con la vida y con la gente. Yo leo un libro ahora, y me pone mal… me pone mal. Yo no podría leer un libro en donde violan a una chica y después ella manda a matar a la madre, porque lo siento. El libro que estoy leyendo en este momento se llama En Patagonia, es de un tipo que viajó por la Patagonia, pero no habla de él. Es rebueno el libro. El tipo se encuentra con esa extraña gente que vive… entendés. Por ejemplo, un poeta alemán que vive ahí, en el medio de la nada, o de un pianista… o de los galeses. Pero igual ya no leo como antes, ni voy al cine ya. Todo me pega mucho. Voy al cine y veo la realidad. Antes no me pegaba así. Meditaba pero no me pegaba tipo ¡uh! Ahora todo me pega así.
–Vos decís que no vas al cine para no ver la realidad, pero cuando leés no leés ciencia ficción por ejemplo…
(Luca toca sus pies descalzos, y ríe…)
–No… ya está. Yo ya no necesito eso para ver otro mundo. Para conocer “otras maneras de pensar”. Ya está… es como que estoy viejo, ya me pasaron tantas cosas. Yo antes me pasaba leyendo cinco horas por día, y también estuve preso en la cárcel y ahí se lee muchísimo. ¡Tantos libros!
–¿Por qué estuviste preso, Luca?
–Estuve tres veces preso. Una vez por fumo y las otras dos veces por negarme a hacer el servicio militar. O sea, no lo hice, después me agarraron, me pusieron en la cárcel y estuve tres meses ahí, y después me mandaron al regimiento y yo llegué y dejé todo y me fui a Inglaterra. ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! Tres años después volví y me entregué y les dije: “¡Soy desertor, póngame preso!”. Y fui al médico y le dije: “Yo soy loco”, entonces le conté mi historial y le dije: “Soy loco, soy drogadicto, tengo hepatitis y ya no sirvo para el ejército italiano. No quiero pelar papas. Ya marché en una banda de Gales, sé marchar, sé tirar, tiré en bazuka, tiré granadas, todo en el colegio, en mi colegio que no sabés qué era, allí estudió el príncipe Carlos, el príncipe Andrés, un supercolegio…”. Me dice “bueno, ¿qué drogas tomó?”. Y entonces le di una lista así de larga… Cocaína, mezcalina, xilosibina, metedrina, anfetamina, marihuana a rabiar, haschich al mango, LSD, morfina y heroína… y el tipo que me miraba. Yo le dije: “Mirá, yo no sirvo, ya está, soy grande… esto sirve para un tipo que viene del sur de Italia, que vive en una aldea, que hace el servicio militar para despegarse de su madre y para poder ver un poco el mundo… Pero yo el mundo ya lo vi, e inclusive vi más allá del mundo”.
–¿Vos pensás que el hombre toma drogas para eso, para ver más allá del mundo?
–Sí, pero yo esa época de tomar alucinógenos ya la pasé. Yo fumo y tomo, que es mi necesidad. No soy borracho, soy alcohólico. Por ejemplo yo cuando vine a vivir acá, esas cosas de la gente ¿no? Acá al lado hay dos bares y vienen empleados estatales. Todos los borrachines paran en el segundo bar. Cuando llegué acá todo el mundo me miraba mal. Después salí en Clarín creo y entonces un día unos tipos que yo siempre veía me llaman y me dicen “vení, sentate” y yo les dije: “La primera cosa que quiero decir es que… vos sos alcohólico (señalando a cada uno) y vos sos alcohólico y vos y vos… y yo también soy alcohólico”.
Yo me di cuenta de que era alcohólico cuando me levantaba a la mañana y necesitaba un vaso de vino… ahí sos un drogadicto… pero el alcohol es pesado, yo no sabía que era así… si sos alcohólico, no borracho, vas viendo cosas que nunca habías visto antes, como en la gente, en las situaciones. Todos los grandes filósofos fueron alcohólicos. Yo no le hago la apología al alcoholismo, porque es horrible. Yo voy a dejar de tomar. Dentro de poco voy a retirar algo de mi guita de SADAIC y me voy a meter en un lugar… qué se yo… en Formosa. Internarme en un lugar en Formosa… la provincia desconocida. ¿Vos fuiste a Formosa?, ¿y vos? Nadie. No conozco una sola persona que me haya dicho “fui a Formosa”. Yo amo a Formosa. Nunca fui y quiero ir.
–Luca ¿pensaste alguna vez en la muerte?
–Sí, y no me da miedo para nada… Espero que no vaya a ser dolorosa, pero en este momento es bastante dolorosa. Esta mañana, de verdad, pensé que me estaba yendo. Porque ayer vino acá un tipo que me ofreció una línea de cocaína, y yo recién había comido… y yo antes de cada concierto me pongo así (Luca actúa, gesticula, el gesto de sus manos atornilla algo). ¡Cughhh! ¡cughhh! ¡cughhh!… como que me paso… Muchas veces vomito antes de cada show; son los nervios. Después subo al escenario y se me pasa, estoy ¡cughhh! y después, ¡chac! Esta mañana… después de haber ido anoche a tocar, de tomar y de todo el quilombo ese… me dolía la panza… después del lío con la policía… Hoy casi no podía levantarme de la cama. Pero por suerte Silvia, mi novia, me cura. Así que se le quemó la comida… ¡ja, ja, ja!.. ¡Qué boluda!
Luca se mira en fotos de otras épocas, de otras actuaciones en el circuito underground. Ríe, señala…
“Eso es en Zero. Ese boliche pertenecía a un primo mío llamado Prodan. Me encontré con otro Prodan también, era un cabecita negra en Entre Ríos. Somos los tres de un mismo tronco… Él tenía mi sangre también, el tipo era renegrido… Eso es el Parakultural, no sé, cada vez que salgo voy allí, porque está cerca, voy caminando y siempre me encuentro con gente que conozco, un poco como la Einstein”.
–¿Qué está haciendo de nuevo Sumo?
–Mirá, ahora vamos a hacer el nuevo disco, en vivo. Ayer fuimos a CBS a firmar por cuatro discos más. El primero va a ser en vivo, con todos los temas nuevos. Algunos temas tipo “Fuck you!” que está en Corpiños en la madrugada, pero que la mayoría de la gente no pudo comprar, y después todos los temas nuevos, pero en vivo.
–¿Qué te gustaría hacer que no hayas hecho?
–No sé qué me gustaría hacer, me gustaría escribir, por ejemplo. Pero hay tanto para escribir… y yo soy un vago. Yo mi primera novela la tengo acá (Luca se toca la pelada). La tengo toda acá… pero yo soy un vago, sería buena pero…
–¿Con quién te gustaría tocar además de Sumo?
–Es que ya no toco. Yo me pongo ahí al frente… y hago quilombo. Ahora estoy tocando con una gente que vino acá, tenemos unos que se llaman Todos tus trolos. ¡Ja, ja, ja! Fuimos a la radio, yo me disfrazo y le digo a Tom Lupo: “Somos un grupo nuevo, Todos tus trolos”, y él me dice “cuándo vas a traer el casete”, y yo “y… el demo lo estamos grabando ahora en el estudio ahí… de Villa Insuperable”. ¡Ja, ja, ja!… Todos tus trolos, Tom Lupo reía…
–¿Hablaste con Tom Lupo del Partido al Medio?
–Sí. Yo ya soy ministro del Interior. ¡Loco Tom Lupo! Conmigo es bueno, pero… yo lo vi ser tan malo con otra gente… por ahí te sale con una frase de un poeta oscuro del siglo XVII y dice por ejemplo: “No, porque como dijo…”. Y manda cualquiera, ¡ja! El Partido al Medio…
En un cuarto contiguo suena Rita Pavone. El cuarto es de Marcelo, afinador de pianos, pelirrojo, ministro de Educación en el Partido al Medio… Luca actúa, gesticula, canta, dice “qué me importa si soy una pelo de zanahoria… lo único que me importa es que te guste… te guste… y te guste… ñe, ñe, ñe. Esa tipa tenía una polenta. Yo no me acuerdo, la vi en vivo cuando tenía… no sé… diez años. Ella tenía quince años en esa época y repeleaba, era buenísima”.
Luca recuerda, y vuelve…
–Parece que toda la sociedad argentina pasa por el psicoanálisis, ¿no?
–Sí… a mí me tiene harto ya. Yo a los psicoanalizados cuando empiezan a hablar. Mirá, una novia mía se volvió loca… se puso reloca, pero de verdad… no tomaba nada de nada, pero no sé qué carajo le pasó, tuvo una crisis. Y como tenía tirado todo encima mío… yo era su ídolo, su dios y… su primera patada fue para mí, y ahí siguió con su psicoanálisis. Después, una amiga de ella –que era amiga del bajista– pero que a mí no me conocía… Te cuento: un día quedo en encontrarme con mi novia para ir al cine, pero llovía mucho, el agua por las rodillas no te miento, y entonces no viene mi novia porque vivía en Martínez, y te juro, en Corrientes había agua por todos lados. Yo me había caído y estaba totalmente mojado y veo a una rubia que viene caminando por enfrente que se para y espera. Me cruzo, y me acerco y le digo no sé… que llovía, qué se yo… y que yo tenía ganas de ir al cine, y ella me dijo que también pero que esperaba a su novio que todavía no había llegado, y le dije “yo también estoy esperando a mi novia… pero no van a venir…”. Y fuimos al cine. Y al tiempo me encuentro un papel con un teléfono que dice Mariana… y entonces llamo y le digo: “Mirá, me llamo Luca, encontré este número, pero no me acuerdo y…” y entonces me explicó todo, lo de la lluvia, lo del cine y me hablaba, y hablaba de una manera… igual a las otras dos minas… y entonces le pregunté: “¿vos te hacés el psicoanálisis, no?”. Y sabés que sí, que iba al mismo psicoanalista que las otros dos minas… Ahí me asusté… Hacen cosas extrañas. (Luca actúa, tira un cinturón al suelo, lo levanta mientras habla). Por ejemplo a una mina se le cae el cinturón, entonces para levantarlo, mira a un costado mientras gime mm, mm, mm.
–Así que odiás al psicoanálisis…
–Para mí, es de última. Yo no entiendo a esa gente que dice “yo voy a ser psicoanalista”. Y entonces va y estudia Psicoanálisis, y después agarra a un pobre tipo que está remal y le empieza a decir cosas… ¿y qué carajo sabe esa persona?
–Los grupos religiosos hacen el mismo trabajo, ¿vos fuiste religioso?
–Pssss… sí. Yo hice la primera comunión, todo el catequismo, pero después… tuve que ir a la confesión y entonces… Ya no tenía nada para confesar, no sé… Y tuve que pensar… o sea, me habían dicho cómo eran los pecados… pecados veniales, de esos, pensamientos impuros… pero yo tenía once años, qué se yo… No tenía pecados y dije: “Una vez, que robé dos soldaditos a un amigo mío” (Luca actúa, y lo vemos en un confesionario, arrodillado, confesando, riendo. Todos estamos riendo. Luca sigue…). Esa fue mi primera confesión… Y el cura que me mira serio y me pregunta: “¿Y qué más?”. Y yo: “No sé padre”. Y esa fue mi primera y última confesión, porque no fui más. Mis padres me mandaban a la iglesia y ellos no iban. Y entonces pensé, ¿cuál es? Váyanse a la mierda (risas nuevamente). Yo tengo que ir ahí todos los domingos en vez de estar cazando lagartijas con mi honda.
–Es como que todos los sistemas tratan de atrapar al hombre de algún modo. Por el inconsciente, o por las cosas que lo hacen sufrir, por dominarlo nomás.
–Son los rieles. Si vos tenés rieles… no tenés que manejar. Te sentís más seguro. La mayoría de la gente los tiene. Por eso también existen los “partidos políticos”. Allí tenés a tu “compañero” y estás ahí y tenés el escudo del MID o lo que sea, ahí tenés el emblema, y no tenés que pensar en el hecho de que sos un pobre tarado, una bestia, un animal. Dejás de ser vos, para no pensar… por eso, si al Partido al Medio me afilio, lo hago para cagarme de risa. En el momento en que se ponga serio, chau. Hago otra vertiente.
–¿No sentís que siempre te preguntan lo mismo?
–No, yo siempre en los reportajes hablo de cualquier cosa. Pero por ahí, si salió el nuevo disco me preguntan “¿cuándo es el próximo show?”. Y yo siempre digo “no sé”. La verdad es que no lo sé. ¡Ah! Sé que tocamos en Cemento el día de Navidad. Con Cemento tengo lazos milenarios. Porque Omar Chabán era de Einstein y nos queremos, aunque es aquel “judío de mierda”. Yo le digo a veces: “Omar, vos sos tan judío que duele…”. ¡Ja, ja, ja!
–Vos tocaste y tocás reggae en tus shows. ¿Ves a los rastafaris como un movimiento positivo?
–Pienso que es una boludez. Al principio me gustó, pero después me di cuenta de que no eran de verdad. La mayoría de esos que se dicen rastas son unos ladrones, unos hijos de una gran puta… ¡Quieren volver a Etiopía! Andá a Etiopía, se están cagando de hambre. Murieron dos millones en los últimos años y esos idiotas de Jamaica quieren volver a Etiopía, están locos. Encima todos los rastas tratan remal a sus mujeres. La mujer es totalmente sometida. Tiene que tener un turbante, no se puede soltar el pelo, tiene que tener polleras por los tobillos, tienen que estar con el nene en la cocina mientras los hombres están “ñe, ñe, ñe”, bailando, fumándose 80.000 porros y cagándose de risa… Váyanse a la mierda…
–¿Pensás que encarnás al antimacho?
–Sí, es que soy eso, el antimacho.
–Por eso no te gusta el tango…
–Claro… Cómo le voy a creer a este tipo que primero trata remal a su mina y después cuando ella lo deja se pone a llorar y le hace tangos y tangos…
*La entrevista fue publicada en el libro “Luca. Un ciego guiando a los ciegos”, de Carlos Polimeni y reeditado por Editorial Sudestada