De eso no se habla
Irene Rassetto/El Furgón* – A más de un mes de la desaparición de Santiago Maldonado, al reclamo en principio de familiares, organizaciones sociales y políticas y de algunos periodistas, se fueron sumando miles y miles de voces preguntando y exigiendo al Estado que respondan a la pregunta: ¿Dónde está Santiago Maldonado?
Esta pregunta se replicó en los pizarrones de diferentes establecimientos educativos y llevó a hablar al cuerpo docente de lo que significa, y la gravedad que implica, que haya una desaparición forzada en democracia.
Este hecho hizo que se creara un 0-800 por parte del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El objetivo: denunciar la intromisión de la política en las escuelas y acusar a los educadores de “bajar línea” y de “adoctrinamiento”.
En algunas escuelas públicas, algunos directivos prohibieron hablar a profesores y alumnos sobre Santiago Maldonado. Bariloche no fue la excepción…
Crónica de los hechos
Natalia lleva a su hijo Salva a la escuela primaria Nº48 en el kilómetro 19,400 sobre la avenida Bustillo de Bariloche. Salva es un niño de 10 años, está en quinto grado, tiene una conciencia social aguda y le preocupaba que en su escuela no se hablara de Santiago Maldonado. Natalia -mamá del nene- ante la inquietud de su hijo le dijo que planteara el tema y al niño se le ocurrió hacer un dibujo sobre Santiago. Al otro día, en la ronda, Salva mostró su dibujo y pidió si se lo podía colgar en algún lugar. La vicedirectora, María Luz Induni, se lo hizo cerrar rápidamente y guardar, aduciendo que “no es política de la escuela. Que hay muchos desparecidos en democracia y que de eso no se habla”. Salva insistió y pidió colgarlo en la cartelera solidaria, ya que creía que ninguna persona podría estar en desacuerdo con encontrar a Maldonado. La vicedirectora se negó y lo mandó al aula.
En charla con Al Margen, Natalia nos contó que se comunicó con algunos padres y madres de la escuela, también indignados con esta actitud, para ir a hablar con la vicedirectora. En principio, María luz Induni negó lo sucedido y luego alegó que ella sola no toma las decisiones, sino en conjunto con el equipo directivo, en este caso con la directora Carmen Martínez, hasta el momento de licencia. Luego de una acalorada charla, la vicedirectora accedió a colocar el dibujo de Salva y de otros alumnos y alumnas que también llevaron dibujos de Santiago. Al día siguiente, las maestras y Natalia, en el marco del cumplimiento de un mes de la desaparición de Santiago, pudieron hablar sobre el tema. En el mismo acto, la vicedirectora aclaró que hay una división ente “ustedes y nosotros” y que dejará un lugar en la cartela para los “que no opinan de esta forma”.
El rol de la escuela
Nos preguntamos qué significa opinar de otra forma que no se aliñe con la preocupación por la desaparición de una persona.
¿Qué es hacer política en la escuela? ¿Que significa educar a un ciudadano responsable y solidario con la sociedad?
En la escuela, hay materias que dictan instrucción cívica, historia, sociología y ciudadanía, entre otras. El alumnado aprende cuáles son sus deberes y derechos. Aprende también qué es la democracia, qué es el Estado y cuáles son sus funciones; la importancia y el respeto a la Constitución nacional. Qué función cumplen y para qué se crearon los Derechos Humanos universales; cuál es la historia de nuestro país y la importancia de aprender de ella para no repetir errores.
Esta formación política es parte de la currícula de la escuela pública. Formar ciudadanos con pensamiento crítico, con suficiente conocimiento, responsabilidad y compromiso con la sociedad en la que viven. Saber que tenemos derecho a expresarnos, reclamar, participar y exigir que se cumplan las leyes y no se vulneren bajo ningún aspecto nuestros derechos.
El reclamo ciudadano
El hecho de hablar de la desaparición forzada (caratulado de esta manera por la fiscal de la causa) de un ciudadano de este país, es considerado, para algunas personas y para el gobierno, una actividad política partidaria. Se confunde, no inocentemente, un reclamo político ciudadano, con una actividad proselitista.
Santiago Maldonado desapareció bajo un operativo represivo de Gendarmería, no estaba viajando, no estaba en un departamento. No estaba solo, hay testigos que lo vieron, pruebas suficientes de que estaba en el Lof Cushamen y los principales testigos son los miembros de Gendarmería que llevaron a cabo el operativo. El Estado, bajo esta circunstancia de desaparición, es el principal responsable, no de los hechos hasta que se pruebe lo contario, pero sí de investigar a la fuerza que dirige, aclarar los hechos y encontrar a Santiago. Por esto mismo, toma relevancia internacional ante los organismos de Derechos Humanos que controlan el abuso de poder de las fuerzas de seguridad de los estados, que están bajo la convención de los tratados internacionales.
La desaparición se produjo ante los ojos y el accionar de una fuerza pública; naturalmente esto lo transforma en el principal sospechoso y es obligación del Estado, por las leyes que nos rigen, ponerse al servicio de la familia del desaparecido e investigar en principio a la institución de la cual el Estado es responsable de su accionar. No es correcto centrase en la victima, la cual claramente está en un estado de vulnerabilidad e indefinición ante la correlación de fuerzas.
Reclamar al Estado que se encuentre a Santiago, que se aclaren estos hechos, es un acto cívico, solidario, ciudadano y de conciencia de derechos. Es lo que se enseña en la escuela, en las materias de cívica y ciudadanía.
Los que denuncian esto como un mero acto político partidario, son los mismos que consideran a los Derechos Humanos y a las leyes de la Constitución un obstáculo para llevar a cabo su proyecto político. Transformar la desaparición de una persona en una pelea partidaria es funcional al Gobierno para tapar su responsabilidad en los hechos.
La escuela pública debe tener un objetivo emancipador: formar y educar ciudadanos políticamente comprometidos, enseñar a pensar y a reflexionar, para elegir verdaderamente en libertad.
Educar bajo la indiferencia, lo apolítico, el individualismo, y el silencio es en sí mismo una decisión que corresponde a una ideología, a una manera de mirar el mundo y en definitiva a un proyecto político de país.
Citando al doctor en antropología Alejandro Grimson: “La cuestión escolar es objetivamente una cuestión política (…) La escuela no debe preparar para someterse a un mundo injusto, sino que debe enseñar a comprender, criticar, resistir y reformar y mejorará la sociedad en la que vivimos (…) debe verse a sí misma como una institución que contribuye a construir el mundo del presente y del futuro”.
Y agregamos también que debe enseñar a comprometerse, a ser conscientes y solidarios con la sociedad en la cual viven nuestros niños, con la historia del país, y no permitir NUNCA MAS que haya un desaparecido en democracia.
*Artículo publicado en Revista Al Margen (www.almargen.org.ar)