viernes, enero 24, 2025
Cultura

Dos hombres en la vida de Truman Capote

Flavio Zalazar/El Furgón – En el prólogo de Introducción a la literatura norteamericana, Borges hace constar: “En los Estados Unidos, como en Inglaterra, los grupos y los cenáculos literarios son menos importantes que el individuo. Las obras surgen como fruto natural de vidas diversas”. Continúa el breve texto y en el desarrollo sobre Truman Streckfus Persons (Truman Capote) destaca el cambio de rasgos estilísticos que produjo en el escritor el cuádruple crimen de Kansas: “Truman Capote, cuya preocupación esencial había sido hasta entonces el estilo, utilizó ese hecho atroz para crear un género nuevo, que participa del periodismo y de la literatura”.

Es cierto que Capote dio con la “idea”, como señalaba Henry James refiriéndose al tema en la obra literaria; un escueto párrafo que informaba  sobre el asesinato de una familia en el medio oeste norteamericano, pero, bien lo hace notar Borges, el escritor existía antes de su consagración definitiva con  In cold blood (A sangre fría, de 1966). En el año 1944 gana el premio O. Henry un cuento de su autoría, Miriam (repite en 1948 por Shut a Final Door -Cerrar una puerta final-); luego de varios relatos consecutivos, incluido una serie de ficciones (Tree of Night -Un árbol de la noche-) publica también Other Voices Other Rooms (Otras voces, otros ámbitos) y The Grass Harp (El arpa de hierba). De fabulador, estetizante y cáustico (un gótico sureño) a mentor del “Nuevo periodismo” (basculando descripción a la par de opinión); un cambio de piel que acompañaron sus dos parejas más importantes, coincidentes en los períodos de escritura: Newton Arvin y Jack Dunphy.

Capote 2

Newton Arvin (1900-1963)

“¿Has leído entero algún relato de Capote? -le escribió un amigo a Arvin en el verano del año 1946-. Realmente el chico tiene un extraño talento, algo que casi da miedo. Prácticamente no parece haber tenido más educación que los archivos de las revistillas, y le tienen casi sin cuidado las ideas que no se refieran a su arte, pero es como si la voz de un médium hablase por él con el más impecable de los acentos. Hace mucho tiempo que no he leído a nadie con un don tan específico para escribir, como el de los músicos para la música”. El amigo, Howard Doughty, por medio del acto laudatorio -propio de egresados de Harvard- presenta al joven ante los ojos del profesor de literatura y crítico que por entonces contaba con 46 años.

Fredrick Newton Arvin había nacido en Valparaíso, Indiana. Se doctoró en la prestigiosa universidad estadounidense, especializándose en el siglo XIX. Escribió las biografías más reconocidas de Walt Whitman y Herman Melville, ganando con esta última el National Book Award de 1951, uno de los premios más prestigiosos de las letras norteamericanas; además de ejercer como docente del nivel medio y superior de la educación de ese país por el término de treinta y ocho años.

arvin

En persona conoció a Capote en un retiro de escritores, cuando el novel  no lograba terminar Other Voices Other Room.

Fueron pareja, Capote asistió a sus clases, allí leyó a Marcel Proust y  los clásicos americanos del siglo XIX. A Newton (como se hacía llamar, por su segundo nombre) le enorgullecía ser su profesor y, lejos de sentirse utilizado, ansiaba transmitir tantos conocimientos como podía. Truman reconoció: “Newton es mi Harvard”.

Capote terminó de escribir Other Voices Other Rooms con la ayuda de Arvin. No es gratuita la dedicatoria en la primera edición: A Newton Arvin

Muere en la primavera del año 1963, preso del cáncer. Hasta el final cargó con la culpa que le generaba su condición de homosexual. En el acto se encontraba su alumno dilecto, aunque este hacía tiempo había empezado otra relación.

Jack Dunphy (1914-1992)

Contaba con poco más de 30 años cuando conoce a Capote en Manhattan. Hasta esos días había sido bailarín (fue uno de los bailarines de la producción original de Broadway Oklahoma), ostentaba un divorcio (casado en primeras nupcias con Joan Mc Cracken, estrella de cierta fama en musicales) y una novela titulada John Fury. Dunphy, además, era hijo de una familia de irlandeses radicada en la ciudad de Filadelfia de padre violento y madre abnegada.

dunphy

En su primera incursión al mundo de las letras (en total escribió cuatro novelas) obtuvo un relativo éxito: John Fury recibió el elogio del New York Times calificándola como “caliente y fuerte”. Trataba sobre un atormentado chofer  irlandés en las minas de carbón de Filadelfia frente a la burocracia sindical (que en los Estados Unidos se encuentra asociada a la mafia italonorteamericana), las condiciones laborales deplorables y la indignación provocada por el trabajo infantil. Sobre las injusticias del sistema capitalista el libro presentaba una tesis: el compromiso empresarial hacia un marco legal equitativo con instituciones públicas saneadas. Pueden verse al respecto lecturas desordenadas y un redundante “realismo decimonónico” de cuño reformista, pero también agudas observaciones a las contradicciones que ofrecían la sociedades industriales  del siglo anterior. Su instrumento retórico era descriptivo con intervalos de amonestación, contenido el argumento en un psicologismo inocente.

Indócil y orgulloso de su independencia –relativa, puesto que se encontraba a la sombra de Truman recibiendo beneplácito económico- “el irlandés” como lo llamaban los cercanos, sobrevivió a Capote y pudo presenciar el descontrol de sus últimos días, desde lejos, envuelto en una falsa moral, juzgando.

100 best novel cold blood

¿Influencias?

Truman Capote (1924-1984) comenzó su carrera escribiendo cuentos sureños. Historias delicadas de sensibilidades aisladas; relatos ubicados entre la decadencia y el sentimentalismo. Rompe este molde con In cold blood –ya había avisado antes, en 1958, con Breakfast at Tiffanys (Desayuno en Tiffanys)– una narración basada en una investigación precisa de un asesinato múltiple, al cual bautizó como “novela verdadera” en clara autopromoción.

Resultaría fácil, obvio, adjudicarle a Newton Arvin y Jack Dunphy una cierta influencia literaria sólo por la coincidencia amatoria en los períodos donde procede la ruptura o cambio de estilo de Capote, además de faltar a la verdad. Si tal influjo es entendido por acción de una persona o idea dotada de cierto prestigio ejerce sobre un grupo o un individuo, sería inapropiado ante la tamaña trascendencia del antedicho. Si se podría participar a riesgo de imprecisión el impulso de otro tipo de influencia, más vaga pero determinante en cualquier humano que vive en par: la acción física que un cuerpo (totalidad), ejerce sobre otro/a. El ejercicio de “vidas diversas” como señaló el aeda argentino.