Un tipo llamado Syd…
Ramiro Montero/El Furgón* – Allá por junio de 1975, Pink Floyd grababa la emblemática “Brilla diamante loco” en los estudios Abbey Road. En cierto momento, un tipo raro se metió en el estudio con ganas de quedarse. Tenía una bolsa en la mano.
Al parecer fue David Gilmour el primero en descubrir que se trataba de Syd Barrett, el fundador de la banda, el violero y cantante original que se fue limando la cabeza entre los pasillos de la locura, el héroe lunático que inspiraba la canción que ahora grababan. El impacto fue tremendo: poco quedaba del brillante pelilargo que sacudió el rock británico. Ahora estaba gordo, pelado, un poco incoherente, con el semblante oscuro y las cejas rapadas.
Syd los vio llorar de nostalgia, de horror, y les dijo, sorprendido, que venía a ponerse al día con las cuestiones de la banda. Algunos no lo veían desde hacía siete años, cuando se fue. O lo fueron.
Lo hicieron escuchar la canción, y a él le pareció rara. Le preguntaron de su vida, y les contó que tenía una tele color y churrascos en la heladera. Lo invitaron a la fiesta de casamiento de David Gilmour, esa misma noche, en un bar. Y así como llegó, se fue, perdido entre la multitud. Sin saludar. Sin escándalo. Probablemente, sin saber que estuvo ahí.
Nick Mason, el baterista de Floyd, fue el más sincero al hablar de aquel fantasmagórico día. Habló de nostalgia, sí, pero sobre todo de culpa. “Todos habíamos tenido algo que ver con el estado actual de Syd, ya fuera por no querer reconocer su situación, por la falta de responsabilidad, la insensibilidad o un egoísmo descarado”, dijo.
Syd Barrett murió en 2006, veinte años después de confinarse en la casa de sus padres. Tiempo antes, lo habían encontrado por ahí y lo entrevistaron. Syd dijo que no recordaba ninguna banda de nombre Pink Floyd.
Para ver el video: https://www.youtube.com/watch?v=vPCId6DfEjw&feature=youtu.be
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