viernes, diciembre 13, 2024
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“No queremos una sociedad con moralina; que cada uno se vea en el otro”

Por Beatriz Capdevilla, especial para El Furgón – Hoy se trata en el Congreso Nacional el proyecto de ley para la legalización del aborto. Nada es gratuito en nuestras vidas, ni en nuestro país. Todos los derechos que se consiguieron fueron con lucha. Hace años que las mujeres nos venimos empoderando de derechos y el derecho a la vida es uno de ellos. El otro es la protección de la vida. Como militante de derechos humanos no nos podemos alejar de la situación que vivimos. Creo que la legalización es indispensable. Sabemos que quienes mueren son las mujeres pobres, las vulnerables, las que no tienen acceso a un cuidado de su salud integral. Los Provida están a favor del nacimiento pero niegan derechos cuando protestan cuando las mujeres reciben la asignación universal por hijo, o porque recibían el Plan Qunita. Entonces, hablamos de una hipocresía total. Por un lado dicen defender la vida y por el otro, le cercenan todos los derechos a las mujeres pobres.

La decisión sobre nuestro cuerpo es nuestra. No tenemos que cumplir nunca más los mandatos de siglos atrás que la mujer debía parir con dolor y había nacido para ser ama de casa.

Más allá que la votación de hoy sea favorable, no se puede volver atrás. Es un camino sin retorno. La lucha de las mujeres y el pedido de una ley que no haga punible el aborto no tiene retroceso.  Si no es hoy, será mañana. Las mujeres con dinero, con acceso económico tiene todas las garantías cubiertas. Entonces, el Estado es el responsable de velar por los derechos humanos, de cuidar la vida y la salud integral de las personas más allá de su situación patrimonial. Por eso, debe garantizar el acceso al aborto seguro, legal y gratuito.

Manifestante durante la marcha “Ni una menos” (Foto: Nadia Bascopé)

Vivir es elegir, tener autonomía y el estado debe garantizar la salud pública y la vida de todos y todas.

La decisión sobre nuestro cuerpo es nuestra. No tenemos que cumplir nunca más los mandatos de siglos atrás que la mujer debía parir con dolor y había nacido para ser ama de casa.

El Estado tiene el deber, porque consta en la Constitución Nacional y en los pactos internacionales a los que adhiere la Argentina, de defender los derechos denominados de segunda y tercera generación. Sucedió lo mismo cuando se votó la ley de divorcio cuando algunos afirmaban que se venían las separaciones en masa. Nada de eso pasó. Sólo se legalizó una situación de hecho. Lo mismo va a suceder ahora. Nadie va a salir a abortar libremente. Pretendemos una educación sexual integral desde la preadolescencia.

No queremos una sociedad con moralina, queremos la moral de la gente, que cada uno se vea en el otro.

Legalizar el aborto es una cuestión de justicia social y de llegar cada día más a la meta de cumplir con los derechos humanos de todos y todas.

* Docente. Integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza (APDH-La Matanza)

Fotos interior y portada: Nadia Bascopé

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