¿Veto al Presupuesto Nacional? ¿No hay dos sin tres?
El Congreso de la Nación empezó a tratar en Comisión la Ley de Presupuesto Nacional, la norma que define los ingresos y los gastos del Gobierno para el 2025.
Todos los años, en septiembre, el Poder Ejecutivo debe presentar, de manos del jefe de Gabinete de Ministros, esta ley que va a regir -en realidad sería más preciso decir “debería regir”- el funcionamiento en términos de recursos, gastos e inversiones del Gobierno Nacional.
Obviamente es una ley que tiene -o nuevamente “debería” tener- una trascendencia fundamental porque define, ni más ni menos, qué y cómo se van a utilizar los recursos (impuestos) en los distintos campos que hacen a la vida del país: Salud, Educación, Justicia, Inversión Pública, Defensa y seguridad, Ayuda social, Investigación y desarrollo, etc. etc.
Tambien es posible el que gobierno funcione sin que se haya aprobado el presupuesto para un año en particular. Durante este 2024 Milei está gobernando con una Prórroga del presupuesto de 2023, que fue presentado al Congreso en septiembre de 2022. Sin embargo, hay dudas legales sobre si puede prorrogarse 2 años consecutivos con el mismo presupuesto.
Esta forma de gobernar (sin un presupuesto aprobado por el Congreso), que no es la primera vez que pasa, le da al Poder Ejecutivo mayor libertad para ajustarlas partidas del gasto y el destino de las mismas, con una menor capacidad de control por parte del Poder Legislativo.
Normalmente, el Presupuesto Nacional es la presentación, en números concretos, del plan de gobierno para el año próximo, donde quedan definidas las prioridades del gobierno en cuanto a los temas centrales de la vida del país. Cosas tan importantes como:
- Cuánto y en qué va a invertir: hospitales, rutas, escuelas, centros de investigación, generación de energía, etc.
- Cómo va a distribuir el gasto de funcionamiento del estado: si habrá más o menos dinero para el funcionamiento (no construcción) de los hospitales, escuelas, universidades, policía, ejercito, sistema judicial, etc.
Esas definiciones de cómo y cuánto invertir y gastar necesitan estar acompañadas del correspondiente detalle de los recursos que se utilizaran para ese fin. Es el plan, después veremos si se cumple, cuánto se cumple, qué no se cumple y por qué no se cumple. Pero eso sería otro tema.
Por supuesto que, como todo plan, se confecciona asumiendo supuestos y proyecciones de cómo se comportarán los precios, las exportaciones, las importaciones, la producción de los distintos sectores industriales y agropecuarios, la recaudación de impuestos, etc.etc.
Este año el Gobierno libertario presentó la Ley de Presupuesto para el 2025 con una diferencia medular en relación a los que normalmente se elaboran. La diferencia es producto de lo que llaman la Nueva Regla Fiscal. Art. nro. 1 de la Ley que dice específicamente en el Mensaje de Presentacion:
1. “Las Prioridades de las Políticas Publicas”
1.1. La Nueva Política Fiscal
“En 2025, se plantea garantizar nuevamente el equilibrio fiscal. Esto se hará a través de un superávit primario que sea equivalente a los intereses de deuda, estimados en 1,5% del PBI”.
La metodología propuesta por el Gobierno consiste en determinar en primer lugar el pago de intereses a pagar por la deuda y, a partir de ello, definir el superávit o equilibrio financiero necesario para poder pagarlos.
La regla es:
1- Se determina el monto a pagar por intereses de la deuda: por ejemplo $100. Este monto pre determina
2- El Superávit o Equilibrio Financiero (Ingresos del Estado menos gastos, inversiones e intereses).
3- Para esto el resultado Primario (Ingresos menos Gastos, sin intereses) deberá ser, Sí o Sí Superavitario en al menos $100, que es el monto de intereses a pagar.
4- Si el escenario macroeconómico se desvía de la proyección presentada y no se logra el monto de Superávit necesario, entonces se ajustará (reducirá) el gasto discrecional (aquel que no se ajusta por alguna ley específica como Jubilaciones) para garantizar el equilibrio financiero.
5– Si una mayor recaudación es considerada Estructural, entonces se procederá a bajar impuestos.
Muchas cosas se pueden decir de esta nueva regla Fiscal. Lamentablemente, yo no encuentro ninguna buena. Veamos.
En primer lugar, es la primera vez que el presupuesto se elabora para satisfacer, a como dé lugar, el pago de la Deuda. Es decir, se lo elabora de manera “Anti Natural”.
El Presupuesto de Ingresos y Gastos de la Nación debe elaborarse con el objetivo de propender a la atacar de las necesidades de la población, de concretar los proyectos y mejorar las actividades que ayuden a generar una vida mejor a los habitantes del país. Por supuesto que siendo responsables y coherentes con la realidad y limitaciones del país. Pero poner como punto de partida o mejor dicho como Objetivo Nacional, el pago de la deuda, es poner no solo el carro delante del caballo, sino determinar que las y los argentinos, vamos a trabajar para pagar esa deuda que -casualmente- fue contraída (de manera al menos obscura) por la misma persona que va a administrar este Presupuesto.
Creo que esto ayuda a entender un poco mejor, lo que ya dijimos en este espacio y es porque el gobierno sólo muestra como éxitos de gestión los resultados financieros y no los de la economía real. Le interesa mostrar lo que les interesa a los acreedores y no lo que nos pasa a nosotros que somos los deudores, y en última instancia, los pagadores.
Tener como único objetivo el pago de la deuda a como dé lugar, muestra otro dogma del gobierno en cuanto a la política económica, un dogmaque resulta importante resaltar y al que no adhiere ninguna economía del mundo.Es no considerar la posibilidad de hacer lo que se llaman políticas anticíclicas.
Veamos.
Si tuviéramos otra sequia o inundaciones o alguna plaga que destruya la producción agrícola (como paso en 2023), la recaudación y el ingreso de dólares caería muy fuerte. Por lo tanto, según la Regla Fiscal, los gastos deberán bajar en igual proporción. Si las tasas de interés internacionales subieran, por ejemplo, debido a conflictos bélicos, serán mayores los pagos por intereses de deuda y tambien, por la misma Regla Fiscal habría que bajar los gastos.
¡¡¡No nos olvidemos que la Regla Fiscal tendrá fuerza de Ley una vez aprobada por el Congreso!!!
Pensemos que, además, estas dos circunstancias adversas para la economía argentina y absolutamente inmanejables por parte del gobierno nacional, pueden darse al mismo tiempo.
Si estas circunstancias de dieran, la consecuente disminución muy fuerte del gasto, llevaría, como lo estamos viendo y sintiendo hasta ahora, a una mayor recesión por caída del consumo y la inversión, etc. que generaría menores impuestos por ingresos, que deberían tener que compensarse, nuevamente, disminuyendo aún más el gasto.
Conceptualmente, lo que está proponiendo el gobierno es renunciar a cualquier posibilidad de hacer uso de medidas o políticas (anticíclicas) que ayuden a compensar la situación adversa que afecta a la economía y por lo tanto se declara prescindente para evitar que esa economía se desplome. Es decir que caigan el empleo, los ingresos, la actividad y que aumente la pobreza y la marginalidad.
Mas allá que el presupuesto tiene inconsistencias técnicas y proyecciones poco creíbles, lo que nos está diciendo, y que salvo un milagro (si existen) que provoque una lluvia de dinero, es que pase lo que pase, el gobierno no va actuar para generar algún tipo de reactivación.
El presupuesto es una herramienta de política económica, pero es antes que nada una herramienta política.
¿Qué pasa si el Congreso deroga el articulo nº1 (Regla fiscal) y/o modifica (aumenta) las partidas de gasto en educación, inversión, salud, etc. etc.? Le estaría atando las manos al Ejecutivo para llevar adelante su plan económico para el 2025. Como nos muestra la experiencia reciente y los mensajes explícitos del Presidente, no aceptara ninguna norma que afecte el Equilibrio Fiscal. Por lo tanto, ¿va a vetar la Ley de Presupuesto? ¿Puede vetar la Ley de Presupuesto? Personalmente creo que sí lo hará y que -en el fondo- estaría más cómodo sin ley que con ley.
La soberbia y el dogmatismo mostrados hasta ahora, me llevan a pensar que aflorará un autoritarismo que tensará hasta el límite la democrática división de poderes. Lamentablemente, la experiencia reciente nos dice que el Congreso, en última instancia, viene favoreciendo los planes del Gobierno.
Finalmente, que gobierne con Ley de Presupuesto o sin Ley, nos enfrenta a un panorama económico y político muy preocupante para el próximo año.
Cuantas ganas tengo de estar muy equivocado.