A diez años del histórico “Fallo Arriola”, nada cambió
Por Nazareno Roviello/El Furgón –
Hace poco leía una frase que decía: “Argentina es un país que sí te vas de viaje 20 días, cuando volvés cambió todo, pero sí te vas y volvés en 20 años no cambió nada”. Cuanta razón tiene esta pequeña máxima, y se ejemplifica con una de las efemérides de la semana.
En agosto de 2009 la Corte Suprema de Justicia de la Argentina, en ese momento encabezada por Eugenio Zaffaroni, declaraba inconstitucional un artículo de la ley 23.737, la famosa ley de drogas. Este fallo marcó una jurisprudencia para todas las instancias inferiores del sistema jurídico. Se basaba en el artículo 19 de la Constitución Nacional: “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”.
Bajo ningún punto de vista pueden ser penadas las personas que son detenidas con estupefacientes para consumo personal. La policía puede detener y lo hace hasta el día de hoy, puede dar instrucción al fiscal, pero una vez que la causa tenga juez, el mismo se encuentra en la obligación de desestimarla, aunque esto no suceda en la realidad.
Todo comenzó en febrero de 2006, con un allanamiento en Rosario, donde la policía buscaba tráfico de sustancias ilícitas, En el domicilio fueron detenidos Sebastian Eduardo Arriola, Carlos Simonetti y Monica Beatriz Vazquez. Se los acusó por comercio de estupefacientes y posteriormente fueron condenados a seis, cuatro y dos años de prisión, respectivamente. A los pocos días fueron detenidas cinco personas con menos de un gramo de marihuana cada uno que se sospechaba eran compradores de Arriola. Los abogados defensores presentaron un recurso ante la Cámara Nacional de Casación Penal que al ser rechazado llegó a la instancia de la Corte Suprema de Justicia.
Lo primero que hay que entender de nuestra sociedad es que son, fundamentalmente, punitivistas. El castigo está sumamente arraigado en el alma de todas las comunidades, no solo en las occidentales. Quien mejor lo explico fue Nietzsche en “Genealogía de la moral” yendo hasta el origen del castigo, la culpa y el sistema que se fue formando alrededor de esto. Cuando la burguesía tomó el poder luego de la Revolución Francesa, estableció que los crímenes se cometen contra la sociedad toda, y así se mantiene la sed de castigo que siempre tiene el ser humano.
Pero también algo inerte al ser es la corrupción y la guerra contra las drogas, no escapa de esta norma. Los yankees la inventaron a finales de los ’60 y desde entonces la cultura de castigar a los consumidores se cobró miles de víctimas, pero además sirvió como pantalla para crear una criminalización y estigmatización de los sectores vulnerables de la sociedad. El principal asesor de Richard Nixon, John Ehrlichman reconoció que la guerra contra las drogas fue un invento que hasta sirvió para tapar el fracaso de la invasión a Vietnam. Pero, además, fue parte de una operación del gobierno para justificar las políticas contra la población afroamericana y la gente de “izquierda”, algo muy similar a lo que sucede hoy en día con la creación del enemigo interno del macrismo. Años después, la sociedad demuestra que no tiene la capacidad para saltear estos discursos y ver la realidad, así que por eso vamos a los datos concretos.
El gobierno macrista se jacta de su guerra contra el narcotráfico, pero si miramos los números oficiales el 44 por ciento de las detenciones y de las causas que registra el PROCUNAR se deben a tenencia simple y consumo personal. A esto le podemos sumar el trabajo del fiscal Federico Delgado que desde hace un tiempo hace un relevamiento sobre esta temática con las causas que llegan a su despacho y mantienen entretenido a gran parte de las justicia mientras los verdaderos narcos andan sueltos y financiado campañas. Este funcionario a cargo de la Fiscalía Federal nro. 6, de Comodoro Py, afirma en sus estadísticas, que la tenencia por menos de 8 gramos representa hasta el 80 por ciento de su trabajo.
A esto podemos sumarle el relevamiento de detenciones realizadas por la Policía de la Ciudad que indican que la mayor parte de las detenciones son realizadas en estaciones de trenes, con pibes fumando en vagones o cosas similares. La comisaría 9, con jurisdicción en Balvanera y Almagro, encabeza el ranking de detenidos por tenencia.
El crecimiento de la población carcelaria tuvo su crecimiento exponencial en estos años debido a esta ley, que siguen sosteniendo todos los gobiernos para castigar a los pobres. Alrededor de 25.000 personas por año son criminalizadas en Argentina por las fuerzas federales por tener escasa cantidad de sustancias para consumo y suele ser por marihuana.
Siguiendo con la criminalización y lo que la sociedad no ve, es que más allá de la tenencia, la mayor parte de las personas que son detenidas por comercio, tráfico y transporte son mujeres bolivianas y personas trans, siempre sectores vulnerables que encuentran una salida en este tipo de actividades, cosa que los jueces deberían tener en cuenta al momento de justificar una sentencia. Este año hubo dos dictámenes que lo hicieron y marcaron precedente, el famoso Tortuga Casanello hizo lugar al pedido del fiscal Franco Picardi para absolver a cinco mujeres trans y liberó a la que estaba detenida justamente entendiendo el contexto social que lleva a estar personas a cometer estos “ilícitos” y representa la primera causa de mujeres presas en el país.
El debe de la Justicia y el poder legislativo que siempre llegan tarde. En resumen, casi todos los partidos políticos presentaron proyectos de ley sobre la temática para despenalizar el consumo y la tenencia, pero nunca tuvieron éxito, el que más cerca estuvo fue presentado en 2012, consensuado por la mayoría de diputados terminó -como siempre- cajoneado, debido a que nunca es el “momento político” y así permitimos que las cárceles se inunden de gente y se siga criminalizando la pobreza.
Esta semana se realizó una sesión especial por los diez años de este falló y quienes participaron siguieron revelando los atropellos que la Justicia comete contra la población, más allá de las responsabilidades políticas, el precedente que marcó la Corte Suprema no sirvió de nada, porque si bien los tribunales inferiores deberían estar obligados a acatar la jurisprudencia del máximo tribunal, la anarquía que reina en el ámbito judicial hace que la historia siga igual, la suerte de los pobres está echada al juez que te toca.
Otro que aportó datos fue el juez Sergio Torres quien dijo: “Arriola tiene 10 años. En Salta, en 2018, el 43 por ciento de las causas son por tenencia. En Santa Fe, el 42 por ciento. En Ciudad de Buenos Aires, el 46 por ciento. En la Provincia de Buenos Aires, en 2017, era el 29 por ciento de las causas iniciadas. Esta tendencia que se había modificado a la baja; en 2018 subió al 39 por ciento. Pareciera que el rol del Estado es ocuparse con su cara mala del consumo, en lugar del tráfico, sobre todo de paco”
El Estado tiene una orden judicial para acatar respecto de la sobrepoblación carcelaria, que más allá de las condiciones históricas se debe en el incremento que hubo justamente por esta ley en los últimos 4 años.
Todos los poderes del Estado son cómplices en la persecución que se aplica sobre la población por el consumo y la tenencia de drogas. Los tribunales que no aplican el fallo Arriola y el poder legislativo que todos estos años cajoneó los proyectos. Esta ley es transversal y genera una problemática enorme sobre la sociedad que sigue estigmatizando al consumidor y las personas que sin otros recursos quedan relegadas a la venta y transporte de estupefacientes. Es la demostración de la incapacidad del Estado para proteger a los más débiles y, en posición contraria, los persigue. Pero también en este momento de la sociedad que muestra avances de filosofía, es necesario plantearse los discursos y la tendencia punitivista que todos tenemos. El castigo históricamente muestra ser inútil para repeler un comportamiento y mucho menos para generar un cambio en la sociedad, será momento también de tener este tema en cuenta y entender que el punitivismo nos traza todos los fracasos que esperemos no nos tome otros diez años para cambiar.
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Portada: Foto de Marcelo Somma