Por Dios, por la Patria, sobre estos Santos Evangelios
“No pidas más que justicia,
Pero mejor es que no pidas nada”.
Almafuerte
Por Jorge Montero/El Furgón
La historia argentina de los Hooft empezó durante el primer gobierno peronista. El padre del juez había sido alcalde del pueblo holandés de Utrecht durante la ocupación nazi y hacia el fin de la guerra se sumó a los grupos de refugiados que buscaban asilo en Argentina.
Creció en Mar del Plata, donde aún permanece. En 1966 se graduó con medalla de honor en Derecho por la Universidad Católica. Era miembro de los grupos católicos y nacionalistas, que se reivindicaban peronistas, nucleados en la ultraderechista Concentración Nacional Universitaria, con presencia fuerte en La Plata y Mar del Plata desde 1975, y donde ocupó el cargo de secretario académico de la universidad estatal por la agrupación.
Al accionar de la CNU se le atribuyen una serie de secuestros y de actividades de amedrentamiento paramilitar en la ciudad. Y su sombra siempre estuvo detrás de lo que se bautizó como la “Noche de las Corbatas”, uno de los operativos coordinados por distintas fuerzas de seguridad en Mar del Plata entre 6 y 13 de julio de 1977 en contra de once personas, siete de las cuales fueron asesinadas.
Entonces, Pedro Hooft era uno de los recién llegados a la familia judicial marplatense. Hacía poco más de un año, el entonces interventor militar de la provincia de Buenos Aires, Ibérico Manuel Saint Jean, firmó un decreto para designarlo juez en lo criminal y correccional de la ciudad. Por eso, horas después del primer secuestro, Hooft recibía en su despacho el primer pedido de hábeas corpus.
El juez además era un asiduo visitante del centro clandestino “La Cueva”, de la Base Aérea de Mar del Plata. Una construcción semienterrada bajo la torre del viejo radar, dentro del perímetro militar, por donde paso la mayor parte de los detenidos políticos marplatenses.
La causa contra el juez Hooft tiene una matriz kafkiana. El expediente empezó en marzo de 2006 con una denuncia impulsada por la secretaría de Derechos Humanos de la Nación, entonces encabezada por Eduardo Luis Duhalde. Las querellas intentaron conseguir durante casi 8 años que se concretara el pedido de indagatoria al juez de instrucción marplatense. A esta altura, su caso era leído como uno de los expedientes paradigmáticos de la resistencia de la Justicia a revisar su complicidad con la dictadura. Hooft fue desarrollando, mientras tanto, una estrategia laberíntica basada en una batería de recusaciones, planteos de nulidad y rechazos, con la que consiguió aplazar la indagatoria.
Cuando esta se concretó, finalmente, y se llegó al jury de enjuiciamiento, el 28 de abril de 2014, se resolvió que el juez marplatense no había cometido los delitos de lesa humanidad que se le imputaron, lo restituyó en el cargo y le devolvió el porcentaje de los sueldos que no percibió desde que fuera suspendido, el año anterior.
Marta García de Candeloro, es sobreviviente de la “Noche de las Corbatas”, y fue secuestrada junto a su esposo asesinado en La Cueva, el abogado Jorge Candeloro, en julio de 1977.
Rememora cuando la trasladaron a la comisaría 4º en condición de “depositada” y a disposición de las fuerzas armadas. En este lugar se encontró con el magistrado.
La noticia de la visita del juez, explicó significaba para los detenidos la esperanza de que se iba a hacer algo. En su recorrida Pedro Hooft se detuvo frente a la puerta de su calabozo.
-“¿Quién está acá?”– preguntó frente a Marta. Por única vez, ella se animó a decir algo, un comentario fuera del reglamento:
–“Soy una mujer que está a disposición de las fuerzas armadas” –respondió. Agregando: “Soy la esposa del doctor Candeloro”.
No recibió respuesta. “Y escuchando los pasos del juez que se retiraba -explicó– sentí que eran los pasos de la justicia los que se marchaban”.
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Foto de portada: Comisión Provincial de la Memoria de Córdoba