Estar en el estómago de la bestia
Agustina Lanza/El Furgón – Yanina del Pilar Díaz, de 35 años, enumeraba los elementos que había dentro de su mochila ante oficiales de la Policía de la Ciudad. “Ropa, billetera, cargador, un cuaderno, toallitas, puchos, sube, llaves y auriculares. También tengo un libro, eso puede que los asuste”, les dijo con ironía. La grabación es de hace poco más un mes y figura en su perfil de Facebook. Transmitió en vivo el momento en que fue detenida, junto con otras personas, en el interior de un local de carteras y accesorios de la calle Pellegrini durante la represión del 14 de diciembre; día en que miles de personas se movilizaron al Congreso en contra de la Reforma Previsional. Las empleadas vieron como el negocio se llenó de policías con el paso de los minutos: eran al menos 20. Con las persianas bajas, para que no entrara ningún cliente, aguardaron más de dos horas hasta que los agentes los trasladaron a la Comuna 12.
Díaz no duda en decirlo: para ella fue una cacería. El 14 a las cuatro de la tarde, se tomó el subte y se bajó en Diagonal Norte para caminar hacia Avenida de Mayo y 9 de Julio. Lo primero que notó era que había poca gente. Muchos manifestantes se habían dispersado, descompuestos por los gases lacrimógenos; otros habían vuelto a sus casas. Entonces, los vio. “Por la calle Cerrito avanzaba un ejército de motos y de camiones hidrantes. Eran no sólo de la Policía de la Ciudad sino también de Gendarmería”, relató la joven. Lo que la intimidó aún más fue el ruido de las detonaciones de los disparos. Empezó a correr por el Metrobus cuando se dio cuenta de que estaban persiguiendo gente al voleo. “Era de película”, recordó. Ella, junto a tres personas que estaban a pocos metros observando la escena, intentaron esconderse en el local, pero no pudieron evitar ser vistos.
A las 8 de la noche, un cordón de Infantería los escoltó a un camión.“Separaron mujeres de varones y a nosotras nos llevaron primero. Pregunté varias veces a dónde íbamos y los oficiales se reían”, contó Díaz. Apenas se enteraron de lo que había pasado, sus amigos y amigas empezaron a difundir su foto y los videos que ella misma grabó. Es que Pilar, como todos la conocen, creó Madres Amazonas: una organización anarcofeminista que lucha contra las revinculaciones forzosas de menores con sus padres violentos. También da contención a mujeres que huyen de otras provincias o de otros países para dejar de ser perseguidas con sus hijos e hijas. Ella vivió esa situación en primera persona.
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Horas más tarde, en la Comuna 12, Pilar se enteró de los delitos por los cuales la acusaban: “intimidación pública, atentado y resistencia a la autoridad, daño a los bienes del Estado y lesiones a los funcionarios policiales”. Pasaron los días y no la soltaban. Al momento de su detención no encontraron ningún objeto contundente. Lo único que le secuestraron fue el libro que tenía en la mochila: “Prehistoria del Anarquismo” de Ángel Capelletti.
Al parecer el motivo de la retención se debía a una inconsistencia en su domicilio. Es por eso que el juez federal Claudio Bonadio le negó la excarcelación. De la Comuna 12 a Comodoro Py y de la Unidad Fiscal N°28 a la cárcel de Ezeiza. Los medios anunciaban que le habían otorgado la prisión domiciliaria al genocida Miguel Etchecolatz y Pilar pasaría la navidad en una celda porque sí. Le quitaron el derecho de poder lavarse los dientes o de recibir lo que le llevaban sus visitas. “Las mujeres no podíamos bañarnos porque los oficiales no querían que los otros detenidos nos vieran. Recién pude cuando estuve en el ingreso en Ezeiza. Conseguí elementos de higiene y mi mama me dio una tarjeta de teléfono y abrigo. Saber que estaban afuera que estaban haciendome el aguante me dio fuerzas”, dijo.
Pilar pasó año nuevo en su casa. La liberaron el 28 de diciembre y usó sus redes sociales para agradecer el apoyo y contar cómo se sintió estar en “el estómago de la bestia”, pero no dejará atrás lo que vivió: todavía quedan cinco personas presas del 19 de diciembre, la segunda represión que se desató también por el rechazo a la Reforma Previsional. Ellos son Juan Salomón Vallota, Esteban Rossano, Sebastián Giancarelli, Pablo Giusto y Diego Parodi. “Quiero que salgan ya. Nuestra situación procesal le sirvió al estado para sacarnos de combate, para quitarnos de las calles. Si caemos en cana de nuevo, no salimos mas”, insistió Pilar. Como los demás, buscará la manera de desatarse para seguir la lucha.