Asya Çem: “La vida dentro de la lucha es nacer todos los días”
Roma Vaquero Diaz y Leandro Albani/El Furgón – Asya Çem nació en el Kurdistán turco (Bakur) hace casi treinta años y, como ella misma lo cuenta, fue “asimilada por el Estado turco”, donde su idioma original, su cultura y sus tradiciones estuvieron negados y reprimidos.
Cuando habla, Asya enfatiza cada palabra, se apasiona y la distención de su cara llega siempre acompañada de una sonrisa. La charla con ella, que en la actualidad integra el Kongreya Star (Congreso Estrella) en el Kurdistán sirio (Rojava), se bifurca por varios temas y encuentra la unión en la actualidad candente que vive Medio Oriente. Sin embargo, sus ojos se vuelven más brillantes cuando se refiere a la liberación de las mujeres y a la recuperación de sus saberes, los cuales, dice, “permiten vislumbrar de qué manera los tiempos cíclicos de la luna femenina y de las cosechas aúnan los territorios cuerpo-tierra”.
Como miembro del Kongreya Star -la principal organización de mujeres de Rojava-, Asya recorre diariamente esa amplia región que comparte una extensa e impuesta frontera con Bakur. Pero la historia de Asya comienza mucho antes de la revolución que encabezan, desde hace más de cinco años, los pueblos del norte de Siria.
Negada su identidad en Turquía, Asya viajó a Europa y trató de asimilarse en esa sociedad. Pero sucedió otra cosa, como ella lo relata: “En Europa conocí que era kurda y hace 17 años que estoy luchando por la liberación de Kurdistán”.
En esta conversación, su historia personal se entrelaza, inevitablemente, con la realidad del pueblo kurdo, la lucha por su liberación, el combate a la opresión estatal, el desarrollo de un vigoroso y profundo movimiento de mujeres, y las victorias alcanzadas ante el Estado Islámico (ISIS), el grupo terrorista que puso en vilo a toda la región y encontró sus derrotas más estrepitosas al enfrentarse a las organizaciones de autodefensas kurdas.
Nacer todos los días
Para mí, la vida dentro de la lucha es nacer todos los días. Nuestra vida y nuestra lucha son muy ricas, porque hay muchas formas de luchar. Como individuos y como pueblo kurdo sabemos que tenemos un trabajo muy pesado. En otras partes del mundo también hay organizaciones revolucionarias que luchan como nosotros, a favor del ser humano. Nos gustaría darle un poco de trabajo a ellos (risas). La lucha ideológica es nuestra lucha principal y la más fuerte. Sabemos que sin el apoyo de los pueblos no podemos organizar una revolución. Nosotros hacemos nuestra autocrítica para conocer otras formas de lucha del mundo, porque hasta hoy en día no conocimos muchos pueblos, personas o partidos que luchan.
En la actualidad, Rojava es muy conocido, tiene mucho apoyo de grupos internacionales: ya murieron treinta internacionalistas y hay más de cien que están luchando. Hay un internacionalismo común en Rojava. Esos grupos ayudan y luchan para que Rojava tenga un sistema democrático. Ellos luchan más que los kurdos. En el mundo, los problemas son lo mismo. Cuando hay un problema con una mujer en Argentina considero que también es mi problema. Sabemos que este pensamiento e ideología no son solamente de los kurdos. Para esta ideología de liberación no existen fronteras.
El segundo Stalingrado
Sentí que si Kobanê perdía, perdía el ser humano, porque fue atacado por un sistema fascista. Por eso fui a frenar a los fascistas. Para mí, Kobanê es el segundo Stalingrado. Cuando llegué, trabajaba en lo que se necesitaba. En 2014, durante la guerra en Kobanê, vino mucha gente que no preguntó cómo era la situación de la guerra, sino que preguntaron cómo queríamos organizar un sistema confederal. El pensamiento de nuestro presidente Apo (Abdullah Öcalan) no es solamente para Kurdistán, sino para todo el mundo. Por eso la gente se interesa por esta idea y no por la guerra en Kurdistán. Hay que armar un sistema mundial y no sólo para un partido o para los kurdos.
La fuerza de la educación
En Rojava, cuando se arman comités para las asambleas en las comunas, le damos la mayor fuerza a la educación. Tenemos un sistema de democracia directa donde todos los pueblos tienen derecho a aprender. Por lo tanto, es importante crear un sistema de educación que sea para todos y todas. Antes Rojava tenía tres cantones, pero ahora son cuatro, y en todos los cantones, en todas las ciudades, en todos los barrios, tenemos un sistema de educación general y luego uno específico para los pueblos. Por primera vez, tenemos una universidad en Qamishlo. Es la primera práctica universitaria y se enseña economía, política y filosofía, sociología y temas petroleros. La universidad es para probar cómo va a funcionar el sistema de educación. La mayoría de los estudiantes son los que iban a otras ciudades a estudiar, a Alepo, a Damasco. Ahora vuelven a Kurdistán, pero no tenemos materiales en kurdo. Ellos estudian y preparan los materiales en kurdo para organizar la universidad.
Combatir la asimilación
En el norte de Turquía teníamos universidades pero el Estado cerró todo. Tenemos el Kongreya Star, que es el congreso de las mujeres, y el sistema del TEV-DEM (Movimiento de la Sociedad Democrática), que es la organización general de todos. El Kongreya Star tiene grupos de educación específicos para las mujeres. Dentro de los comités, en las asambleas, hacen un relevamiento de cuántas mujeres necesitan aprender a leer y a escribir. Así se organizan para el barrio, dependiendo la cantidad de mujeres y el nivel educativo, escuelas y sistemas educativos. Pueden ser que se organicen con el TEV-DEM o no, dependiendo de las características comunales.
Antes, el régimen de Bashar Al Asad y del partido Bass aplicaron la asimilación y sólo educaban en idioma árabe, porque el kurdo estaba prohibido. Es parecido a lo que pasó a los kurdos de Turquía, pero en Turquía la asimilación es más fuerte, porque el pueblo kurdo tiene prohibido hablar su idioma en sus propias casas. En Siria podíamos hablar en las calles y en las casas, pero no podíamos escribir ni leer.
Niños y niñas en guerra
En la mayoría de los pueblos hay armas y los niños ven esas armas. En los barrios, la mayoría de los juegos de niños y niñas son de guerra y eso no podemos frenarlo, porque la situación actual es de guerra y ellos y ellas ven y viven esa realidad. No es lo que deseamos pero la sociedad tiene que aprender el sistema de la guerra para sobrevivir. Tenemos dos cuestiones difíciles: una es la violencia revolucionaria que ejercemos. Los revolucionarios también utilizan la violencia, pero es un riesgo. La otra es que los pueblos de Medio Oriente tienen una tendencia a la violencia. A los niños de 10 años no les podemos explicar que la violencia es algo muy feo, porque nosotros también utilizamos la violencia. Ante los ataques de los enemigos necesitamos una defensa armada, pero es algo que no queremos. Pero los pueblos dicen que el único camino es la defensa armada. Queremos cambiar, que la defensa con armas pase a ser una defensa con la política, la diplomacia y la educación. Por eso, damos mucho apoyo a la educación y a la cultura para cambiar esta realidad de los pueblos, porque en los pueblos se piensa que la única forma de defenderse es de forma armada. Se piensa que si alguien no tiene un arma, entonces la diplomacia o la política no importan.
La democracia originaria
En Rojava no es como en otras partes de Kurdistán. En Siria, los kurdos no tenían ningún derecho, no podían integrarse al sistema educativo y siempre estuvieron por fuera del sistema. Por esa razón, no tenemos mucha información para armar un sistema y tampoco hay muchas personas para que trabajen en un nuevo sistema. El pensamiento del gobierno no era matarnos, sino que vivamos sin ningún derecho. Los kurdos de Siria no tenían ningún papel, no podían comprar tierras, casas o un auto. La mayoría no podía ir a la escuela, después de terminar la primaria tenían prohibida la educación. La sociedad y los pueblos que viven en Rojava no conocen otro sistema y no saben cómo funciona un sistema democrático, y sólo conocen el sistema del Estado-nación que es ejercido a través del poder. Entonces se preguntan si es posible armar un nuevo sistema, mejor que el del Estado. Siempre hay discusión dentro de los pueblos, porque hasta el día de hoy no tenemos un sistema basado en la democracia. En Rojava se está viendo qué funciona mejor y dentro de la sociedad hay muchas discusiones, y está bien que se discuta. Mucha gente se pregunta cómo el pueblo kurdo, al que considera atrasado, puede organizar un nuevo sistema, y en realidad es más fácil, porque no conoce otro sistema que el del colonialismo. En realidad, los kurdos viven en un sistema más democrático dentro de los pueblos, pero todavía no saben que es un sistema de democracia. La democracia entre los kurdos existe sin definirla como tal.
Construir una nueva sociedad
En 2014, preparamos un Contrato Social con todos los pueblos que viven en el norte de Siria, ya sean árabes, armenios y asirios. Todos aceptaron este Contrato Social, por eso están de acuerdo con el sistema que impulsamos. En la Federación del Norte de Siria tenemos tres idiomas: kurdo, árabe y asirio. Kobanê es 90 por ciento kurdo, la primera lengua es kurdo y la segunda árabe, pero cuando hay mayoría árabe es al revés. Vivimos en una situación de guerra y ahora organizamos todo lo necesario e importante que necesitamos. Por ejemplo, cuando liberamos Kobanê los alumnos arreglaron sus escuelas. Ahora tenemos miles de profesores.
En general tenemos un comité de educación y las maestros o profesoras son parte de este comité, pero tienen un sistema autónomo. Hay una unión de profesores y de profesoras que busca en los barrios y van enviando a los maestras, según las necesidades de los barrios. Ellos y ellas arman las escuelas. Hablan con los pobladores y organizan la escuela con la ayuda de todos. Si en un barrio hay una comuna, y dentro de ella hay varios comités, entonces los comités tienen copresidencias. Ellos y ellas buscan por varios pueblos y barrios y dicen cuántas escuelas se necesitan, escriben una nota al comité de educación de la ciudad para que le brinde ayuda, pero la organización de la escuela comienza en las bases.
Las raíces comunales
Los kurdos viven con sus raíces de un sistema de comunas y, hasta el día de hoy, decimos que es de la única forma en que podemos vivir para no morir. Nosotros queremos armar un sistema democrático y confederal, pero no significa que ahora lo tenemos. Puede ser que perdamos, porque no sabemos cómo va a cambiar la situación, pero estamos trabajando para eso. Cuando veo otros países, siento que el tiempo se paró, no funciona más, porque en Kurdistán el tiempo es muy rápido, todo cambia, tenemos todo por armar. La revolución no nos va a esperar a nosotros, entonces tenemos que trabajar muy rápido. En otros lados siento que el tiempo no funciona más, no corre más. En Rojava, el enemigo y el capitalismo también trabajan de forma rápida contra nosotros y nosotras, entonces veremos quién va ganar.
En la actualidad, la comuna central de Rojava está en Qamishlo, porque es la capital de la Federación. Ahora hay organizados cinco comités necesarios: defensa, salud, economía, educación y social. Las mujeres tienen su propio comité central, desde los barrios hacia arriba, pero de forma autónoma. Las mujeres tienen algunas cosas propias y diferentes, por ejemplo cuando arman una aldea de mujeres. Ninguna persona del TEV-DEM puede intervenir en ningún trabajo de las mujeres, pero las mujeres intervienen en todos los organismos e instituciones. En general, las mujeres son las que organizan y construyen el sistema.
La revolución de las mujeres
Una mujer lucha dentro de este sistema para lograr sus derechos y ahora en Rojava las mujeres pueden vivir libres. La mayoría de las mujeres piensan que es la primera vez que tienen un sistema y una organización para ellas. Es la primera vez que trabajan para armar un sistema y eso es una motivación muy grande, porque se sienten más libres que antes. Por eso están trabajando mucho. Se puede decir que las mujeres defienden el sistema más que los hombres. Decimos que es nuestro sistema y tenemos que cuidarlo. No es solo que las mujeres organizan el sistema y dicen que son libres, sino que la mayoría de los ataques son contra ellas. Las Casas de las Mujeres creadas en Rojava fueron atacadas muchas veces por los propios hombres de los pueblos, hombres kurdos o árabes machistas. La sociedad no quiere que las mujeres tengan más fuerza, entonces hay que luchar contra esta mentalidad. Cuando las mujeres miran que tienen un sistema libre se dan cuenta que antes vivían peor, los ataques eran todos los días. Cuando en el pasado había un problema familiar, los hombres no querían arreglar las cosas, pero ahora los hombres también se dan cuenta de los problemas. Las mujeres ahora tenemos una fuerza muy grande.
Luchar contra la mentalidad patriarcal
La mayoría de los hombres preguntan por qué le damos tanta fuerza a las mujeres, qué queremos hacer con las mujeres. En realidad, hombres y mujeres son iguales, pero antes las mujeres no existían, por eso los hombres piensan que ayudamos mucho a las mujeres. Cuando hacemos un balance, los hombres dicen que hay un problema. Cuando empezamos la revolución, luchamos contra la mentalidad de los hombres y fue algo muy difícil. Los hombres tenían mucha fuerza, y cuando se inició la revolución ellos querían más fuerza, pero les dijimos que no y entonces tuvimos que luchar contra esa mentalidad. Hoy en día ese pensamiento es menor, pero todavía subsiste. Los hombres no querían perder su fuerza dentro del sistema. Cuando ven que pierden su fuerza, entonces atacan con más fuerza a las mujeres. En algunos lugares cuando salimos en la calle, la mayoría son hombres. Nosotras organizamos a las mujeres y la mayoría de los hombres esperan que fracasemos. Y aprovechan esto para atacar a las mujeres. Esperan la oportunidad para destruir el sistema de las mujeres. En el capitalismo, las mujeres no tienen derechos, pero los hombres tampoco. Queremos que entiendan que ellos tampoco son libres. No significa que porque tengan fuerza sean libres. Esta mentalidad siempre quiere expandirse, crecer más, es una mentalidad de poder. Las organizaciones de las mujeres frenan a este sistema. Nosotras creemos que las mujeres pueden cambiar a los hombres con un nuevo sistema. Hace cinco años que trabajamos en Rojava para esto. Y ahora podemos ver que este sistema comienza a funcionar.