“Aparición con vida de Santiago Maldonado” fue un sólo grito en Plaza de Mayo
Florencia Cabral/El Furgón – A un mes de la desaparición de Santiago Maldonado ayer marcharon 50.000 personas para exigir al Gobierno su pronta aparición con vida.
Con la consigna “Vivo lo llevaron, vivo lo queremos”, Plaza de Mayo y sus diagonales se llenaron de estudiantes, militantes y personas independientes que pronunciaron en un sólo grito “¿Dónde está Santiago?”.
La concentración comenzó a las cuatro de la tarde, cuando miles de familias se amontonaron entre carteles que reflejaban el rostro de una persona que jamás conocieron, pero que, sin embargo, esto no les impidió reclamar por él, y así conocerlo, para saber que está vivo, por qué se lo llevaron y por qué el Gobierno no se hace cargo.
Luego de unas horas de espera, Sergio Maldonado, hermano de Santiago, leyó un comunicado en el cual aseguró: “Somos maltratados por la señora Ministra de Seguridad, que ha demostrado no estar capacitada para ocupar ese puesto y tampoco para esclarecer la desaparición de Santiago”. Sergio expresó: “Queremos que se investigue a todo el personal de la gendarmería que actúo el 31 de julio y el 1 de agosto”. Para concluir, remarcó una petición final: “A la señora Ministra de Seguridad, le pido que dé un paso al costado y que deje el lugar a alguien que esté realmente capacitado para poder brindarnos seguridad y no inseguridad”.
Al finalizar la lectura, la gente comenzó a desconcentrar, pero como era de esperarse, sucedió aquello que todos pensamos cuando llegamos a la Plaza y vimos que estábamos rodeados de policías.
Un grupo minoritario de jóvenes encapuchados, no pertenecientes a ningún partido político, incendiaron un tacho de basura, lo cual dio pie para que se baje la orden de desconcentrar y reprimir a todo aquel que interrumpa el paso de la Policía Federal. Sin escrúpulos y con la mayor impunidad existente, decenas de oficiales armados formaron filas inmediatamente y comenzaron a arrastrar hacia el Congreso, con gas pimienta, golpes, balas de goma y agua, a todas aquellas personas que estaban desconcentrando pacíficamente.
No importó si había niños, mujeres u hombres; no importó si no estaban haciendo disturbios y sólo querían volver a sus casas. La policía reprimió con el fin de demostrar su capacidad impune para operar con la mayor violencia posible hacia los ciudadanos. Además, la policía priorizó que los medios de comunicación reproduzcan el título que estaban buscando: “Los mismos que marcharon por la aparición de Santiago, también son unos terroristas armados”.
¿Qué arma puede tener un ciudadano que transita por la calle ante dos mil efectivos de la Policía Federal armados para desalojar y reprimir?
Hasta el momento, los detenidos son 30 y todavía se espera que sean liberados.
Septiembre comienza con 50.000 personas exigiendo que se respete el valor que se recuperó tras la vuelta de la democracia: ni un desaparecido más, ni represiones, ni persecución política.