La Revolución Ciudadana en uno de sus peores momentos
Lucio Garriga Olmo/El Furgón – En las últimas semanas, Ecuador volvió a estar en la primera escena política de toda América Latina. Lo fue también hace unos meses, cuando el oficialismo, bajo el binomio Lenín Moreno – Jorge Glas, venció a un conglomerados de partidos opositores, mayoritariamente de derecha, liderados por el ex banquero Guillermo Lasso, en segunda vuelta y por escasa diferencia. Volvió a estar bien arriba en la agenda internacional cuando Rafael Correa, líder histórico de la “Revolución Ciudadana” y presidente entre 2007 y 2014, abandonó el país y se fue a vivir junto a su esposa a Bélgica. Y hoy en día, lo es por la fuerte pelea que existe entre Correa y el propio Lenín Moreno, que ya provocó que el mandatario le quite todas las funciones al actual vicepresidente, Jorge Glas.
Correa designó a Moreno como su delfín y candidato para que continúe con su gobierno y sus políticas. Lo cierto es que el ex mandatario lo eligió para seguir aplicando políticas del propio Correa, para que siga su legado y no para que construya uno nuevo ni aplique políticas que atenten contra su “revolución”. Lo que no imaginó Correa era que Moreno iba a aplicar sus propias políticas. Al menos una diferencia entre ambos líderes era visible durante la campaña, teniendo en cuenta que Moreno se presentó como un continuador moderado y aseguró que iba a cambiar lo que estaba mal y que iba a mantener lo que estaba bien.
Lo que fueron pequeñas críticas de Moreno al gobierno de Correa durante la campaña electoral hoy en día parecen ser diferencias existenciales.
Primer round: Bucamarato y el diálogo nacional
Lenín Moreno se presentó ante el pueblo ecuatoriano como “el presidente de todos” que iba a “respetar a todos”. Desde el primer momento, entabló conversaciones con sectores de la oposición, incluso los más críticos a Correa, y los que denunciaron un fraude inexistente en las últimas elecciones. Este diálogo desencadenó en una de las principales críticas de Correa a Moreno: la denuncia del “bucamarato”.
Correa acusó muy duramente a Moreno de haberle “entregado” la Corporación Nacional de Electricidad a Dalo Bucaram, ex candidato a presidente por Fuerza Ecuador e hijo de Abdala Bucaram, quien fue presidente en 1996, destituido tras seis meses de gobierno por “incapacidad mental para gobernar” y cuya administración estuvo marcada por escándalos de corrupción. El propio Correa aseguró que jamás aceptaría dicho pacto y que si Alianza País no denunciaba la entrega era “mejor que deje de existir”. Fue un primer round muy caliente en una pelea que siguió y que todavía no terminó.
La primera diferencia entre Correa y Moreno era notoria: un primer presidente muy duro que se caracterizó por mantener poco diálogo con sectores opositores y un Moreno que fomenta un “diálogo nacional” con todas las voces. Ejemplo de esto es que el actual presidente no realiza más el Enlace Ciudadano (un programa de televisión conducido por el propio Correa), el indulto que le concedió a líderes indígenas acusados de “ataque o resistencia” a la autoridad bajo el anterior gobierno y las conversaciones iniciadas con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), suspendidas desde hace siete años.
Segundo round: críticas a la economía nacional, deuda externa y pelea con Glas
Recientemente, Moreno denunció públicamente la situación económica en la que se encuentra el país luego de los dos mandatos presidenciales de Correa. Este reproche ahondó aún más las diferencias entre los dos políticos. Según Moreno, esta situación se debe a la caída del precio del petróleo y de las materias primas a nivel internacional, la “apreciación del dólar” y por los “devastadores efectos del terremoto” del año pasado, que dejó más de 600 muertos. Además, criticó duramente la situación de la deuda externa del país, siendo el “desendeudamiento” uno de los logros de los que más se enorgullece el propio Correa.
Luego de los dichos de Moreno, el ex presidente reveló públicamente que el actual gobierno prepara un “paquetazo” (ajuste) contra el pueblo ecuatoriano. Moreno afirmó que “la situación económica requiere de medidas de austeridad”, pero que las mismas “no afecten a los más pobres de la patria”. Para reducir gastos, el gobierno anunció la venta de uno de los dos aviones que usa el Ejecutivo para el desplazamiento de las máximas autoridades y de los autos de lujos que posee. No obstante, algunos sectores denunciaron que se prepara una revisión de la Ley de Plusvalía, reclamada por sectores constructores y agroexportadores, y la creación de otra ley para permitir la repatriación de capitales alojados en el exterior.
A las críticas a Moreno se sumó el propio vicepresidente y hombre muy cercano a Correa (se especuló en un momento con que el candidato a presidente iba a ser él y no Morneo), Jorge Glas, quien denunció públicamente una “posible aplicación de un paquetazo contra mi pueblo”. Ante esta dura crítica, Moreno decidió retirarle a Glas todas las funciones que cumplía como vicepresidente a través del decreto ejecutivo número 100. De esta manera, Glas sólo tendrá la atribución de reemplazar al presidente Moreno en caso de ausencia temporal o definitiva. A pesar de que continuará como vicepresidente, Correa aprovechó la situación para volver a criticar a Moreno al denunciar que “el diálogo sólo ha sido para los que odian la revolución”, e instó a Glas a tomar dicha medida como una “condecoración”. Ante esta inesperada pelea, Alianza País se declaró en sesión permanente y llamó a la unidad nacional.
Esta pelea entre el presidente y el vice amenaza uno de los principales legados del gobierno de Correa: la estabilidad política. Cabe recordar que desde 1979 hasta 2006 ningún partido político logró ser reelecto y que el último presidente que terminó su mandato fue Sixto Durán Ballén, en 1996
Tercer round: lucha contra la corrupción
A lo largo de la campaña, Moreno afirmó que iba a luchar contra la corrupción en su gobierno y llevar ante la justicia a los implicados en hechos delictivos de la administración anterior. Uno de los más comprometidos en estos supuestos hechos delictivos es el mismísimo Jorge Glas, quien denunció una persecución política en su contra y es defendido por el propio Correa. El actual vicepresidente se encuentra bajo sospecha por dos casos diferentes y recientemente prestó declaración por ambos: uno relacionado con la constructora brasilera Odebrecht y otro por temas petroleros.
Según el diario brasilero O Globo, el ex superintendente de Odebrecht en el país entre 2010 y 2016, José Conceiçao, le habría pagado 14 millones de dólares a Glas, entre el 2012 y el 2016, y que el intermediario entre ellos fue Ricardo Rivera, tío del vicepresidente, también imputado. El propio Conceiçao llegó a un acuerdo con la justicia para reducir su pena y, debido a esto, hace unos días entregó unos audios de conversaciones que mantuvo con el entonces Contralor General de la Nación, Carlos Pólit, donde se lo menciona al propio Glas, quien afirmó conocer dichos audios pero sostuvo que los mismos no presentan ninguna prueba en su contra.
La otra causa por la que está siendo investigado el vicepresidente es el conocido “caso Singue”, en el cual se lo acusa del presunto delito de peculado (malversación de fondos públicos) en la adjudicación del contrato de exploración y explotación petrolera en el bloque Singue, en la Amazonía, por parte de un consorcio chino-ecuatoriano que no cumplía con los requisitos legales. La propia Contraloría del Estado anunció que hay indicios de responsabilidad de Glas y otros funcionarios del gobierno de Correa en dicho delito.
En la causa se investiga el contrato con Dygoil-Gente Oil Ecuador, firmado en 2012, para la explotación de dos millones de barriles de petróleo en un plazo de veinte años. Lo cierto es que tres años después de la firma, la contratista extrajo más de 4.700.000 barriles, es decir, un 244% más en un sexto del tiempo establecido. Además de esto, se investiga una serie de irregularidades que la empresa mostró a lo largo del período de adjudicación, pero que no fueron tenidas en cuenta por parte de las autoridades nacionales. Este acuerdo fue aprobado por los integrantes del Comité de Licitación Hidrocarburífera, entre los que se encontraba Jorge Glas.
A pesar de que por ahora sólo está siendo investigado, el vicepresidente se encuentra en el ojo de la tormenta y así se lo hizo saber Moreno. “Lastimosamente, ingeniero Jorge Glas, el dedo apunta cada vez más hacia usted”, aseguró el mandatario a principios de este mes.
La pelea no terminó
Las diferencias entre Correa y Moreno parecen profundizarse un poco más todos los días. ¿Continuará Moreno con las medidas que “hieren profundamente” y llenan de “dolor” a Correa? ¿El gobierno de Moreno aplicará un paquetazo que ataque los derechos del pueblo ecuatoriano?
Hay que destacar que el gobierno de Correa no dejó una panacea económica, principalmente porque no logró iniciar un cambio en la matriz productiva nacional y porque en la actualidad más del 90 por ciento de las exportaciones del país son materias primas. Además, a pesar del discurso correísta, la deuda pública nacional en el 2009 representaba el 11,8% y hoy alcanza al 26,7%. ¿La política de Moreno atenta contra la “Revolución Ciudadana” o Correa, en sus últimos años, también lo hizo? Los pueblos indígenas fueron un gran sostén de Correa en sus primeros años y luego le dieron la espalda por sus medidas ¿El diálogo que les abre Moreno es un ataque a la revolución?
Correa designó a Moreno para que continúe con el “correísmo” pero Moreno parece más interesado en empezar a aplicar un “morenismo”. ¿Son dos visiones distintas de la “revolución ciudadana” o el último no es “revolucionario”?