Apuntes sobre el policial negro y los Chicago Boys
Flavio Zalazar/El Furgón – ¿Podríamos hablar de la existencia de un clásico policial argentino? No en términos estrictos, ceñidos a la academia (Aulio Gelio, en el siglo II, acuñó el giro “escritor clásico” para contraponerlo al “escritor popular”). Nuestro país y su literatura nacen por el Romanticismo; el relato policial, también. Con el desarrollo de las grandes ciudades occidentales, a finales del siglo XVIII, germina el periodismo burgués y en él una narración que combina heterogeneidad de discursos: económico, político, moral, judicial, sexual, ficcional. Tampoco hay que olvidar la institucionalización de las guardias urbanas, hoy llamada policía. Aunque si entendemos “lo clásico” a las lecturas que convertimos en invariables frente a desiguales contextos o en salvaguarda a una eventual contestación, Ni el tiro del final de José Pablo Feinmann forma parte del concepto.
Editada por la editorial Pomaire en el año 1981, la novela atraviesa la historia de vida de un universitario trunco y militante “quebrado” llamado Ismael Navarro. El personaje de a ratos también escribe notas en magazines -cuentos de terror, simbólico de los años gestantes del texto-, y con su pareja, la cantante Susy Rivas malviven en el mundo del espectáculo nocturno, hasta que la propuesta de un ex compañero de estudios y militancia (juntos cursaron Filosofía de la Historia, estudiaron a Hegel, devenido éste ya en un tópico de la literatura del autor) lo muda en sobornador. La víctima: Alejandro Salas, arquitecto de fuertes lazos con la “rancia” oligarquía nacional y la dictadura. Es fácil saber cómo termina esto, máxime para quien frecuenta la literatura del autor. No es el objeto, sí las referencias constantes del texto que podemos significar. Entre las páginas 207 y 208 (en mis manos sostengo la tercera edición de editorial Legasa del año 1988) Feinmann las hace en relación de Salas con la Fundación Idea. Cabe apuntar la historia de dicha organización, quiénes la integran (o su cuadro de “honorarios”) y la razón social.
Ficciones verdaderas
“Me preocupa la situación política del país -decía Salas en la novela ante un auditorio circunspecto-. Lo que aquí faltan no son ideas sino hombres. Ideas sobran, y en todo caso, no hacen más que embarullarlo todo más de lo que está. En cambio, en Argentina, desde el 80 (entiendo que hace referencia a los gobiernos conservadores de finales del siglo XIX y principios del XX) que no existe una generación lúcida y organizada. Una verdadera clase organizada”. Y termina su alocución en el segmento con dos enunciados confirmatorios de su traza: “La Democracia es el vicio de Occidente” y “Si Occidente no se transforma en un Imperio, muere”. El Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (Idea), es una organización vigente desde 1960; en ella se forman los cuadros más conspicuos del gerenciamiento en el país, declarado esto en su razón social. Su objetivo es “trasladar las prácticas empresariales al compromiso económico, político y social”. En la actualidad, refiere la pericia “a un ámbito de integración y desarrollo de empresas y empresarios, constituyendo la voz activa, defensa de valores y difusión del rol, con capacidad de influencia en la agenda pública”. Frente a la opinión masiva opone su coloquio anual publicitado en periódicos, radio y televisión. Casual al contexto de la novela, la reunión del año 2017 será convocada desde la ciudad de Mar del Plata. Su inspiración ideológica, si no es obvia, es la del liberalismo, reconvenido, desde los años setenta, por el “alma mater” del instituto José Alfredo Martínez de Hoz hacia el neoliberalismo de los “Chicago Boys”.
Bajo las enseñanzas de Milton Friedman y Arnold Harberger realzan su credo (separación del Estado del control de áreas sensibles de la economía, reformas sociales armónicas a la economía de mercado, monetarismo) y toman al “Milagro de Chile”, en palabras del mismo Friedman, como norte. El cuerpo directivo actual es público en su página de internet y se compone de la siguiente forma:
Directorio 2017
-Presidente: Javier Goñi. Gerente general de Ledesma S.A.AI.
-Vicepresidente 1º: Gastón Remy. Presidente Dow Argentina
-Vicepresidente 2º: Gabriel Martino. Presidente HSBC Bank Argentina
-Secretario: Sergio Kaufman. Presidente Accenture S.R.L
-Tesorero: Juan Vaquer. Presidente Dupont Argentina
Directores regulares (entre las cabezas más salientes)
-Roberto Alexandre. Presidente y Gerente general IBM Argentina
-Rosario Altgelt. Gerente general LATAM
-Oscar Andreani. Presidente Andreani logística S.A.
-José Aranda. Accionista Grupo Clarín S.A.
-Hernán Dietrich. CEO Grupo Dietrich
-Ignacio Gonzalez García. Síndico Titular S.A La Nación
-Federico Rava. Presidente Telefónica de Argentina S.A
Vuelta al policial
Los géneros en literatura son una convención y además suponen el funcionamiento de una relación social. Esta es la segunda ascendencia del término “clásico”. La novela no trata de una proyección, ni de un mensaje anticipatorio; el autor, en un contexto asfixiante, hace el tema y esboza la ideología de los dueños de la tierra (gerentes del capital foráneo) que en la actualidad, como en ese entonces, es política pública (legitimado hoy en las urnas). La referencia a Idea lo confirma.
Existe un recurso que José Pablo Feinmann lleva casi a la perfección en el personaje del arquitecto Salas: el de la metonimia. En él condensa los humores de época y el lector contemporáneo intuye pasajes, tal vez leyendo la misma nómina directiva de Idea. Por eso, esta perfección literaria para volver a leer: “Salas, recostado contra un gran sillón, piernas cruzadas, un whisky en una mano, un cigarrillo en la otra, rostro serio, cejijunto, expresión trascendente, sabia, como si estuviera exactamente del lado del bien y del mal, o no: como si estuviera exactamente del lado del bien y la verdad hubiese elegido sus labios para aparecer en el mundo, hablaba con una voz ligeramente ronca pero convincente. Quizás llegué a envidiarlo en ese momento. Reposaba sobre su ideología oficial como quien hace la plancha de cara al sol en una lujosa piscina”.