INCAA, la película
Juan Mascaró*/El Furgón – En un país en movilización permanente, los trabajadores audiovisuales, estudiantes de cine, directores, productores y actores se suman con un fuerte reclamo frente a los intentos del gobierno de desmantelar el INCCA y la escuela pública de cine.
Escena 1
Fue una inauguración inusual para el BAFICI, con la sala 1 del Cine Gaumont con apenas 15 personas. Nani Moretti, el invitado internacional, pasando raudamente. La calle colmada de cientos de cineastas, trabajadores del cine, en la coyuntura más movida que haya tenido el mundo de la cultura en muchos años. En medio de la mesa de informes, entre catálogos con olor a nuevo, aterrizaba un enorme buitre que simbolizaba las grandes empresas que vienen por el fondo de fomento cinematográfico y un grupo de zombies representados por estudiantes de arte, con anteojos 3D y banderitas del PRO, ironizaban sobre el espectador-votante medio de la derecha en Argentina. Si hay algo que hizo gran parte de la comunidad del cine por estos días es levantarse de la cómoda butaca y salir a caminar, levantadxs por una patada en el culo (1). En ese camino se encontró con otrxs. Uno de esos otros somos los documentalistas, que casi no tuvimos tiempo de sentarnos estos años, consiguiendo y sosteniendo derechos. Solidarizando el acceso a la información, impulsando la difusión y distribución de los films documentales en diversos espacios, muchos surgidos del estallido social de 2001, peleando por la creación de archivos públicos que almacenen la historia audiovisual, disputando lugares en los jurados para poner sobre la mesa otros criterios en la selección de proyectos. En definitiva, interviniendo en las políticas públicas, esas que el temporal macrista que nos amontonó amenaza con barrer de un plumazo. Así creamos, desde DOCA, RDI (2) y otras asociaciones, la Asamblea Abierta de Documentalistas.
Escena 2
Se reparten carteles de apoyo a la ENERC y al INCAA. Todos miran un cartel antes de agarrarlo y levantarlo. Estuvimos bastante fragmentados durante largo tiempo, todos defendiendo alguna porción del todo, pero al final muchos levantan los carteles.
La ENERC es la escuela pública de cine, dependiente del INCAA, cuyo rector, Pablo Rovito, renunció hace unos días, en medio de versiones poco claras acerca del manejo de fondos públicos, pero con un amplio apoyo de la comunidad académica de la escuela (3).
Escena 3
Si uno busca un día en que la cosa se puso fea es imposible encontrarlo. Tal vez sea como dijo el actor Darío Grandinetti cuando le preguntaron esta semana por el conflicto del INCAA: “Con un gobierno neoliberal uno está obligado a estar en permanente estado de movilización y asamblea”. ¿Habrán sido los despidos en medios públicos y privados desde el inicio de la gestión PRO? ¿La drástica reducción del trabajo de productoras y señales pequeñas? No. Todavía no. Creo que hasta allí muchos cineastas, no sin mirar desde cierta altura, se sentían todavía a salvo. De hecho, el nombramiento de Casetta, un productor de películas taquilleras, sólo fue cuestionado por un sector y la “gran industria” le allanó el camino al sillón del INCAA.
En la página 44 del “Documento de Trabajo” número 123 de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), titulado El Sistema Tributario Argentino. Análisis y evaluación de propuestas para reformarlo se aconseja la eliminación del 10 por ciento incluido en las entradas de cine, según la Ley 17.741, que integra aproximadamente un 40 por ciento del Fondo de Fomento Cinematográfico, administrado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.
Sí. Ese fue el día. Podíamos perder un porcentaje del fondo de fomento cinematográfico por consejo de una consultora privada que aconseja, como no puede ser de otra manera, lo que conviene al sector privado. Ante la alarma de la industria, los ministros Avelluto y Dujovne aseguraron que “ese 10 por ciento no se va a eliminar”, sin decir que FIEL también aconsejaba la eliminación del “impuesto a los servicios de Comunicación Audiovisual que tiene alícuotas variables por actividad” (el canon que pagan las empresas por el uso comercial de las frecuencias públicas de radiodifusión en Argentina). Este impuesto aporta el otro 60 por ciento del Fondo de Fomento (4). Sí, ese fue el día en que los que les creían dejaron de hacerlo.
Escena 4
Cacetta al frente del INCAA era un CEO de Patagonik. Un rostro desconocido para la mayoría de la población, sólo revelado en el marco de una burda operación de prensa. En particular, lxs documentalistas tuvimos muchas diferencias con él: privilegiaba un modo de producción a la medida de los grandes. Pero defendió la autarquía, se negó a despidos masivos que le pidió el macrismo al inicio de la gestión y es verdad que cierto sector de la industria (no los documentalistas, que producimos el 50 por ciento del cine nacional y no fuimos consultados) consensuó su nombramiento. Ahí se encuentra un primer error que deben revisar los privilegiados del cine: ven el todo dónde sólo hay una parte, y Cacetta no construyó la necesaria fortaleza política. A la vez, el sector que representan Avelluto y el vice Ralph Haiek (factores sustanciales de su retirada) es macrismo duro y puro. Campanella, el más importante promotor de Cacetta, debería hacer una profunda autocrítica. Su postura pública de “indignado” por la “corrupción” y la “política” (desplazando el debate sobre las políticas públicas siempre para después), se le volvió en contra y se le cayó encima como un piano desde el décimo piso. Y ese piano nos pegó en la cabeza a todas y a todos.
Escena 5
Hace una semana -es increíble todo lo que pasó en esta semana- en el programa televisivo Animales sueltos (ahora rebautizado Animales muertos por un ingenioso productor), Eduardo Feinmann señaló al presidente del INCAA y a Rovito como responsables del manejos espurios, argumentando con una seguidilla de datos que el mismo Campanella calificó, horas después, como “burda opereta” (5), en la que se confundían nombres y cargos de una manera llamativa. Esto precipitó una renuncia forzada de Cacetta. Luis Puenzo, un director de prestigio (6) que ha resultado una de las voces más lúcidas del conflicto, caracteriza la operación como una práctica típica de la mafia en versión medio electrónico siglo XXI: “Le avisaron en vivo por la tele lo que le podían hacer si no renunciaba”.
Escena 6
Se ajusta el sonido, se improvisa una plataforma para dirigir la palabra, se pide que se acomoden los parlantes porque al fondo no se escucha. No alcanzan los parlantes. No esperábamos tanta gente. Hay mucha juventud, los estudiantes de cine y artes desbordaron la convocatoria. Algunxs vienen de lejos porque decidieron en sus propias asambleas apoyar la movida. Hablan. Y dicen.
Escena 7
La expulsión de Cacetta tuvo dos efectos.
El primero, rápidamente dejado atrás, fue la circulación por pasillos y reuniones de sus “viudas”, como algunos lxs llamamos. Eran integrantes de la industria del cine que ensanchaban sus virtudes y decían que no podía haber un INCAA sin Cacetta.
El otro, más sano, un repudio generalizado a los métodos y objetivos últimos del gobierno. Un enojo a prueba de “grietas” que unió a oficialistas y opositores. “Cacetta es lo de menos, vienen por el fondo de fomento”, fue la reflexión que cruzó a las distintas asociaciones que, algunas desde el vamos y otras cuando no quedaba otra, se sumaron.
Escena 8
De fondo se escuchan bocinas, pensamos que son los automovilistas porteños, tan poco cariñosos con las protestas callejeras en esta noche de lluvia que se esconde, como Avelluto. Pero no. Es una manifestación de motoqueros que pasa por el costado del acto frente al Gaumont y saluda la actividad con afecto. Le pregunto a Claudio Remedi, documentalista y docente de la ENERC, que está al lado mío, si sabe qué reclaman. “No. Es un momento muy convulsionado del país”, me contesta.
Escena 9
Marzo de 2017 fue un mes de movilizaciones multitudinarias y abril no da tregua.
El jueves 13 de abril, una multitudinaria asamblea, integrada por referentes de la industria audiovisual argentina, se autoconvocó en la sala 1 del cine Gaumont, frente a la Plaza de los Dos Congresos. Allí se expresó el rechazo por las medidas que el Gobierno tomó en el INCAA y la ENERC, y se debatieron los pasos a seguir. El punto de partida de la histórica asamblea, hay que decirlo, fueron los estudiantes y docentes de la ENERC, que el miércoles a última hora, a raíz de la operación mediática que también involucraba a su rector, generó la convocatoria a otra aún mayor que involucrará a todos los sectores y que servirá como muestra de fuerza y unidad. En ese cine que tantas veces poblamos con nuestras películas, esa tarde estuvo todo el espectro del quehacer cinematográfico, desde asociaciones de documentalistas como DOCA y ADN hasta las entidades que nuclean a los sonidistas (ASA) y a los directores de fotografía (ADF) (7) y SAE (Sociedad Argentina de Editores), SICA (Sindicato de la Industria Cinematográfica Argentina), CAIC (Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica) y Red Argentina de Festivales y Muestras Audiovisuales (RAFMA), entre otros. Por los actores tomó la palabra Edgardo Nieva, quien señaló: “Los argentinos no podemos tener un Ministro del Cultura como Avelluto, que atropella nuestros derechos”.
Un productor dio cuenta de la paradoja que implicaba estar en un cine sin butacas libres y con público en el piso, y que el motivo no haya sido ver una película. Muchos veníamos de una práctica asidua de organización; para otros era una pericia olvidada o, simplemente, la primera vez. El sentimiento de desazón e incertidumbre fue dejando paso a la fuerza colectiva y la claridad de compañeros que encaminaron el proceso, ocupándose de que todos expresaran su parecer y poniendo en común los lineamientos de los discursos de los oradores. Se decidió pedir la vigencia de Ley de Cine y de la autarquía del INCAA, y la elaboración de un nuevo Plan de Fomento que amplíe el espectro de producciones. Que la elección del nuevo mandatario sea el resultado de una elección democrática y representativa. Y una manifestación de repudio en el marco del BAFICI, en su 19° edición, que ocurrió este miércoles.
Escena 10
Y aquí estamos, los oradores se suceden, se reconstruye la historia de luchas anteriores para dejar sembrado que no nacimos de un repollo, y que es necesario clarificar a dónde debemos dirigir nuestra energía y atención, y porque no debemos perder la práctica colectiva de encontrarnos y auto-organizarnos.
La directora y productora Alejandra Guzzo hace una buena síntesis, aporta información que no todos tienen. Hay una labor pedagógica que hace la diferencia en estos procesos de organización.
AUDIO Alejandra Guzzo: https://mx.ivoox.com/es/alejandra-guzzo-audios-mp3_rf_18245460_1.html
El BAFICI ya no inaugura con brillo. Es un expectante telón de fondo de esta protesta que nos tocó protagonizar. Los fotógrafos del festival nos sacan fotos. Levanto un cartel que preparamos en la comisión: “BAFICI protesta”. Tiene la cara de Herzog, el documentalista alemán cuya última hazaña fue ir tras la erupción de los volcanes en su muy vista Into the inferno (2016). El texto, arriba de su rostro, dice: “El volcán está por hacer erupción y no me liberan la cuota”. Se le ocurrió a un compañero. Critica la lentitud en los pagos de las cuotas del INCAA con el actual plan de fomento, y el parate que significan estos verdaderos golpes institucionales para todos los procesos administrativos al interior del instituto que, en definitiva, son películas que se detienen.
Escena 11
Ya es tiempo de desconcentrar. La marea se dispersa. Algunos se van al cocktel del festival a ver si pueden finalmente dar con Nani Moretti (8), un hombre “de izquierdas” que puede ser un excelente aliado de estas luchas. Bien dice Andrea Mallimaci: “Toda esta discusión se da en un momento en el que la industria audiovisual (yo agregaría no sólo la industria, porque hay quienes no somos industria ni queremos serlo, y también filmamos) estaba intensificando la demanda por la regulación de los contenidos audiovisuales extranjeros por medio de plataformas que no producen ni tributan en el país. Y aunque este debate corre el eje de la discusión (menudo triunfo de los grandes jugadores), tiene que ver con la misma incógnita, la que se pregunta por el rol del Estado en cuanto a los contenidos audiovisuales que promueve, garantiza o destruye. Dejar jugar libremente a actores trasnacionales, incentivar (por acción u omisión) la penetración de contenido extranjero, quitar subsidios a las producciones nacionales, en algún punto, son diferentes formas de decir lo mismo” (9).
Sería un buen final para esta nota, pero no para esta lucha que recién comienza y puede ganarse.
Notas:
(1) En el campo audiovisual, el cine tiene un marco privilegiado: una ley nacional regula su producción, fomento y distribución. Suerte de la que no goza la televisión, ni la música, ni el teatro a nivel estructural. En definitiva, una política pública destinada a la cultura que en Argentina no tiene punto de comparación. La letra de la ley no sólo declara la autarquía del Instituto, sino que además fija los mecanismos de financiamiento de la actividad – Fuente: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/a-quien-le-importa-el-cine-argentino/#sthash.JhBsu27B.dpuf
(2) DOCA, Documentalistas de Argentina http://docacine.com.ar/wpress/ y RDI, Realizadores Integrales de Cine Documental http://rdidocumental.com.ar/
(3) Un buen resumen de la gestión de Rovito al frente de la escuela en este texto de Adrián Muoyo director de la Biblioteca y Centro de Documentación que funciona en la escuela https://recursosculturales.com/adrian-muoyo-pablo-rovito-enerc-incaa/
(4) El Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) es un ente autárquico público no estatal, es decir, es un ente que se autofinancia y no recibe una partida del Presupuesto Nacional. La retribución que hace el cine subsidiado por el INCAA vuelve al Fondo de Fomento a través de gravámenes especifìcados en la Ley de Cine, como el 10% de cada entrada de cine vendida y el 25% de la recaudación del ENACOM (ex AFSCA) la cual se consigue por impuestos que se cobran a empresas privadas de radiodifusión en el país (Ley 26.522). Esas empresas incluyen los canales de televisión abierta y los proveedores de televisión por cable y satelital. Fuente http://lacosacine.com/cine/10431/el-ataque-al-incaa:-guia-practica-para-entender-la-situacion-actual-del-cine-argentino
(5) La Academia de Cine argentina, de la cual Campanella es vicepresidente, suscribió hace unos días un comunicado en el que destacó que la llegada de Cacetta al INCAA había sido a partir de “un consenso general de toda la industria, que postuló su nombre en una asamblea democrática en acuerdo con el Ministerio de Cultura de la Nación, en un hecho sin precedentes en la cultura nacional”.
(6) Luis Puenzo es un director y guionista de cine argentino. Obtuvo el Óscar a la mejor película extranjera en 1986 con su primer largometraje, La historia oficial, una historia acerca de los desaparecidos por la dictadura argentina.
(7) Tomó la palabra por ADF Félix “Chango” Monti, uno de los más prestigiosos del país, que dijo “Todos sufrimos este golpe. Se ataca a la cultura y la libertad de trabajar. Estamos unidos a la ENERC, a Rovito, al INCAA y a la posibilidad de un país libre”.
(8) Moretti declaró al diario Clarín: “Recién llegué. Escuché que los organizadores del festival tienen una gran preocupación por una manifestación que se hará esta noche. ¡Pero es sólo una manifestación! Hay demasiada agitación por eso” https://www.clarin.com/extra-show/cine/nanni-moretti-podria-vivir-filmar-ver-peliculas_0_HkN7HurAe.html
(9) http://www.revistaanfibia.com/ensayo/a-quien-le-importa-el-cine-argentino/
*Juan Mascaró es documentalista, miembro actual del Grupo Cine MalDito, integrado a DOCA (Documentalistas de Argentina). Licenciado en Comunicación Social, egresado de Montaje Cinematográfico en la ENERC-INCAA. / Artículo publicado en el portal Lanzas y Letras Fotos de la movilización: Pablo Bochard