El monte inundó la ciudad
Tomás Astelarra, desde Córdoba/El Furgón* – Más de 20.000 personas llenaron las calles y plazas de la ciudad de Córdoba para reclamar en contra de la reforma de la ley provincial de bosques y exigir un proceso participativo.
Los jipis campesinos bajaron del monte cordobés. “Somos el monte que marcha”, decían los cantitos entre cuerdas de candombe, ballets de baile afro, coloridos disfraces, niños con brotes de algarrobos y un sin fin de gestos de una inusitada marcha en el centro de Córdoba.
“Tenían razón los diputados, somos diez gatos locos, esto es un papelón”, se agarraba la cabeza el miembro de un radio comunitaria sobre las cinco y media de la tarde (la marcha estaba convocada a las seis). Después de las 4.000 personas que se acercaron en diciembre a la ciudad para manifestarse en contra del tratamiento en la legislatura de la reforma de la ley provincial de Bosques (que con sus modificaciones básicamente da vía libre al avance inmobiliario y empresarial sobre el 3% restante de bosques nativos de la provincia), la Coordinadora en Defensa del Bosque Nativo (Codebona) venía planeando durante todo el verano una masiva movilización para el 1 de marzo. Se hicieron festivales culturales, cortes de calzadas, volanteadas, juntadas de firmas, y un sin fin de actividades autogestivas para concientizar a la población. También fue de gran ayuda la campaña que tomó en cuerpo propio el actor José Luis Serrano, creador del famoso personaje Doña Jovita.
Decenas de organizaciones que ya venían trabajando en temas “ecológicos” como el drama de las inundaciones en Sierras Chicas (producto del desmonte), los basurales a cielo abierto (por ejemplo en Santa Ana) o los proyectos megainmobiliarios (como la Asamblea Traslasierra Despierta en Nono), sumadas al Movimiento Campesino de Córdoba, se aglutinaron en la Codebona con reuniones semanales en diversos pueblos de la provincia. Además de militantes, técnicos, campesinos, medios alternativos y personas que nunca antes se habían acercado a una organización popular, había asesores de legislatura y hasta algún diputado. Sobre la mitad de febrero la angustia crecía. El gobernador Schiaretti había abierto la legislatura provincial casi sin menciones al proyecto de ley, pero se sabía que la reforma de ley se podía aprobar en cualquier momento debido a los fuertes intereses empresarios. Los asesores pusieron paños fríos mientras describían las internas de la legislatura, donde la fuerte movilización y el supuesto costo político que esta implicaría, había determinado que el gobernante Unión por Córdoba no estuviera dispuesto a aprobarlo en solitario.
El secretario nacional de Medio Ambiente, Sergio Bergman, había viajado para disciplinar a la tropa de Cambiemos en la provincia, renuente a dar su voto positivo a la norma. También había viajado el diputado nacional Juan Carlos Villalonga, de Cambiemos y ex integrante de Greenpeace, que advirtió que la modificación en Córdoba prácticamente daba por tierra la ley a nivel nacional (la 26.331, de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental, presentado por Miguel Bonasso y aprobada en febrero de 2009). Ya la ley aprobada en Córdoba (Ley de la provincia de Córdoba sobre Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos 9.814) y que supuestamente reglamentaba la nacional, había contado con varias irregularidades. Entre otras, la de obviar el proceso participativo que estipulaba la normativa nacional. Después de seis meses de trabajo del Comité de Ordenamiento Territorial del Bosque Nativo (COTBN), la legislatura de Córdoba aprobó una ley y mapa territorial diferente al propuesto. La obligación que plantea la ley nacional de actualizar ese mapa cada cinco años fue la excusa que el gobierno cordobés (una de las provincia más afectadas por el avance de la soja, tala de montes y negocios inmobiliarios, entre otros males) encontró para avanzar aún más sobre las llamadas “zonas rojas” de preservación del bosque nativo, permitiendo el “rolado” o desmonte del monte bajo (entre otras iniciativas). Unas 400 personas se acercaron al pueblo de Río Seco para impedir una audiencia pública ilegal que pretendía simular la participación ciudadana. A la semana había 4000 personas alrededor de la legislatura.
El 1 de marzo, la Codebona planteaba reunir 10.000 personas como una muestra de fuerza y para ejercer mayor presión sobre el poder político. Las diferentes organizaciones en los valles de Sierras Chicas, Punilla, Paravachasca, Calamuchita y Traslasierra, agitaron la movilización y de diferentes maneras consiguieron los fondos para contratar colectivos. Por más que se planteó la articulación con organizaciones urbanas y movimientos estudiantiles de Córdoba Capital, dos situaciones atentaron contra la participación de los capitalinos. En primer lugar, la nutrida agenda de movilizaciones que ha impuesto el gobierno de Cambiemos entre despidos y recorte del gasto social. En segundo, las diferencia de criterios a la hora de la movilización. Ya en diciembre de 2009, la irrupción de los jóvenes “piqueteros” que intentaban dar seguridad a la marcha de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) había generado un importante conflicto. Muchos ambientalistas ven como “violentos” los métodos de las organizaciones territoriales urbanas. “Es la dictadura de los jipis”, se quejaba un antiguo militante barrial cordobés ante las indicaciones de la Codebona de no usar pañuelos ni pintar las paredes. Para ese entonces, el punto de encuentro en Cañada y Colón ya contaba con una nutrida masa de jipis cordobeses, que con su impuntualidad habitual comenzaron a cortar las calles, avanzando por el centro cordobés en una marcha que con otros coloridos y formas irrumpió en el corazón del establishment provincial con la fuerza que suele tener la ya clásica “Marcha de la Gorra” contra la represión policial. Nuevo o diez cuadras de barbudos y coloridas campesinas neorurales y sobre el fondo un pequeño grupo de banderas de partidos de izquierda y organizaciones urbanas. También una nutrida columna del movimiento campesino, incluyendo los jinetes de “El Monte Cabalga”, integrado por gentes del Pueblo Nación Comechingón que llegaron en tropilla desde La Cumbre. En la Plaza San Martín los esperaba un escenario donde dos locutores acercaban consignas acerca de la reforma de la ley de Bosque a los desprevenidos capitalinos cordobeses. Allí se presentaron también los artistas que participaron de la marcha: Doña Jovita, el Churly Corroza, Rally Barrionuevo, José Luis Aguirre y Yamila Cafrune, entre otros.
Los integrantes de la Codebona leyeron el manifiesto donde volvieron aclarar: “Somos el monte que marcha”. Un desprevenido policía aseguró que había 40.000 personas, los periodistas alternativos tiraban 20.000 almas. ¿Que importan los números? El poder político y empresario había vuelto a ser jaqueado, se había saltado el cerco informativo. Los grandes medios provinciales y nacionales se tuvieron que hacer eco, al igual que la numerosa marcha que en Bolsón convocó 10.000 personas en contra del megaproyecto inmobiliario de Joseph Lewis, mostrando al “jipismo ecologista” como un nuevo factor de protesta social en la Argentina. Uno más de las numerosas fuerzas que siguen intentando ese otro mundo posible de los zapatistas, ese mundo donde quepan muchos mundos. Enfrente los de siempre: los que quieren mucho para unos pocos y poco para la gran mayoría, los que siguen intentando con sus discursos disimular una democracia corrupta que al igual que sus tierras arrasadas comienza a sentir los rigores de la marea popular, las inundaciones de descontentos, de conciencias que empieza a crecer como renovales de algarrobo. Al día siguiente en la Secretaría de Ambiente, se agregaron más de 8.000 firmas de vecinos y vecinas de Córdoba que se sumaban a las 5.800 adheridas al expediente que exige una participación ciudadana real para el armado de una nueva ley de bosques. Al igual que en diciembre, la Codebona volvió a aclarar que este es sólo el principio de la lucha. De muchas luchas. Por los barrios, algún pibe de gorra tarareaba esa del Cabra que dice: “Los mejores los únicos, los métodos piqueteros. Corte de ruta y asamblea, que en todos lados se vea el poder de la clase obrera”.
*Fotos: Colectivo Manifiesto Córdoba