El poema que vuelve
A doscientos sesentaisiete años de la aparición de “Correspondencias”, obra insigne de Charles Baudelaire, aún hoy podemos entrever sus resonancias, en un mundo invadido de pantallas.
Charles Baudelaire (1821-1867) fue un poeta, traductor y crítico de arte francés del siglo XIX al que se podría definir como el precursor del movimiento simbolista. El poema Correspondencias, texto que acciona como una poética dentro de su obra, marcó una vía, no solo para los simbolistas, sino también para los diferentes movimientos de vanguardia que transformaron, a partir de sus concepciones estéticas, la lírica que heredarían los poetas del siglo XX y XXI.
Influenciado por Edgar Allan Poe, a quien traduce, Baudelaire sintetiza en su figura el concepto romántico de escritor, pero también de intelectual, imbuido y partícipe de los cambios sociales que desembocaron en los hechos de la comuna de París.
El poema con el que abre el libro titulado Las flores del mal– obra que le valió cárcel, censura y persecuciones-, es precisamente el que presentamos:
Correspondencias
La natura es un templo donde vivos pilares
dejan salir a veces sus confusas palabras;
por allí pasa el hombre entre bosques de símbolos
que lo observan atentos con familiar mirada.
Como muy largos ecos de lejos confundidos
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la noche, como la claridad,
perfumes y colores y sones se responden.
Hay perfumes tan frescos como carnes de niños,
dulces como el oboe, verdes como praderas,
y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,
que la expansión posee de cosas infinitas,
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes del alma y los sentidos.
La musicalidad que presenta el poema en francés, se pierde al ser traducido. Esta referencia a la parte formal del poema es importante también para ver cómo en Baudelaire convergen varias corrientes poéticas ya que la atención a la forma, a la perfección estructural, era un principio clásico; pero la temática medular en los versos, que evocan un idílico paraíso, es traída desde el más puro y primigenio romanticismo.
Ahora bien:¿qué nos dice su lectura hoy?
Casi como “ecos lejanos” resuenan estos versos, confusos, sin lugar a dudas, pero muy íntimos a la existencia; tanto que uno puede realizar una sensible traducción, conjetural, y afectada a nuestro tiempo. Ésta podría decir:
La Naturaleza es un templo, nos aseveró Baudelaire.
Ella deja brotar confusas palabras, en las que hoy el hombre se caga.
Paseamos a través de un bosque de pantallas
que observamos y nos observan con mirada de algoritmo.
Como prolongados flasheos que de lejos confunden
pasa gato por liebre y cualquier celular entretiene
Basta el Samsung, como el Nokia o Motorola,
Las ansiedades se responden.
Hay aromas frescos, como ilusión de portátil rápida
Suaves cual manzanitas, verdes como las praderas,
Y otros, corrompidos y de fabricación China.
Que tienen estas pantallas,que atraen tanto, casi obseso
Como el auto, la moto, o un amante,
Que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos,
Tal lo pensaría el poeta